Internacionales
26/9/1990|314
En las puertas de EEUU
Un PT gana las elecciones en la principal provincia de Canadá
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En Canadá se acaba de producir un terremoto electoral. En las elecciones provinciales de Ontario se impuso el “New Democratic Party” (NDP), una especie de PT brasileño formado por los dirigentes de los sindicatos y por corrientes democratizantes de la izquierda canadiense. El NDP obtuvo el 38% de los votos y consiguió una mayoría de 74 bancas (sobre 130) en el nuevo parlamento provincial.
La victoria del NDP —según el Wall Street Journal (14/9)— provocó "una semana de horror y desmayo entre los empresarios de Ontario”. Es que la provincia “es una de las más importantes jurisdicciones económicas de América del Norte: el 40% de la actividad económica canadiense radica allí, la Bolsa de Toronto —la capital provincial— es la novena del mundo por el valor de sus transacciones y cinco de los veinte más grandes bancos de América del Norte tienen su sede en Toronto” (ídem). La emergencia de un gobierno "socialista” en Ontario provocó una ola de histeria patronal.
El programa del NDP, aunque no intenta ir más allá de los límites de la propiedad privada capitalista ni del Estado burgués “democrático” plantea reivindicaciones caracterizadas como “socialistas" por la prensa burguesa, como la nacionalización de las minas, los bancos y las compañías forestales; un aumento de salarios del 60%; el control sindical de la educación, y la imposición de un impuesto del 90% a los beneficios de la especulación inmobiliaria.
Como ocurre con todos los reformistas en estos casos, pocos días después de la victoria electoral, el nuevo gobernador por el NDP, Bob Rae, anunció que renunciaba a las nacionalizaciones y al control sindical sobre la educación pública y que el aumento salarial del 60% sería obtenido... en el lapso de cuatro años. Rae, asimismo, se declaró partidario de una “economía de mercado que funcione eficiente y limpiamente”. Esto bastó para “relajar la visión de los empresarios sobre el nuevo gobierno” (ídem).
Aunque la victoria electoral del NDP no es sinónimo de su potencialidad política, sí es un síntoma de la temperatura política de Canadá, que ha entrado en una franca recesión económica.
Los trabajadores de Ontario —que eligieron durante 42 años consecutivos a gobiernos conservadores y que “normalmente sostenían al partido que parecía ser el preferido de la comunidad de los negocios" (ídem) — pasaron a votar un partido que pretende que es independiente de los partidos patronales.
Pero no es este el único “síntoma” de la situación política. Pocos días después del triunfo del NDP, los 13.000 obreros de las nueve plantas de la Ford Canadá salieron a la huelga por el convenio laboral (que incluye aumentos de salarios, ajuste por inflación y vacaciones). La huelga —que ya lleva varios días— amenaza extenderse a las filiales canadienses de la Chrysler y la General Motors, que también deben renovar sus convenios laborales.
Los efectos de este ascenso obrero en Canadá deberán hacerse sentir en el proletariado estadounidense de un modo u otro.
Los voceros imperialistas califican de “hipo socialista" el ascenso obrero cana diense con la misma ignorancia con que Menem y Alsogaray presentan el viraje político de los trabajadores que rompen con el peronismo.
Pero se trata simplemente de la tendencia mundial a la configuración de situaciones revolucionarias que resultan de la catástrofe capitalista.
Sube la marea
Victoria de los obreros de la Ford de Canadá
Después de diez días de huelga, los trabajadores de la Ford de Canadá obtuvieron una resonante y contundente victoria en la lucha por la renovación del convenio colectivo. El acuerdo alcanzado — según el Wall Street Journal, 24/9— “satisface los principales reclamos sindicales”: aumentos salariales, seguro contra la inflación, mayor tiempo de descanso y un amplio programa de seguro de ingresos.
Canadá es el primero de los “países industrializados” que ha entrado decididamente en la recesión. Esto realza la importancia de la victoria de los obreros de la Ford: la patronal se vio obligada a recular, reconociendo condiciones salariales y laborales que no estaba dispuesta a ceder, obligada por la presión obrera. Se trata de una enseñanza fundamental para “nuestros” burócratas: aún con recesión, se puede luchar y se puede vencer.
El acuerdo de la Ford planteará nuevas luchas para los obreros mecánicos canadienses: ya la Chrysler —con graves dificultades económicas— señaló que no podría aceptar un contrato semejante. Lo mismo señaló la Chrysler yanqui, que también enfrenta la renovación del convenio laboral.
La huelga victoriosa de los 13.000 mecánicos de la Ford Canadá —la primera contra esta patronal en toda América del Norte desde 1976— y el triunfo electoral en Ontario del New Democratic Party (ver nota en esta página) muestran le elevada temperatura que está alcanzando la lucha de clases en Norteamérica.