Un método para refundar la IVª Internacional

Durante el desarrollo del IXº congreso del Partido Obrero estuvieron presentes las delegaciones extranjeras que una semana más tarde realizaron el acto internacionalista de Argentino Juniors. Su participación fue plena en todos los puntos de un temario que abarcó cuatro días de un intenso debate político.


Luego, durante una semana, estuvieron reunidos en Buenos Aires donde se elaboró un documento político sobre la situación mundial que será publicado en la edición de julio de En Defensa del Marxismo.


De los debates congresales y de esa reunión internacional surgió la iniciativa del llamado a una conferencia obrera y de la izquierda clasista mundial. Esta convocatoria responde a una necesidad estratégica central que es la de la construcción de un partido obrero revolucionario mundial, es decir la superación de la crisis histórica de dirección del proletariado en las condiciones de la crisis mundial de las fuerzas presentes, y de las necesidades y reivindicaciones de las masas.


El método al que se ajusta esta política resulta también de la experiencia de las luchas políticas de tendencias de las últimas dos décadas. Hace 18 años a fines del 80, se convocó también a una llamada conferencia internacional entre la corriente morenista (Mas de Argentina y partidos afines), en ese entonces unificada con la corriente lambertista (Oci de Francia y otros grupos) y una tendencia dirigida por el SWP de los EE.UU. Dicha conferencia aprobó unas “Tesis para la reorganización (reconstrucción) de la IVª Internacional”, estableció estatutos y eligió una dirección política.


Las ‘tesis’ de esa conferencia fueron sometidas a una rigurosa crítica del Partido Obrero un mes más tarde (Internacionalismo, agosto 1981) porque implicaban nada menos que una revisión del Programa de Transición en cuanto al rol del stalinismo a nivel internacional. La nueva agrupación internacional en cuestión se disolvió, en medio de una fenomenal crisis, sólo nueve meses más tarde, cuando una de las organizaciones que había aprobado esta”reactualización” del Programa de Transición (la Oci-Francia) apoyó el Frente Popular encabezado por Mitterrand en Francia, y la otra (Moreno), apoyó al “bloque de los 8” en Argentina y a la institucionalización de la dictadura militar.


Pero otro aspecto de la crítica que le realizó el PO a esta Conferencia Internacional fue su metodología política que se transformó en un factor de la propia crisis.


El método de aquella conferencia fue votar solamente aquello en que las tres corrientes se habían puesto de acuerdo, una metodología calcada del federalismo donde grupos y partidos no debaten divergencias y pueden actuar como les plazca sin referencia a una estrategia política o grupal. Estos criterios de ‘unanimidad’ también fueron utilizados para elegir la dirección de la nueva organización internacional sobre una base tripartita, ya que se requerían los 3/4 de los votos, lo que implicaba nuevamente el acuerdo obligado de las tres fracciones. Por oponerse a este método de camarillas, fueron expulsadas, antes de la conferencia, organizaciones adherentes de Costa Rica, Panamá y El Salvador.


De la quiebra de este acuerdo espurio nació, inmediatamente, la LIT, bajo la batuta del Mas, que pasó del federalismo al centralismo más burocrático todavía, al punto que todas las secciones adherentes debieron aceptar que la situación mundial en general y la de cada uno de sus países, en particular, era revolucionaria (J. Altamira, Estrategia de la Izquierda en la Argentina).


Hace unas semanas, el Mas sacó un suplemento especial de su periódico donde se queja amargamente de haber sido expulsado de la LIT (que el mismo Mas creó). Según dice el Mas, en ese organismo no podía expresar sus diferencias políticas por culpa nada menos que del ‘centralismo democrático’. Es decir, que el Mas instrumenta la crisis en la LIT para atacar el método mismo de la construcción de un partido revolucionario. El Mas sustituye la democracia por el pluralismo, por eso en su revista Herramienta escriben hasta menemistas (Carlos Abalo, periodista de El Cronista partidario de la convertibilidad).


Al desechar estas nocivas experiencias para la clase obrera mundial las corrientes que convocaron a la conferencia obrera y de la izquierda clasista internacional no apelan ni a la formación de una nueva ‘tendencia’ internacional que repita la ‘conferencia’ de fines del 80 de los acuerdos tripartitos, ni a la experiencia de la LIT, ‘Internacional’ propia inventada por el morenismo. Pretenden volver a poner en pie a la IVª sobre la base de la estrategia revolucionaria y el centralismo democrático a nivel internacional.


Es imprescindible señalar que las corrientes morenistas en la Argentina, que nunca han efectuado un balance serio de sus experiencias internacionales, han entrado en una franca regresión.


De la docena de grupos que hoy constituyen lo que fue el viejo Mas, nadie tiene un planteo internacionalista. El Mst ha vuelto a su viejo idilio con el stalinismo y, como no podía ser de otra manera, apoya ‘críticamente’ —con otros grupos menores—, los Frentes Populares.