Ucrania: las nuevas maquinaciones de Trump, la UE, Putin y Zelensky

Abajo los gobiernos de la guerra imperialista

Trump y Putin conversaron sobre la guerra en Ucrania

La conversación de 90 minutos entre el presidente norteamericano Donald Trump y el presidente ruso Vladimir Putin acerca de la guerra en el este europeo no solo se dio sin la participación ucraniana y europea, sino que, además, trazó una serie de lineamientos generales que implican un duro golpe para Ucrania y la Unión Europea (UE).

Solo luego de esa conversación, Trump se dirigió telefónicamente al presidente ucraniano Volodomir Zelensky para notificarlo de lo conversado con Putin, lo cual pone de manifiesto el lugar de peón del imperialismo que juega Kiev en esta confrontación de alcance general.

En concreto, lo que se sabe hasta ahora de la propuesta trumpista es que se descartaría la posibilidad de ingreso de Kiev a la Otan, que se reconocerían las conquistas de Rusia en el terreno y, los más importante, que Estados Unidos no mandará tropas a Ucrania, pero, si se envían tropas de los miembros de la Unión Europea para constituir una zona desmilitarizada en la línea de contacto, éstas estarán por la suya, sin la posibilidad de invocar el artículo 5 de seguridad colectiva del Tratado de la Otan.    

El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, “aseguró que renunciar a las fronteras que tenía Ucrania antes de la anexión de Crimea en 2014 no es una ‘concesión’ al presidente ruso, Vladímir Putin, sino el ‘reconocimiento de las duras realidades del poder’. ‘Simplemente apuntar al realismo, como que las fronteras no volverán a ser las que todos les gustaría que fueran, previas a 2014, no es una concesión a Vladímir Putin. Es un reconocimiento de las duras realidades del poder sobre el terreno’”. (EFE, 13/2).

Ucrania y Europa

Zelensky y sus funcionarios reaccionaron con espanto ante las movidas de Trump. “La conversación entre Putin y Trump no es un riesgo para Estados Unidos. Es un riesgo para todo el mundo”, dijo en la reciente conferencia de Munich de la UE. También, refirió no estar listo aún para firmar la propuesta de Estados Unidos sobre la transferencia de tierras raras (que Estados Unidos reclama por el apoyo prestado en la guerra), pero pretendía negociarla, incluyendo a la UE, algo que Trump rechaza. Más allá de las intenciones expoliadoras del magnate, que no está claro que apunten a nuevos suministros o a cobrar lo ya devengado (o ambos), lo real es que gran parte de esas reservas minerales ya se encuentran bajo el control del ejército ruso, de modo que, si el magnate pretende cobrar la asistencia militar estadounidense, posiblemente deba buscar otra fuente de ingresos o negociar con Putin.

En la Unión Europea también cayó como un baldazo de agua fría la conversación de Trump y Putin. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von Der Leyen, no solo rechazó los términos de Trump, sino que le contrapuso otra estrategia, donde planteó que Europa y Ucrania buscan llegar “a la paz por la fuerza”, como si no hubieran pasado tres años de relacionarse con los rusos mediante la fuerza.

Posteriormente, Zelensky, frente a un amplio auditorio europeo que lo ovacionó, planteó que Europa debía crear su propio ejército para contener a la amenaza rusa y hacer frente a la amenaza de seguridad que supone la política de Trump.

Habrá que ver si Europa avanza en esa perspectiva de un ejército propio, que siempre fue obstruida por las rivalidades nacionales y por la ocupación militar de EEUU posterior a la II Guerra Mundial o si, por el contrario, se trata simplemente de una mera presión para buscar la silla que Trump no les habilitó en la mesa de negociaciones. Por lo pronto, Macron convocó a una reunión de emergencia de líderes de Europa.

Rusia

El ministro de exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, salió fuertemente a saludar la posición de Estados Unidos respecto de que Ucrania no ingresará en la Otan, pero en general, ha demostrado cautela, más allá de que habilitó intercambios de reciprocidad de detenidos.

Hace tiempo que Rusia viene planteando que sus exigencias tienen como base el malogrado Tratado de Estambul, al mes del comienzo de la guerra, junto al reconocimiento de la actual realidad del frente, lo cual significa que Ucrania debe ser neutral y abandonar los territorios que ocupa dentro de Donetzk, Lugansk, Zaporiyia y Jerson.

El ejército ruso lleva unos 400 días de ofensiva, en distintos tipo de batallas. Mientras que en Pokrovsk está desarrollando una vasta maniobra de flanqueo (como aplicaron a las recientes caídas de Kurakhovo, Velika Novosilivka o Vuledar), también está en combates urbanos casa por casa como en Torensk (caída en más de un 98% bajo el mando ruso) o Chasiv Yar. También llevó a cabo importantes desembarcos anfibios al oeste de Jarkov, en el frente de Kupiansk.

Sin embargo, más allá de estos avances tácticos de importancia, en el caso de llegar a un acuerdo en lo próximo con EEUU, lo concreto es que, si la frontera se fija en la actual línea del frente, arrojaría como resultado que Rusia no conquistó prácticamente ninguno de sus objetivos estratégicos inmediatos en materia territorial.

Por caso, Ucrania, de momento, ostenta más del 30% de la provincia de Dontezk, donde se ubican las dos principales ciudades que siguen a la capital provincial, Kramatorsk y Sloviansk. En el oblast de Kherson, los rusos todavía no tienen la capital, desde que la abandonaron cruzando el río Dnieper durante la ofensiva ucraniana de fines de 2022. Del mismo modo, en Zaporiyia, Rusia tiene la mayoría del Oblast, pero Ucrania controla la capital.  

Tales conquistas, a la luz de casi tres años de guerra, y considerando las enormes bajas que Rusia experimenta, las sanciones sufridas, los daños a la industria y la infraestructura, parecen poca cosa para el Kremlin. Por no decir que, si bien hay importantes avances rusos en Kursk, lo cierto es que, luego ya de 6 meses de incursión ucraniana, Rusia todavía no pudo expulsarlos.

Sin embargo, como ya fuimos analizando en distintos artículos, Rusia está terminando de quebrar en este momento las principales líneas defensivas creadas por Ucrania desde 2014. De modo que, si la guerra continúa algún tiempo, podrían volverse a ver avances rusos en profundidad, como en el principio de la guerra.

Por otro lado, detenerse ahora, podría darle aire al Kremlin, para que se alivien las sanciones y, de esa forma, lograr una diversificación de sus exportaciones, con un regreso al mercado europeo. La necesidad de la diversificación obedece a la pérdida de autonomía estratégica frente a China, de la cual el Kremlin depende para colocar sus hidrocarburos a precios de descuento, mientras Pekín le vende lo necesario para su industria, y a la par, socava abiertamente la ascendencia rusa en las ex – repúblicas soviéticas de Asia central.     

Pero esta variante de un acuerdo, en las actuales condiciones, podría ser un Minsk 3, es decir un simple interregno temporal para rearmar al ejército ucraniano y desarrollar una industria de guerra en Europa, que esté por lo menos en una paridad con Rusia, para volver luego a las hostilidades.

Además, si bien ahora EEUU plantea que los países que envíen tropas a Ucrania no estarán bajo el amparo del artículo 5, lo cierto es que en el futuro eso puede cambiar y, lejos de ser una misión de paz, pasarían a ser un puesto de avanzada de la Otan, para nuevas hostilidades contra Rusia.

En ese entendimiento, los recientes acontecimientos en Siria, que le propinaron una dura derrota geopolítica al Kremlin, hablan a las claras que, la política de llegar a armisticios de cese al fuego sin resolver cuestiones de fondo, como el desarme total del enemigo, puede ser la vía para resuministrar ejércitos y colocarlos nuevamente en el campo de batalla para recibir una derrota estratégica.

Pero si en lugar de llegar a una paz, Rusia opta por continuar las hostilidades, el Kremlin podría sufrir un mayor cerco económico y financiero. De hecho, podría ocurrir, como ya se empezó a ver con las últimas sanciones de Biden a la industria petrolera rusa, que China e India empiecen a respetar las restricciones que impone Estados Unidos, lo cual sería un golpe demoledor para el régimen de Putin.

Los aranceles no serían un problema para Rusia, dado que está relativamente desacoplada de la economía de EEUU y la UE. Pero la parte de la amenaza de Trump, relativa a un mayor apoyo a Ucrania si Putin no quiere negociar en los términos de Trump, podría implicar una conflagración abierta entre Rusia y la Otan, ambas con armamento nuclear.

Perspectivas contradictorias y reaccionarias

La Unión Europea no puede sustentar en soledad a Ucrania por mucho tiempo en la actual guerra de desgaste impuesta por Rusia. Si se rompen lazos entre EEUU y Europa, es decir que los europeos no aceptan la sumisión a Trump, Ucrania podría perder muchos más territorios, recursos y vidas.

Al mismo tiempo, una derrota de Ucrania provocada por un colapso en el frente a raíz del corte de la asistencia estadounidense, podría convertir a la guerra en Ucrania en el Afganistán de Trump, como le ocurrió a Biden y, en definitiva, a un retroceso de EEUU.

Asimismo, si Trump continúa con la guerra, pagará fuertes costos políticos y monetarios, como ya le ocurría a Biden. Steve Bannon, ex asesor del magnate, dijo en una entrevista a Político que se convertiría “en el Vietnam de Trump. Esto es exactamente lo que le pasó a Richard Nixon”. “Terminó siendo dueño de la guerra, y pasó a la historia como su guerra, no como la de Lyndon Johnson” (que fue el presidente predecesor que involucró a EEUU en la guerra).

El esfuerzo de Trump por abrir una negociación con Putin pasa por que Estados Unidos ya no puede seguir prolongando una guerra de desgaste con Rusia. Frenar la guerra en Ucrania, si eso es lo que finalmente ocurre, es una necesidad para dedicarse a las disputas con Beijing, concentrar fuerzas en el mar de la China meridional y para buscar un desacople del gigante asiático con Rusia.

Algo en esa línea se vio en estos días con la reunión entre el presidente de la India, Narendra Modi, y Trump en Washington, donde anunciaron el fortalecimiento del Quad (alianza militar anti-china de EEUU-Japón-Australia y la India) y se firmaron acuerdos de provisión de vehículos de combate y transporte de infantería, así como una importante transferencia de aviones cazas furtivos de 5ta generación F-35.

Esto no solo pone en cuestión la solidez de los Brics, sino que representa un golpe en términos generales para China, que ve reforzado un cerco del tipo Otan (donde se debe sumar a Corea del Sur) sobre sí, y para Rusia en particular, dado que históricamente fue un proveedor militar de India y quería colocar sus cazas de 5ta generación SU-57.

Al cerrar este artículo, se hicieron públicas nuevas declaraciones de Kellogg respecto de que Rusia también debería hacer concesiones territoriales para lograr la paz. “Esto también debería incluir concesiones territoriales, tal vez una negativa a utilizar las fuerzas armadas, una reducción del número de personal. Como ejemplo podemos citar las alianzas entre la Federación Rusa e Irán, la RPDC (Corea del Norte) y China, que no existían hace apenas unos años. Lo importante ahora es que no se formen tales alianzas”.

Si esta línea se confirma, Trump querría cerrar una guerra donde Rusia y Ucrania (y Europa) sean, en distinto grado los perdedores, en tanto que EEUU resultaría el único triunfador. Por ello, rápidamente Lavrov salió a rechazar públicamente la perspectiva de que Rusia ceda territorio y también señaló que Europa pretende, a lo sumo, un alto al fuego para resuministrar al ejército ucraniano, por lo cual a juicio de Rusia, no debían participar de la mesa de negociaciones.

Como se ve, las posibilidades en danza implican la expoliación de Ucrania por parte de Rusia y EEUU, o la posibilidad de una mayor destrucción y muerte si la guerra continúa, dos perspectivas igualmente reaccionarias. A nivel mundial, esto se traduce en más militarismo y en el aumento de las guerras imperialistas. La única salida para los trabajadores, para dejar de ser la carne de cañón de sus burguesías, es derrocar a los gobiernos de la guerra y reemplazarlos por gobiernos de trabajadores que abran una perspectiva de desarrollo superior bajo el socialismo.

Convocatoria a una conferencia internacionalista y un plan de acción
Discutida y votada en la reunión del 25 de enero -
www.prensaobrera.com