Ucrania: la crisis en las negociaciones y la continuidad de la guerra

Negociadores estadounidenses, europeos y ucranianos

Las negociaciones en desarrollo para poner fin a la guerra en Ucrania se han complicado hasta el punto que Estados Unidos planteó la posibilidad de abandonar esas tratativas. En paralelo, el nuevo gobierno alemán evalúa el envío de misiles Taurus para apoyar a Kiev. El planteo de una tregua temporal de Pascuas naufragó.

¿En qué escenario nos encontramos? 

Bloqueos

Como primera cuestión, el acuerdo de cese al fuego por 30 días sobre instalaciones energéticas acordado entre Rusia y Estados Unidos que ahora está terminado, y que supuestamente Ucrania aceptó, fue violado por la parte ucraniana prácticamente todos los días desde su entrada en vigencia.

La parte rusa afirma no haber quebrantado el acuerdo de cese al fuego energético, por lo que no está claro qué hará Moscú de cara al fin de la malograda tregua, cuando el sistema eléctrico de Ucrania se encontraba en crisis por los bombardeos rusos. Por lo pronto, se confirmó por ambos bandos un ataque ruso a infraestructura energética.

Por otro lado, las iniciativas en torno a un acuerdo de cese al fuego entre Estados Unidos y Rusia en el ámbito del mar Negro llegaron a un punto muerto. Es que la parte rusa exigió, como parte de sus condiciones, el levantamiento de las sanciones a los bancos rusos, es decir su reconexión al sistema interbancario swift.

Esta petición rusa, claro está, se fundamenta en que, de no ocurrir el levantamiento de las sanciones a Rusia, el cese de las hostilidades en el mar Negro sólo favorecerá económica y militarmente a Ucrania porque, como ocurriera con el acuerdo alcanzado en el 2023 en el marco de las conversaciones propiciadas en Estambul por el gobierno de Erdogan, si los barcos de Rusia pueden navegar con cereales pero no pueden cobrar el pago del cargamento en los bancos rusos ni contratar seguros de navegación, no tiene sentido alguno la exportación de granos rusos.

Si bien Estados Unidos declaró que estudiaría las sanciones a los bancos rusos, e incluso Marco Rubio planteó públicamente que era necesario replantearse la estrategia global de sanciones, lo concreto es que una reconexión al sistema Swift es inviable en términos operativos sin el concurso de los países de la Unión Europea, los cuales ya dejaron claro que no iban a proceder a tal levantamiento de sanciones, no solo en el marco de una desescalada, sino tampoco “después de que cesen los combates” (Reuters 5/4/25).

Por otro lado, es necesario considerar que, al mismo tiempo que Estados Unidos dice querer un cese al fuego entre Rusia y Ucrania para abrir posteriormente un proceso de paz, el gobierno de Trump no está pudiendo colocar como parte de su misma estrategia a los países imperialistas de la Unión Europea.

Esto no solo tiene su expresión en los persistentes preparativos y discusiones para el envío de tropas francesas e inglesas y de otros países al este ucraniano, sino también en el aumento de la asistencia militar europea, por lo que Trump está molesto. Según el medio yanqui Político, “estaba furioso cuando vio a Zelensky siendo abrazado por líderes europeos después de una discusión en la Casa Blanca”.

Del mismo modo, el anunciado paquete de rearme europeo, cuyo principal punto fuerte es el alemán que apunta no solamente al armamentismo imperialista, sino también a un rescate de la burguesía industrial que se va a pique por el desacople con la energía barata rusa y por la introducción de aranceles de parte del gobierno de Trump (por caso la industria automotriz comenzará a producir tanques y vehículos de combate), es un desafío, por ahora embrionario, de Europa a EEUU.

Pero, fundamentalmente tampoco pareciera que el gobierno de Trump logre poner en caja al régimen de Kiev. No solo por la cuestión del acuerdo expoliador de tierras raras, respecto del cual Ucrania recientemente firmó un memorándum de entendimiento luego de rechazarlo en reiteradas oportunidades por no contener garantías de seguridad, sino también por la presentación de “líneas rojas” que impiden acordar con Rusia.

Asimismo, el enviado de Trump, Steve Witkoff, un amigo personal al que Trump movió de sus funciones “mediadoras” de Medio Oriente hacia Ucrania puenteando a un halcón como el Secretario de Estado Marco Rubio, afirmó luego de reunirse con Putin en el Kremlin que un acuerdo de paz “sobre los llamados cinco territorios” (Crimea, Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón) “está cerca, pero en realidad es mucho más. Hablamos de protocolos de seguridad, de la Otan y del Artículo 5 de la Otan. Hay muchos detalles”.

Ante esto, Zelensky dijo que el representante especial de Trump "discute temas que no le competen", en tanto afirmó que la cuestión de reconocer los territorios capturados como rusos es una “línea roja” para Kiev.

Luego del cruce de Zelensky, Witkoff aclaró que Ucrania "se preocupa menos" por sus territorios de habla rusa (The Wall Street Journal, 17/4). "Si analizamos estas cinco regiones, Rusia está interesada en ellas y, por cierto, Ucrania también. Si algunas de ellas son mayoritariamente rusoparlantes, ¿quizás Ucrania podría estar menos preocupada por ellas?" dijo el enviado de Trump.

El representante especial de Trump también “dejó claro que cuando habla de entregar cinco regiones a Rusia, no se refiere a todo su territorio, sino a la parte que está controlada por el ejército ruso” (ídem). Además, Witkoff señaló que en la reunión con Putin se discutió la "cuestión territorial", que, según él, podría resolverse parcialmente. Como se ve, las aclaraciones de Witkoff no reparan el malestar del bando ucraniano.

Pero, además, Kiev intenta bloquear el acercamiento de EEUU con Rusia insuflando una presunta participación china en el conflicto. Por un lado, se montó una historia fogoneada por los medios todavía asociados a la estrategia de la anterior administración demócrata, sobre la captura de dos soldados del ejército ruso de nacionalidad china. Por el otro, Zelensky denunció que China provee a Rusia de pólvora y componentes tecnológicos de doble uso (civil y militar).

El argumento de la captura de dos chinos resulta por demás risible, máxime cuando entre las 70 mil bajas ucranianas en Kursk se registraron cadáveres de “1963” polacos, “1230” georgianos, “917” colombianos, “208” franceses, “197” alemanes, “156” ingleses, “89” estadounidenses, “17” australianos y “4” japoneses. Según los estándares ucranianos, estamos hablando de 2 brigadas y media. La información, fue dada por el lado ruso pero tomada por el prestigioso medio “Statista”. Y el argumento de que China entrega suministros a Rusia también cae en saco roto, toda vez que gran parte de los componentes que Ucrania utiliza para su producción de drones proviene de allí.

El cuadro de bloqueos a una paz imperialista se completa con la asunción próxima del nuevo canciller alemán, Friedrich Merz de la CDU, que ya anunció hace tiempo, y recientemente lo confirmó, que Alemania está lista para enviar misiles Taurus a Ucrania. Merz “destacó que la decisión final sólo se tomará en coordinación con aliados internacionales” (Financial Times, 11/4). "Si Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos ya suministran misiles de largo alcance, Alemania no se quedará al margen", afirmó Merz (ídem).

Merz también sugirió que los misiles Taurus con un alcance de más de 500 km podrían usarse para alcanzar objetivos estratégicos como el Puente Kerch. Además, no hay que olvidar que no hace mucho, la inteligencia rusa interceptó e hizo pública una conversación del estado mayor alemán donde justamente discutían planes de despliegue de los complejos Taurus para atacar el puente. La transferencia habrá que verla o no a luz de los debates en la nueva coalición de gobierno, ya que Olaf Scholz, el actual canciller (del SPD, es decir, los socialdemócratas), se opone a la transferencia de tales misiles, citando el riesgo de escalada. 

Dmitri Medvédev, ex presidente de Rusia y actual vice-presidente de su Consejo de Seguridad, salió al cruce de Merz, con su característico estilo etílico de twitter, y afirmó que tal despliegue colocaría a Alemania como una parte beligerante del conflicto y le espetó el desafío de “atrévete, nazi”.

Mientras tanto, el secretario de Estado norteamericano Marco Rubio declaró que "si Rusia y Ucrania se toman en serio la paz, entonces queremos ayudar; de lo contrario, seguimos adelante". "Si nuestros esfuerzos para detener la guerra en Ucrania fracasan en unos pocos días, le diremos a Trump que las negociaciones ya no son una opción viable", dijo. Además, el Secretario de Estado indicó que Estados Unidos apoyó a Ucrania durante tres años, pero ahora ha llegado a un punto en el que necesita "centrarse en otra parte", léase China.

Trump confirmó posteriormente las palabras de Rubio, que resultan llamativas, porque la administración norteamericana abandonó la retórica de que, si una de las partes no quiere la paz, le caerían sanciones. Sin lugar a dudas, se trata de una declaración dirigida a la parte ucraniana y europea.

El Artico y las tierras raras, prendas de negociación

Como ya señalamos en Prensa Obrera, el giro de Trump respecto a la política norteamericana en el este europeo, obedece, por un lado, al total fracaso de la orientación de debilitar a Rusia a través de armar a Ucrania, pero, por otro lado, a la necesidad de concentrar recursos para la confrontación militar con China en el marco de la presente guerra comercial lanzada por Trump.

Esa operación última supone, no solo transferir recursos estadounidenses de Europa, sino también la búsqueda de un acercamiento geopolítico con Rusia para separarla de China. Ciertamente, las posibilidades de un acuerdo de minerales de tierras raras entre Rusia y EEUU, algo que fue valorado positivamente por funcionarios de las dos partes, aparece como una necesidad de EEUU frente a la prohibición de las exportaciones de tierras raras chinas, de las cuales Washington depende en exclusividad, dado que el gigante asiático maneja un verdadero monopolio internacional.

En ese cuadro, Rusia no solo tiene importantes reservas de tierras raras, sino que incorporó militarmente los principales yacimientos ucranianos, incluso aquellos donde se extrae litio. Pero las ofertas de EEUU a Rusia no se limitan a una asociación minera, sino que han propuesto una repartición 50% a 50% de la nueva ruta marítima del Artico. De ahí que Trump quiera anexionarse Groenlandia y Canadá para controlar así la mitad de esa zona. Es que la ruta que se está abriendo por el deshielo y los mega rompehielos de propulsión nuclear rusos, acorta significativamente la vía de navegación hacia a Europa y EEUU respecto a las convencionales.

Los rusos ya vienen desarrollando con fuerza esta ruta, con sus rompehielos que no tienen parangón en el mundo, pero también militarizando el Artico. Además, claro está, China también presenta reclamaciones sobre el área, y mantiene una asociación económica con Rusia en este punto, para que su marina mercante pueda usufructuar las ventajas logísticas de esta vía de navegación.

Las posibilidades de Rusia y Ucrania en el frente de batalla

De todos modos, la llegada a un acuerdo se ha visto hasta aquí entorpecida, como analizamos al comienzo del artículo.

Kiev reclama un fondeo internacional in etermun para pelar hasta el último ucraniano y Rusia, que viene llevando la iniciativa estratégica de la guerra, pretende por lo menos completar la conquista de los 4 oblast (distritos) que se anexó. Por lo que, si tomamos al pie de la letra las declaraciones de Rubio posteriormente confirmadas por Trump, EEUU podría efectivamente retirarse de las negociaciones. 

En ese orden, debe consignarse que Zelensky solicitó pagar un nuevo paquete de asistencia militar a EEUU por 50 mil millones de dólares, fundamentalmente para dotar de sistemas de defensa antiaérea a Ucrania. Trump lo rechazó. El suministro del último paquete que habilitó Biden está llegando a su fin. Con eso y la asistencia europea, Ucrania podría sobrevivir en el terreno hasta fin de año.

Mientras tanto, la situación del frente, sigue siendo favorable a Rusia. Las contenciones que Ucrania logra en ciertos puntos, son a costa de que Rusia desarrolle su ofensiva en otros vectores de dichos frentes.

Por ejemplo, Ucrania frenó el avance ruso hacia Pokrovsk, pero Rusia desvió recursos hacia el oeste y se acerca peligrosamente al límite fronterizo del oblast de Dnipropetrosk. Del mismo modo, Ucrania recapturó un 30% de Torensk. Pero Rusia recuperó la iniciativa en la ciudad y, además, acomete en el frente sur que encuentra al este de Pokrovsk.

Lo mismo de los flancos de Pokrovsk podríamos decir de la dirección de Kupiansk, la de Limán y la de Zaporiyia. En tanto que la incursión de Ucrania en Kursk, se acerca a su fin y no solo eso, la creación de una zona colchón ruso en Sumy aparece como un objetivo de mínima, dado que se abre la posibilidad de que Rusia avance hacia un cerco de la propia capital del oblast.   

Los trabajadores

Tanto la guerra como las negociaciones en curso están atravesadas por una feroz disputa de recursos, territorios y áreas de influencia entre el imperialismo y Rusia que es ajena a los intereses de las grandes masas trabajadoras, que son la carne de cañón del conflicto.

Por eso decimos: guerra a la guerra. Por gobiernos de trabajadores que traigan la paz entre los pueblos.

19 de abril

La guerra en Ucrania y las tendencias a una nueva contienda mundial
Gran charla en la Facultad de Filosofía y Letras -
www.prensaobrera.com
Decenas de organizaciones de todo el mundo se suman al Foro Internacional contra la Represión y la Persecución Política
Se celebrará on line el 26 de abril. -
www.prensaobrera.com