Internacionales

24/10/2024

Una gran charla-debate entre el PO y el SWP británico

Con Gabriel Solano y Alex Callinicos

Foto: Fede Imas @ojoobrerofotografia

Ante un buen marco de público, este lunes 21 se desarrolló en el local central del Partido Obrero (PO) una charla-debate titulada “Fascismo y ultraderecha en Argentina y en el mundo”, con la participación de Gabriel Solano (dirigente del PO y legislador porteño del Frente de Izquierda – Unidad) y Alex Callinicos (dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores del Reino Unido y de la Tendencia Socialista Internacional -SWP e IST respectivamente, por sus iniciales en inglés), quien se encuentra en Buenos Aires y asistirá también en los próximos días al III Evento Internacional León Trotsky.

Callinicos señaló en su intervención que el crecimiento de formaciones de ultraderecha y de tinte fascista en el mundo es un resultado del fracaso económico del capitalismo neoliberal y de las políticas de ajuste de los gobiernos tras la crisis financiera de 2007-2009, que provocaron un gran malestar en la población y un descrédito de los partidos dominantes. Como parte de esta tendencia, que, dijo, dista de tener un aspecto homogéneo (se trataría, en todo caso, de un espectro bastante heterogéneo de formaciones), mencionó los casos del Partido de la Libertad en los Países Bajos, de Marine Le Pen en Francia, de AfD en Alemania, y el ingreso del partido de Nigel Farage al parlamento en el Reino Unido. El dirigente del SWP vaticinó, al mismo tiempo, una victoria de Donald Trump en las elecciones norteamericanas del próximo 5 de noviembre. Más allá de sus diferencias políticas, estas fuerzas, añadió, comparten la islamofobia, el racismo y el ataque a los migrantes.

Si bien sostuvo que los fascistas no han podido desarrollar hasta aquí fuerzas de choque al estilo de las Camisas Negras o las Camisas Pardas de las primeras décadas del siglo XX, advirtió que, cuanto más crece electoralmente la ultraderecha, más lo hacen aquellas tentativas. Se refirió, entonces, a los recientes ataques contra centros de migrantes por parte de bandas ultraderechistas en Reino Unido. Además, indicó que aquellas fuerzas políticas logran que los partidos de centro, a su vez, se desplacen hacia la derecha.

Callinicos hizo alusión también a una serie de orientaciones, a su juicio erróneas, en el campo de la izquierda frente a la amenaza de la ultraderecha: la que busca restringir la lucha al terreno económico, dado que no se puede derrotar a estas corrientes sin un planteo político e ideológico; la orientación frentepopulista de acuerdos del movimiento obrero con un ala supuestamente democrática de la burguesía, que es una experiencia que conduce al fracaso y termina alimentando a la propia ultraderecha (citó el reciente caso del Nuevo Frente Popular en Francia); y por último, la formación de grupos semi-militarizados, ignorando una respuesta de masas. 

Frente a estos errores, contrapuso el planteo de un frente único de tendencias del movimiento obrero y mencionó el caso de Stand Up To Racism, una coalición que integra el SWP que promovió las contramanifestaciones que desafiaron las últimas acciones racistas de la ultraderecha. Finalizó sus palabras planteando que los marxistas deben ser la fuerza motriz del movimiento de masas contra el fascismo y, en paralelo, presentar una alternativa socialista y desarrollar la lucha de clases.

Solano hizo hincapié en que la actual crisis capitalista no es una crisis más, de carácter cíclico, sino una crisis histórica que ha terminado arrastrando a los propios Estados, tras los rescates de bancos y grandes empresas posteriores a la crisis de 2008. Y esa crisis, dijo, ha dejado planteado, ahora, el problema de la guerra.

En este marco, valoró la coincidencia entre el SWP y el PO a la hora de denunciar a ambos bandos en la guerra en Ucrania (o sea, tanto a la Otan como a Putin), en momentos en que una parte de la izquierda mundial hace causa común con Zelensky y la alianza atlántica. Y también puso de relieve una convergencia en torno al apoyo a la resistencia del pueblo palestino frente a la ocupación sionista.

Con respecto a la cuestión de la lucha contra la ultraderecha, Solano consideró que no debe desplazar el eje de la lucha contra los gobiernos de la guerra, que en muchos casos están encabezados por supuestos demócratas (Biden, Macron, Scholz, etc.), puesto que se correría el riesgo de deslizarse hacia el frente popular. En definitiva, dijo, se trata de dar una lucha contra el capital en todas sus formas políticas.

Al mismo tiempo, consideró que el frente único no tiene que ser entendido como un mínimo común denominador de coincidencias frente a la ultraderecha sino como un mecanismo para desenvolver las tendencias revolucionarias de la clase obrera. En el caso de la experiencia argentina, Solano indicó que no se trata de un gobierno fascista (en lugar de destruir los sindicatos, Milei privilegió una alianza con la burocracia sindical; tampoco ha podido formar hasta ahora fuerzas de choque) y que la lucha para derrotarlo tiene que darse a partir de precisiones concretas; un aspecto decisivo es la denuncia de la colaboración política del peronismo.

Durante la ronda de preguntas de los presentes, Callinicos englobó al avance de la ultraderecha como un aspecto de una crisis mayor, se refirió a una crisis “multidimensional” del capitalismo y saludó que el documento con las conclusiones del encuentro de Buenos Aires (en el que participaron el PO y organizaciones de Italia, Grecia, Turquía y otros varios países) contenga una denuncia rigurosa del rol de la Otan en el conflicto ucraniano.

La vigencia del leninismo-trotskismo en esta era de crisis, guerras y revoluciones
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