Internacionales
19/8/2004|864
“Una apuesta decisiva para Estados Unidos”
“No podemos perderla”
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No fue Bush sino el jefe de campaña del “demócrata” Kerry, ex candidato presidencial y ex jefe de la Otan, el general Clark, el que acaba de exigir que "los marines entren en Najaf y desmantelen la milicia’’ shiíta de Al Sádr (Corriere della Sera, 15/8), "Es una apuesta decisiva para el futuro de Irak, y EE.UU. no puede perderla” (ídem). Si es necesario, agregó, no importa "ni el respeto por los lugares sagrados”. El diario italiano destaca en su titular lo que esto significa para Clark: "Es necesaria una prueba de fuerza de Norteamérica”.
La sublevación se extiende
Los yanquis iniciaron en Najaf una "carnicería”; la participación del nuevo ejército iraquí fue “testimonial” (El País, 13/8). La última tregua fue quebrada tras el viaje de la principal autoridad shiíta al extranjero. Para el mayor del Ejército yanqui David Holahan, responsable de las operaciones en Najaf, ese alejamiento fue “una luz verde para que nosotros hagamos lo que tenemos que hacer” (Washington Post, 11/8). Según The Dreyfús Report, especializado en cuestiones de “seguridad nacional”, el “ayatollah Sistani… probablemente haya sido incluido en la nómina salarial del Pentágono” (11/8).
Pero el ataque norteamericano -una “calamidad nacional” (El País, 13/8)- llevó a los "moderados seguidores del ayatollah a expresar su apoyo a la decisión de Al Sádr de no rendirse” (ídem). La entrada de cientos de tanques, el uso intensivo de helicópteros y aviones de guerra que bombardearon la ciudad, tuvo así el efecto de extender la resistencia prácticamente a todo el país. A la sublevación de las principales ciudades de mayoría shiíta, comenzando por Basora, se sumaron las del “triángulo sunita”.
En medio del silencio del mundo árabe y de toda la diplomacia internacional, incluida la centro- alter-izquierda, los bombardeos aéreos sobre las principales ciudades del país. En muchos casos, “atroces” (El País, 15/8), como ocurrió en Samara, al norte de Bagdad. La resistencia no poseía armamento sofisticado ni de grueso calibre: “Muchas de (las armas) -reconoce un informante de los ocupantes-, de fabricación ya antigua, se hallan en pésimo estado”; incluso, “la mayoría” de los soldados ocupantes que “han perdido la vida” sufrieron “ataques con bombas artesanales” (ídem).
A pesar de que la sublevación tiene un carácter todavía parcial, el enorme potencial de las trapas ocupantes no ha sido suficiente para quebrar la resistencia.
¿Adónde va la Asamblea Nacional?
En este cuadro tuvo que reunirse la prevista Asamblea multisectorial debe elegir una especie de Parlamento transitorio, que controlaría proceso eleccionario previste para principios de 2005. Según el Corriere della Sera (15/8), el gobierno logró reunir sólo el 70% de los grupos invitados. Un vasto abanico de organizaciones llamó a boicotearla: incluso "los estudiosos musulmanes”, los turcomanos del norte y el conjunto de las organizaciones de la principal minoría religiosa, les sunitas. Aún así, las "protestas en la Asamblea replanteaban la crisis de Najaf (The Washington Post 16/8) y obligaron a reabrir los canales de negociación. Un día antes "miles de iraquíes -incluyendo a muchos policías- con posters de AJ Sadr, manifestaron frente a la Zona Verde de Bagdag”, donde se reunía la Asamblea (ídem, 15/8).
Lo que está planteado "no es sólo una batalla per Najef (ídem), sino la posibilidad de “un gobierno central fuerte”. De lo contrario, "Irak se podría fractura” de una manera que casi destruyó al Líbano durante una guerra civil de 15 años” (ídem).
Divisiones
“La guerra de Irak está dando lugar al debate más importante sobre política exterior en los EE.UU. desde la guerra de Vietnam asegura un analista en el Chicago Tribune (13/8). En tanto los yanquis no logran comprometer a ninguna otra potencia imperialista para sumarse a la ocupación, la capacidad de intervención del ejército norteamericano en el extranjero ha dejado a sus límites.
Mientras anuncia una reestructuración y repliegue de tropas estacionadas en el extranjero, Bush sigue con la "privatización” del Ejército (especialmente de los "servicios” a la tropa) y con el privilegio presupuestario a la industria aeroespacial (el programa antimisilistico insumirá el próximo año 10 mil millones de dólares). La gestión Bush “ha luchado con uñas y dientes en los últimos tres años contra la ampliación de las FF.AA.” (Financial Times, 11/8), que es lo que propone Kerry, aunque sin llegar al restablecimiento del servicio militar.
La guerra de Irak pone en cuestión todo el dispositivo militar y diplomático del imperialismo yanqui en el mundo, es decir que plantea un cambio de régimen.