Una joven “socialista” latina derrota en Nueva York a un ‘notable’ del Partido Demócrata

The Guardian la llama “la nueva estrella progresista” que en poco tiempo pasó de la barra de una taquería de Manhattan (según su historia oficial) a candidata a congresista por el Partido Demócrata en el distrito 14 de Nueva York (Bronx y Queens), un enclave demócrata que casi con seguridad la depositará en el Capitolio, si vence al republicano Anthony Pappas. “Comprendo el sufrimiento de la clase trabajadora estadounidense porque la he sufrido en carne propia”, declaró Alexandria Ocasio-Cortes (28 años) durante la campaña, en alusión a su familia y a las largas jornadas de trabajo que le impuso la crisis de 2007.  Su victoria estremeció las vetustas estructuras demócratas. Obtuvo un 57% contra el 42% de su adversario (15 mil a 11 mil votos en un distrito de 700 mil habitantes).


Desde su fracción “Socialista Democrática de América” (DSA) apoyó la campaña del izquierdista Bernie Sanders, quien obtuvo más de veinte millones de votos contra Hilary Clinton en las internas demócratas de hace dos años. Su elección acentúa una tendencia ascendente del progresismo ‘socialista’ norteamericano, que hace una suerte de ‘entrismo’ en el partido demócrata y rechaza desarrollar una corriente política independiente. Reivindica su condición de “mujer y latina”, como otras numerosas candidatas de tipo similar a lo ancho de Estados Unidos. No representa a ninguna corriente de la clase obrera, sea en el programa como en su ligazón organizativa.  No deja de ser, sin embargo, un síntoma del descontento creciente de los trabajadores y de la crisis política que atraviesa a Estados Unidos. El incremento de la resistencia a las políticas de Trump encarnadas en las huelgas de maestros y en las movilizaciones contra la política inmigratoria constituye el telón de fondo de estos quiebres políticos.


Es que Alexandría salió a pelear el distrito de Bronx-Queens a Joe Crowley, un ricachón que representa a la casta del partido Demócrata en el Congreso. La campaña de Ocasio-Cortez se hizo bajo el lema: “Nosotros tenemos al pueblo, ellos tienen el dinero”, en referencia a la diferencia de 1 a 5 en la disponibilidad de recursos entre ambos contendientes (U$S 600.000 de pequeños donantes vs U$S 3.000.000 de empresarios y corporaciones). Ella implementó una campaña desde las bases, los militantes recorrían los barrios acercándose fundamentalmente a las comunidades latinas y afroamericanas, interpelando a la clase obrera, en contraposición con la estrategia mediática de Crowley a quien acusaba de no conocer a la clase trabajadora y de responder a Wall Street. El resultante fue una campaña que agitó la conciencia de la población pobre del distrito. “Es el momento de uno de los nuestros”, comentaba el vecindario, o “El Bronx y Queens merecen una líder de clase trabajadora”, tal como reza su web oficial https://ocasio2018.com. La palabra socialismo jamás aparece en su web, que reivindica atención medica “digna”, mayor acceso a las universidades y a la vivienda, “a medida que la economía se desarrolle”. De ninguna manera cuestiona los basamentos de la sociedad capitalista. 


En tanto denunció a Crowley de responder a los mercados, aclaró una vez conocido el resultado, que ella no representa una amenaza a los intereses capitalistas. Crowley apostó a la campaña mediática millonaria, pero Ocasio no dejó de recibir un buen trato en algunos medios que la enaltecieron como “la nueva portavoz del ala progresista”. 


Ocasio metió en agenda temas que quedaban tradicionalmente fuera de discusión: matrículas gratuitas en universidades, la abolición del sistema de control de inmigración, sistema de sanidad público que garantice el acceso universal (“Medicare para todos” el proyecto apoyado por Bernie Sanders) y una garantía universal de empleo. En campaña se valió de un crudo oportunismo: "Es hora de reconocer que no todos los demócratas somos iguales. Que un demócrata que acepta dinero de empresas, que no vive aquí, que no manda a sus hijos a nuestras escuelas, que no bebe nuestra agua ni respira nuestro aire no nos puede representar". Pero es eso lo que representa, precisamente, el partido Demócrata, además de gestor del imperialismo y sus guerras. 


La victoria de Ocasio debe ser leída en el escenario de la aguda crisis norteamearicana.