Una sublevación recorre el Estado español

La “Marcha de la Dignidad”


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Cientos de miles de personas (los organizadores hablan de dos millones) se congregaron en Madrid el 22 de marzo bajo las consignas “No al pago de la deuda”, “Ni un recorte más”, y “Fuera los gobiernos de la troika”. En la etapa de organización de la marcha fue desechada la reivindicación de Izquierda Unida – “dimisión del gobierno”- porque apunta a promover, como salida política, un gobierno de coalición PSOE-IU. La continuidad de la presencia de IU en la manifestación obedeció seguramente a la ausencia de una consigna de ruptura del Estado español con la Unión Europea. Los movimientos nacionalistas, en particular en Cataluña, no solamente el bipartidismo españolista e IU, reivindican la integración en la UE, que maneja precisamente “la troika” -FMI-BCE-Comisión Europea. La realización de los Estados Unidos Socialistas de Europa pasa, necesariamente, por la destrucción de la Unión Europea. Es precisamente el punto nodal de la crisis en Ucrania, cuya unidad e independencia supone el sacudimiento del yugo de la Rusia restauracionista y el rechazo a convertir al país en un protectorado de la UE.

Seis contingentes partieron desde el interior, recorriendo distintas rutas que desembocan en la capital, donde se plegaron a ellos otros cientos de miles de madrileños. “Y si hace falta, marcharemos hasta Bruselas” (El País, 21/3), señaló un manifestante. Las organizaciones y sectores que participaron son una radiografía de la crisis: sindicatos, las mujeres del carbón asturiano, desocupados, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Stop Desahucios, movimientos contra los recortes en los servicios públicos, los indignados (que protagonizaron la oleada de movilizaciones de 2011), y los trabajadores de Panrico (que llevan cuatro meses de huelga en defensa de sus puestos de trabajo), entre muchos otros. La participación de diversas organizaciones sindicales de todo el país, mostró una unidad de clase de los trabajadores de las distintas nacionalidades. Uno de los elementos más destacados fue el fuerte rechazo a la reaccionaria reforma Gallardón, que restringe aún más el derecho al aborto, y que estuvo precedido por las marchas multitudinarias del 8 de marzo -que ha llevado a las comunidades de Andalucía y Cataluña a reclamar al Ministerio de Justicia la retirada del texto. También estuvo presente la denuncia a las fuerzas de seguridad por los trabajadores migrantes que murieron ahogados cuando intentaban llegar a Ceuta. Españoles que migraron a Alemania por la crisis, a su vez, hicieron una concentración solidaria en Berlín.
Las consignas de la marcha fueron motivo de una lucha política. Izquierda Unida intentó que el lema principal fuese “por la dimisión del gobierno”. La izquierda reformista, como las centrales UGT y CC.OO., se ven desbordadas por una movilización que pone en tela de juicio a la Unión Europea imperialista.

La “Marcha de la Dignidad” ha puesto en evidencia una maduración política de los explotados del estado español ante la crisis.


Gustavo Montengro