Una “derrota estratégica”

Israel enfrenta una severa crisis política, como consecuencia del “informe Winograd”, que puso en evidencia “severas fallas” en la “planificación y ejecución” de la guerra del Líbano en agosto pasado.


Derrota estratégica


El “informe Winograd” tiene un carácter limitado.


Es que la razón de la crisis política del Estado sionista hay que buscarla en el balance que realiza el imperialismo norteamericano sobre la guerra del Líbano. Para el Pentágono, Israel sufrió en la guerra algo mucho más grave que una “mala planificación”; Israel sufrió una “derrota estratégica” a manos de la guerrilla del Hezbollah (Financial Times, 2/5).


El balance del imperialismo norteamericano pone en cuestión la capacidad del Estado sionista: esta “derrota estratégica (…) dio una perjudicial exhibición pública de los límites del otrora poder abrumador de Israel” (ídem).


Según esta caracterización del imperialismo, en la guerra del Líbano se ha hecho añicos el planteamiento estratégico de Israel, de erigirse como una ciudadela armada.


La conclusión que saca el imperialismo es la necesidad de vías “alternativas” para encontrar una salida a la crisis de Medio Oriente.


Nancy Pelosi, la jefa de la bancada demócrata del Congreso norteamericano, se entrevistó en Siria con el presidente Assad. Poco después, la propia Condoleezza Rice señaló que “no es posible dejar afuera a Siria” de una “solución para Medio Oriente”, luego de entrevistarse en Egipto con el canciller de ese país. Cualquier acuerdo con Siria debe incluir, lógicamente, una salida para la crisis política libanesa, uno de cuyos principales actores es, precisamente, Hezbollah.


La Liga Arabe , bajo la batuta de los príncipes sauditas, ofreció a Israel un “plan de paz”, que éste rechazó. Al mismo tiempo, Israel relanzó la política de provocaciones, asesinando a varios dirigentes del Hamas palestino (lo que llevó a esta organización a romper la tregua que venía manteniendo desde hace más de un año).


Israel enfrenta una crisis de fondo porque junto a las limitaciones estratégicas de su poder militar, “no existe, por el momento, ninguna combinación de fuerzas políticas israelíes capaz de responder constructivamente a la oferta de paz de la Liga Arabe” (ídem).


Al poner en cuestión “el mito de la invencibilidad del ejército sionista”, la “derrota estratégica” del Líbano ha puesto en cuestión, estratégicamente, al propio Estado sionista.