Una nueva carta de Lutte Ouvrière

En marzo de 1997, un conjunto de organizaciones trotskistas, entre ellas el Partido Obrero, acordaron lanzar una campaña por la refundación inmediata de la IV° Internacional, que toma como punto de partida la modificación de la situación política mundial del capitalismo; el cataclismo que provoca la restauración del capitalismo en Europa del Este y China y los movimientos revolu-cionarios que se han producido como consecuencia de estas condiciones. Las organizaciones que lanzaron esta campaña acordaron que la base para la discusión para re fundar la IV° Internacional debe incluir: 1) la actualidad de la lucha por la revolución socialista internacional y la dictadura del proletariado: 2) la reafirmación de la Caracterización de los frentes populares (colaboración de clases) como un recurso último del imperialismo contra la revolución proletaria; 3) la necesidad de la revolución social y política en la ex URSS, el Este europeo, China, Indochina, Corea del Norte y Cuba; la elaboración de una estrategia anticapitalista basada en el método y en las reivindicaciones de transición. La declaración, aprobada en Génova, destaca que la refundación de la IV° Internacional requiere la superación del Secretariado Unificado, al cual caracteriza como ajeno al marxismo y decididamente democratizante (antisocialista). 

Inmediatamente después de esta reunión internacional, una delegación de sus participantes se reunió con diversas organizaciones, entre ellas Lutte Ouvrière de Francia, para invitarlas a participar de esta campaña. 

Lutte Ouvrière respondió por escrito a esta convocatoria, rehusando a participar en esta campaña y señalando que los puntos acordados en Génova eran demasiado vagos; que las divergencias entre las organizaciones trotskistas son demasiado profundas y que no estamos en presencia del alza de masas que permitiría superar esas divergencias. Lutte Ouvrière caracteriza el llamamiento de refundar la IVa Internacional como una maniobra contra el SU (ver Carta de Lutte Ouvrière, 26 de mayo de 1997, reproducida en En Defensa del Marxismo, N° 17, julio de 1997). 

El Partido Obrero respondió explicando que el método político del planteamiento de refundar la IV° Internacional está en las antípodas de la formación de una nueva ‘tendencia’ que agudizaría la fragmentación de los trotskistas (ver aparte) y destacando que Lutte Ouvrière, a pesar de caracterizar como muy generales los puntos acordados en Génova no se pronuncia sobre ellos, en particular sobre la dictadura del proletariado… En la actualidad, la inmensa mayoría de las corrientes trotskistas tiene una estrategia democratizante (ver “Una respuesta a Lutte Ouvrière”, reproducida en En Defensa del Marxismo, N° 17, julio de 1997). 

En la reunión de partidos trotskistas realizada más tarde, en noviembre de 1997, la delegación del PO planteó que se elaborara, en común, una respuesta a la carta enviada por Lutte Ouvrière. Una comisión redactó una respuesta con la que no hubo acuerdo. La delegación del PO presentó un texto que fue sometido a debate. Finalmente, se aprobó la moción de que no fuera enviada ninguna respuesta a Lutte Ouvrière. (El texto de esa carta no aprobada puede encontrarse en En Defensa del Marxismo, N° 19, febrero / abril de 1998). 

En mayo de 1998, el Congreso del Partido Obrero —y más tarde la reunión de partidos trotskistas que se reunió en Buenos Aires — tomó nota de la caracterización que hacía Lutte Ouvrière sobre la evolución política de la Liga Comunista Revolucionaria, sección francesa del Secretariado Unificado. LO caracterizaba en la edición del 20 de febrero de su revista Lutte de Classes, que “política y moralmente, la Liga ya no está en una organización que se reivindique partidaria del comunismo”. Sobre la base de esta caracterización de Lutte Ouvrière —que confirmaba la que formularon las organizaciones reunidas en Génova y que, precisamente, LO había rechazado en su carta de respuesta—, las organizaciones trotskistas reunidas en Buenos Aires enviaron una nueva carta a Lutte Ouvrière, reclamándole que se sumara a la campaña por la refundación de la IV° Internacional (Carta a Lutte Ouvrière, En Defensa del Marxismo, N° 21, agosto / octubre de 1998). 

Lutte Ouvrière acaba de responder a esta última carta de mayo de 1998. En diciembre pasado, Lutte Ouvrière estableció con la Liga Comunista Revolucionaria un frente para las elecciones parlamentarias europeas de marzo sobre la base de un programa que reivindica una “Europa democrática”, y que pretende “superar la crisis mundial mediante un impuesto al movimiento del capital financiero de corto plazo y otras disposiciones que le impidan la evasión tributaria o el manejo en negro” (ver las críticas al programa del frente LCR-LO en las ediciones del 17 y el 24 de diciembre de Prensa Obrera). Reproducimos a continuación la nueva carta enviada por Lutte Ouvrière. 

París, 14 de diciembre de 1998. 

A la atención de: 

Oposición Trotskista Internacional Partido Revolucionario de los Trabajadores (Grecia) 

Partido Obrero (Argentina) 

Associación Marxista Revolucionaria “Proposta” (Italia) 

Partido de la Causa Operaría (Brasil) Oposición Trotskista del POR (Bolivia) Partido de los Trabajadores (Uruguay) Liga Trotskista (Estados Unidos) Colectivo en Defensa del Marxismo (Es-paña) 



Estimados compañeros: 

Les confirmamos que recibimos su -nueva carta, y además tuvimos la ocasión de encontrar en París a uno de sus compañeros que estaba de paso por esta ciudad, hecho muy positivo ya que permitió tener una discusión directa. Sin embargo, es necesario darles una respuesta por escrito a su última carta para precisar nuestros planteamientos. 

Primeramente, nuestra crítica referente al hecho del abandono del programa trotskista por las organizaciones del Secretariado Unificado no es algo reciente. Pero la crítica de la orientación del Secretariado Unificado no puede ser una base política suficiente como para fundar una reagrupación de organizaciones trotskistas proyectando reconstruir la Cuarta Internacional sobre bases serias y sólidas. 

Desde hace más de treinta años, las numerosas tentativas de crear por proclamación una nueva cuarta internacional han terminado en un fracaso. La historia de los intentos de reagrupación entre las organizaciones reclamándose del troskismo está plagada de proclamaciones afirmando un acuerdo político que se terminaron algunos meses o algunos años más tarde, en rupturas y anatemas recíprocos. 

Ninguna proclamación otorga un crédito político necesario y menos aún la competencia para erigirse en dirección internacional. En el momento de la fundación de la Cuarta Internacional, Trotsky reunía las dos características. Aquellos que a continuación se designaron como herederos no tenían ni una, ni otra. Peor aún, a menudo la iniciativa de proclamar una nueva organización in-ternacional venía de organizaciones que no poseían la más mínima competencia y que no mostraron una capacidad, aunque hubiera sido mínima, para implantarse, ni siquiera un poco en la clase obrera y tampoco lograron agrandar estas organizaciones, aun en una dimensión modesta. Ser pequeño y sin influencia militante no es un crimen pero esto no da la competencia para pretender dirigir en otro lugar, lo que no se es capaz de hacer en el país donde milita. 

El problema esencial que encuentran todas las organizaciones trotskistas, que no tienen ni las dimensiones, ni la influencia militante, ni una presencia significativa en la clase obrera, es tratar de adquirir todo lo anteriormente señalado. No es una crítica a sus organizaciones, nosotros mismos somos también una pequeña organización que no tiene un peso a la medida de nuestra ambición política común: dar a la clase obrera la dirección que les falta. Y del mismo modo que un partido no se proclama sino que se construye, así mismo una Internacional no se proclama. 

Es verdad que ustedes no proponen proclamar una nueva variante de la Internacional, pero el método es el mismo. 

A pesar de ello, somos partidarios de relaciones internacionales que nos permitan intercambios y confrontación de experiencias. Pensamos en efecto que empezando así es como relaciones de confianza pueden tejerse entre grupos militantes de diferentes países. 

Pero nosotros estimamos que un acuerdo político sobre algunos puntos programáticos no puede ser ni un paso previo, ni un punto de partida para el establecimiento de relaciones entre or-ganizaciones que se reclaman del troskismo. Estas organizaciones tienen en común el reclamarse del troskismo, es decir del programa de transición, lo que incluye la lucha de clases por la revolu-ción socialista y la dictadura del proletariado, la condena de la política del Frente Popular, la necesidad de la revolución política en la URSS y la elaboración de una estrategia anticapitalista basada en el método y las reivindicaciones de transición, es decir lo esencial de la declaración en cuatro puntos que ustedes proponen para que firmemos. Hasta que se pruebe lo contrario, el Secretariado Unificado no ha renegado este programa, en todo caso oficialmente. Entonces hay que creer que, incluso el acuerdo formal sobre el programa de transición, no es suficiente para llevar a organizaciones a colaborar, ni menos aún a aceptar una disciplina común como tampoco a darse una dirección internacional que goce de su confianza. ¿Por qué el acuerdo sobre los cuatro puntos que ustedes han formulado y, por supuesto, menos ricos que el programa-trotskista en su conjunto, tendría esta virtud? 

Por otra parte, notamos también que entre las organizaciones firmantes del llamado que ustedes nos proponen se constata desde ya una divergencia sobre la apreciación de la actual situación po-lítica internacional. Esto es normal y natural, pero esto demuestra también que el acuerdo sobre los cuatro puntos no implica de ninguna manera un acuerdo profundo, ni tampoco una verdadera comprensión común de la situación y de las tareas concernientes o, como ustedes lo dicen en su carta, una verdadera “delimitación política”. Una comprensión común de la situación y de las tareas, sin las cuales no puede existir un verdadero acuerdo, es decir una real solidaridad internacional entre grupos, no puede en las circunstancias actuales alcanzarse sino como resultado de una verdadera colaboración basada en relaciones y discusiones estrechas. Un acuerdo pragmático puede, en una cierta etapa, concretizar la existencia de semejante solidaridad, pero es entonces el resultado de esta solidaridad, no es una etapa previa. 

Por supuesto, les reiteramos que estamos dispuestos a establecer, con las organizaciones trotskistas que lo desean, relaciones de intercambio político, para confrontar nuestras experiencias y encontrar, si es posible, los medios y las posibilidades concretas para colaborar en forma útil. Es este tipo de relaciones que puede eventualmente permitir encontrar puntos de acuerdo políticos más profundos. Y aunque no se lograra llegar hasta allí, estas relaciones existirían, y si ellas fueran una ayuda real para que cada grupo se construyera y diera un paso adelante, este paso en la práctica valdría quizás, si ustedes nos permiten parafrasear a Lenin, decenas de acuerdos políticos sin futuro. 

En todo caso, estamos de acuerdo para tener relaciones con cada una de vuestras organizaciones y estaremos felices de conocer vuestras iniciativas; 

Con este deseo, les enviamos nuestros saludos revolucionarios. 



Muy fraternalmente, 

En nombre de la dirección de Lutte Ouvrière.