“Una oportunidad de abrir el debate de las capacidades de la izquierda”

Ximena Madrigal y Daniel Trejo, militantes de Juventud Obrera de Costa Rica, que participó de la Conferencia Latinoamericana y de los EE.UU.

En el marco de la Conferencia Latinoamericana y de los Estados Unidos, que contó con la participación de decenas de organizaciones de izquierda del continente, Prensa Obrera entrevistó a Ximena Madrigal y Daniel Trejo, militantes de Juventud Obrera de Costa Rica. Dicho grupo presentó junto a otras seis organizaciones (el PO de Argentina, la Fuerza 18 de Octubre chilena, la Agrupación Vilcapaza de Perú, el Grupo de Acción Revolucionaria de México, la Agrupación León Trotsky de Uruguay y la Agrupación de Trabajadores Bolivianos) un documento común como aporte al debate.

Respecto a la situación política en Costa Rica, denuncian al gobierno fondomonetarista de Carlos Alvarado (Partido de Acción Ciudadana), quien llegó al poder tras un ballotage frente a una figura ultraconservadora y religiosa, Fabricio Alvarado, y por su debilidad de origen impulsó un gobierno de coalición que lleva adelante las políticas de ajuste. El PUSC (socialcristianos), “nido de la derecha en este país”, dirige la agenda económica del gobierno, explica Daniel. Pero también se ha integrado a través de un ministerio el centroizquierdista Frente Amplio, que juega un doble rol, puesto que tiene un diputado opositor en el parlamento. “El FA agrupa muchos sectores pero su dirección no es revolucionaria”, dice Daniel.

Entre las medidas de ajuste impulsadas por el gobierno costarricense en el último período se destacan el “combo fiscal”, que implica la introducción de impuestos al consumo que afectan enormemente a los sectores populares, y los recortes en la educación pública. Los compañeros que integran Juventud Obrera han participado del proceso de huelgas y movilizaciones contra estas medidas.

Ximena comenta que la rebelión nicaragüense de 2018, detonada por el recorte a las jubilaciones del gobierno de Daniel Ortega, tuvo una gran influencia en la huelga de ese año en Costa Rica contra la reforma tributaria reaccionaria, que se extendió por casi tres meses. Y a su vez, el proceso de luchas estudiantiles de 2019 contra el ajuste en educación coincidió con el levantamiento chileno. “Se impulsan mutuamente. En la toma de los edificios había bastante debates y apoyo al pueblo chileno”, explica Ximena.

Para detener las luchas, el gobierno ha aprobado una legislación que limita el derecho a huelga y los cortes de ruta.

Ambos señalan a lo largo de la entrevista las dificultades de influenciar a los movimientos de masas que vienen surgiendo en el último período (campesinos, estudiantiles, de la mujer). “Parte de la marginalidad política de la izquierda revolucionaria en Costa Rica se debe a su fraccionamiento. Esto no quiere decir que las uniones que se deban dar sean antojadizas ni poco pensadas, o que se priorice la unidad frente a los programas revolucionarios”, dice Ximena.

“La Conferencia es una oportunidad de abrir el debate de las capacidades de la izquierda frente a estos momentos políticos, también como respuesta a los diferentes gobiernos ultraderechistas que están surgiendo en la región y ante el fracaso de los movimientos amplios y del socialismo del siglo XXI que ya demostraron que se están agotando y que no tienen más salida”, dice Daniel.

Ximena coincide. “Estamos bastante interesados en contribuir y expandir la visión de un posible frente obrero y campesino de las clases oprimidas a lo largo de toda América Latina”.

Daniel resume las potencialidades y límites de la etapa en una observación. “Uno ve cada vez más gente cuestionándose el rol del capitalismo en la sociedad actual, cuestionándose el papel de EE.UU., cuestionándose las posiciones de los gobiernos que están a favor de EE.UU. Lo que pasa es que esas personas no tienen una dirección”.

La Conferencia Latinoamericana y de los Estados Unidos buscó dar una respuesta a este problema.