Una prisión a cielo abierto

Con la caída de los Hermanos Musulmanes en Egipto, el gobierno militar cerró el paso que conecta ambos territorios y destruyó túneles que unían la Franja de Gaza con la península del Sinaí. Los palestinos necesitan, además, un permiso especial israelí para salir temporalmente de la Franja, que generalmente es denegado. De los 1,6 millones de habitantes de Gaza, la mitad come gracias a la ayuda humanitaria, y el desempleo supera el 40 por ciento de la población. Buena parte de la popularidad de Hamas, que controla el territorio desde que le ganó las elecciones de 2006 a Al Fatah, descansa en una enorme red de asistencia social. Los empleados públicos llevan dos meses sin cobrar el sueldo, aunque las deudas salariales se extienden a nueve meses. Adnan Abu Hasna, un vocero de la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos, denuncia que “no tenemos suministro eléctrico constante, agua suficiente o combustible” (La Nación, 9/7).


G. M.