Uruguay: El gobierno del TLC

El 9 de agosto, al inaugurar la conferencia “Uruguay en la economía global”, el presidente Tabaré Vázquez volvió a ratificar su disposición a firmar un tratado de libre comercio con los Estados Unidos. “El tren pasa sólo una vez...”, declaró.


Pocos días después, Vázquez anunció que sería “el único vocero” de las negociaciones comerciales con los Estados Unidos. En otras palabras, que bajo su personal responsabilidad las negociaciones siguen...


Brecha, en su edición del 2 de junio, informa que los cinco principales ministros del gabinete habían llegado a un acuerdo con la agenda de negociación, que “generó ciertos desconciertos porque el punteo de la negociación se asemeja a las bases que propone Estados Unidos para un TLC y limitaría el margen de maniobra” ya que incluye “áreas que Washington considera claves como telecomunicaciones, comercio electrónico, propiedad intelectual, agricultura y medidas sanitarias y fitosanitarias”.


El TLC, como corresponde, se firmará bajo los lineamientos que establezca el gobierno norteamericano.


Sus grandes beneficiarios, en Uruguay, serán un puñado de grandes frigoríficos, la mayoría de los cuales se encuentra en manos extranjeras.


El gobierno del TLC


El gobierno que se apresta a firmar el TLC es el mismo que pagó parte de la deuda externa en forma adelantada y que mantiene a Montevideo como un “paraíso financiero” de la banca internacional.


Es el que mantiene a los jubilados por debajo de la línea de pobreza: 76.000 cobran menos de 1.500 pesos (unos 150 argentinos) y otros 170.000 cobran menos de 5.000 (unos 500 argentinos). Por eso las organizaciones de jubilados salieron a manifestar en reclamo de aumento de haberes en junio y julio.


Es el gobierno que, desconociendo las negociaciones colectivas, intenta establecer unilateralmente los salarios de los trabajadores del Estado. Por eso, los trabajadores agrupados en la Cofe (estatales) montaron un “campamento de la dignidad” en reclamo de paritarias.


Es el gobierno de las papeleras contaminantes y de las zonas francas, donde los pulpos no pagan impuestos ni rigen las leyes laborales uruguayas.


Es el gobierno de la extranjerización de la tierra y de la expulsión de los pequeños productores.


Es el gobierno bajo el cual se mantiene la impunidad del aparato represivo.


Es el presidente del veto a la despenalización del aborto.


El gobierno del TLC es un gobierno acabadamente proimperialista. Es el gobierno de la “izquierda unida” del Uruguay.