¿Un bonapartismo permanente?

Ahora Evo va por un cuarto período. ¿Cómo lo logró? Como en la última elección presidencial logró superar la barrera institucional de las dos terceras partes del Congreso, puede imponer cualquier modificación a la Constitución


Para buscar una nueva reelección, Evo Morales no ha vacilado en forzar las instituciones del propio Estado. El MAS llegó al poder en 2005 y convocó una Asamblea Constituyente. Allí se aprobó la posibilidad de un solo período a partir de la aprobación de la nueva Constitución. Así Evo logró su segundo mandato, que culminó en 2015, y debió ser el último.


 


Para arrancar un tercero Evo pidió al Tribunal Constitucional -constituido a la medida del gobierno- una “reinterpretación” y éste resolvió que se debía tomar como primer mandato el iniciado con la vigencia de la nueva Constitución (2009).


 


Ahora Evo va por un cuarto período. ¿Cómo lo logró? Como en la última elección presidencial logró superar la barrera institucional de las dos terceras partes del Congreso, puede imponer cualquier modificación a la Constitución. Así surgió la convocatoria a un referendo. De ganar el Sí y ser elegido nuevamente, Evo completaría 19 años a la cabeza del Ejecutivo.


 


Es decir, la convocatoria forzada al referendo encubre una crisis. El MAS pretende la prolongación eterna del gobierno bonapartista personal que se disfraza con la envoltura de “democracia indigenista” y que tuvo su inicio como salida de la burguesía ante la insurrección de octubre de 2003. Pero la situación ya no es la misma: por el derrumbe de los precios internacionales de las materias primas -que son el 100% de las exportaciones de Bolivia- por la continuidad del saqueo petrolero, el fracaso de la industrialización y las tendencias a la lucha dentro del movimiento obrero y juvenil. La década de Evo ha dejado expuesto el carácter de clase del indigenismo, sus limitaciones insalvables y la ficción de la “democracia plurinacional”.