Internacionales
31/10/1996|517
Un ‘pacto de Olivos’ entre el sandinismo y la ‘contra’
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La derecha ‘neosomocista’, apoyada desembozadamente por los grandes capitalistas y banqueros, la iglesia y los ‘gusanos’ de Miami, se ha impuesto en las elecciones nicaragüenses del domingo 20. Se vio frustrada la aspiración del FSLN de arribar a una ‘segunda vuelta’, si la derecha no alcanzaba el 45% de los votos. La elección fue muy polarizada, ya que ambos candidatos, Arnoldo Aleman y Daniel Ortega, recibieron alrededor del 95% de los votos, sobre más de 20 candidatos. Al cierre de esta edición, el FSLN, según La Nación (27/10) habría reconocido los resultados del Tribunal Electoral, a pesar de las evidentes ‘irregularidades’: en Matagalpa, en el norte del país, se hallaron más de 30 mil boletas no escrutadas “en la casa de Alberto Blandon, presidente del Consejo Electoral provincial y dirigente de la Alianza Liberal, el partido de Aleman” (Ambito, 24/10); “muchos telegramas —con el registro de los votos por mesa— fueron falsificados” (Clarín, 23/10), y encima, “llamó la atención” que”sobre 2.273.614 personas habilitadas para votar, sólo 1.236.891, es decir casi la mitad, emitió su voto para presidente” (ídem).
El resultado fue ‘apurado’ por el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), que “urgió ayer a las autoridades a proclamar el triunfo de Aleman” (Ambito, ídem); organismo que integraron sintomáticamente, en el pasado, Aleman “como presidente de la Unión de Cafetaleros de Nicaragua” (Clarín, 23/10) y el vice-candidato sandinista, Juan Manuel Caldera, “un distinguido agrónomo y ganadero conservador … formado en EE.UU.” (The Wall Street Journal, 9/10).
La Alianza Liberal de Aleman explotó para su ‘victoria’ el descrédito del ‘pacto de gobernabilidad’ del gobierno de Violeta Chamorro con los sandinistas, que llevó a Nicaragua, en América Latina, a ser el país “más pobre después de Haití” (Clarín, 23/10), donde “el 75% de la población vive en la pobreza o la pobreza extrema” (T.W.S. Journal, 9/10). Aleman atacó al gobierno de Violeta Chamorro, “que deja la sensación de que cogobernó con el sandinismo” (El Mercurio, 13/10).
Aleman integró la fracción más recalcitrante de la alianza que batió al FSLN en 1990 —por la cual fue elegido intendente de Managua. Esa alianza se rompió, precisamente, por los desacuerdos que determinaron los compromisos de Chamorro con el FSLN, que permitieron desmontar en 1991/2 las grandes movilizaciones populares contra la política del nuevo gobierno. Aleman, según el The New York Times (5/10), está ‘bancado’ por la comunidad de negocios de los nicaragüenses emigrados en Miami, que entre otras cosas reclaman la devolución de propiedades expropiadas, que están en manos de altos jefes sandinistas y que el gobierno de la Chamorro había aceptado como un hecho consumado.
La ‘intransigencia’ de Aleman con los sandinistas no durará, seguramente. El imperialismo presiona por la ‘colaboración’ con la ‘oposición’ sandinista. Después de la ‘aceptación’ de los resultados por el FSLN, Aleman “ahora quiere pactar con Ortega” (La Nación, 28/10).
La ‘conversión’ del sandinismo a la ‘democracia’, en realidad, ha sido un pasaporte al proimperialismo más abyecto y a compromisos sin precedentes con la ‘contra’. Un gobierno sandinista –declaró el FSLN– sería “para facilitar la capacidad de pago (del país al extranjero) y poder cumplir nuestras obligaciones comerciales y bancarias” (Brecha, 18/10). El Wall Street Journal (9/10), informó del “coqueteo” sandinista “con los contras, los terratenientes conservadores y los obispos”, y destacó que “cuando Ortega hace una de sus breves presentaciones, siempre tiene un contra a mano. Y no a un contra cualquiera. En las giras de campaña que realiza actualmente, muchas veces es Benito Bravo, conocido como el Comandante Mack y expulsado de los contras por su atroz historial de violaciones de los derechos humanos, quien presenta a Ortega” (ídem).
La nueva situación en Nicaragua está lejos, sin embargo, de augurar un período de ‘estabilización’. “Si bien las principales organizaciones empresarias —dice el Financial Times (23/10)— alentaron a la Alianza Liberal antes de las elecciones, el sector privado local no está completamente conforme con Aleman. Una de las razones son sus acuerdos con la comunidad de negocios en Miami”, quienes pretenden recuperar sus ‘viejos privilegios’. Los ataques, además, a la ‘piñata’ sandinista (distribución de propiedades entre los jefes sandinistas en el 89/90), podría afectar a muchos pequeños propietarios campesinos que también recibieron tierras (ídem).