Una victoria pírrica de Syriza

El presente artículo de balance de las elecciones del 20 de septiembre fue elaborado por Savas Michael-Matsas, dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores (EEK) de Grecia.


El presente artículo de balance de las elecciones del 20 de septiembre fue elaborado por Savas Michael-Matsas, dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores (EEK) de Grecia.


 


Syriza, después de capitular ante la UE, el BCE y el FMI el 12 de julio con la firma de un tercer paquete de medidas de austeridad aún más brutales que las previas, y atadas a un nuevo plan de rescate de la insostenible deuda griega; después de provocar entre las masas populares griegas y sus propios miembros la ira, la decepción, la confusión y el disgusto; después de la fractura traumática de su partido y de su grupo parlamentario; después de todo esto y a pesar de todo esto, logró ganar las elecciones anticipadas el 20 de septiembre. Elecciones que resucitaron a su gobierno de coalición con los nacionalistas de derecha de Anel (Griegos Independientes).


 


Plus ça change plus c'est la même chose -mientras más cambian las cosas, más permanecen igual- podría decir algún cínico pero superficial comentarista. Pero nada es lo mismo: el gobierno de los mismos socios (Syriza/Anel) no es el mismo que aquel elegido el 25 de enero de 2015, no es el mismo gobierno que fue empoderado mediante el entusiasmo y las esperanzas de la mayoría del pueblo griego para poner fin a la pesadilla de la austeridad permanente impuesta por la troika de la UE/BCE/FMI. Nadie duda hoy de que el nuevo gobierno de Syriza/Anel implementará los dictados de la UE en el tercer Memorándum. El sistema político no se restableció, ni se estabilizó. Por el contrario, la abstención masiva sin precedentes (45 por ciento, diez puntos más que en las elecciones anteriores), una abstención particularmente fuerte entre los jóvenes, los desempleados y las zonas proletarias que llevaron al triunfo del NO en el Referéndum de julio 5, así como un voto a la llamada “Unión de centristas”, dirigido por V. Leventis, un conocido personaje cómico de la TV, son claras señales de pérdida de credibilidad en el parlamentarismo griego y de una desintegración adicional de un sistema político en ruinas.


 


El hecho de que los nazis de Amanecer Dorado ocupen de nuevo la tercera posición entre las fuerzas del Parlamento es una amenaza; pero lejos de ser un signo de reaseguro de la estabilización política, muestra claramente la profundización de la polarización social y política y los peligros que enfrenta la población. Aunque no ha habido un aumento espectacular de los votos a los nazis, empero, los ha convertido en un factor contrarrevolucionario constante en la vida política, e incluso ese voto se duplicó en las islas, donde llegaron las oleadas de migrantes el pasado verano.


Las fuerzas que se han separado desde la izquierda de Syriza, formando la gran heterogeneidad burocrática de Unidad Popular, fueron derrotadas en las elecciones, ya que no representan ninguna alternativa creíble, sólo una vaga promesa de una “nueva Syriza, más consistente con sus orígenes”, dedicados a formar un “frente democrático patriótico, antiausteridad”, basado en el nacionalismo económico, una vuelta a la moneda nacional, el dracma, sin una ruptura con la UE ni con el capitalismo. Los votantes prefieren el Syriza original que su réplica. El fracaso de la Unidad Popular para entrar en el parlamento se intensifica ahora con todas las fuerzas centrífugas presentes en ella.


 


El autorreferencial y sectario Partido Comunista estalinista (KKE), no logró atraer a las fuerzas que dejaban a Syriza, permaneciendo inamovible en su pequeño 5,5 por ciento de los votos.


Generalmente, el KKE y otras fuerzas de la izquierda, incluso Antarsya, han llamado al pueblo a votar únicamente por una oposición combativa y popular de trabajadores. El EEK luchó en un bloque electoral con Antarsya sobre la base de un programa de transición para poner fin a la austeridad, por una ruptura con la UE, por el control obrero de los sectores estratégicos de la economía, por la abolición de la deuda, la nacionalización de los bancos, etc. insistiendo siempre en una lucha por el poder obrero y una unificación socialista de Europa. El bloque EEK-Antarsya ha aumentado su votación y el porcentaje en relación a las elecciones anteriores de 2015 y 2012, sin romper el límite de un marginal 0,8 por ciento. Las grandes masas nos ven como organizaciones de combate necesarias para las luchas cotidianas, pero todavía no como una alternativa al poder.


 


El pueblo griego se ha visto, en primer lugar, ante el dilema acerca de qué tipo de gobierno podría detener la catástrofe en curso y no sólo el de elegir una fuerza de oposición. Y ha elegido, sin mucho entusiasmo ni grandes expectativas, el mal menor, el Syriza de Tsipras, para evitar una restauración completa y revanchista del viejo régimen corrupto y desacreditado de la derecha de Nueva Democracia.


 


Será un gobierno aún más débil y, por la misma razón, un gobierno muy peligroso atado a las órdenes de la UE y de la clase dominante griega para implementar el programa de austeridad más salvaje sobre un pueblo devastado, en condiciones de una crisis capitalista mundial que se agudiza rápidamente.


Las batallas más importantes se encuentran frente a nosotros.