En octubre se desarrollarán las elecciones presidenciales en Uruguay. Previamente habrá elecciones internas de los partidos para definir los candidatos, en junio. La gestión frenteamplista ha gobernado para el gran capital. Se ha acentuado la concentración y extranjerización de la tierra (quince grupos concentran 1,4 millones de hectáreas), los subsidios a los grupos capitalistas decuplican el presupuesto de Desarrollo Social, y los bancos en enero arrojaron su mayor ganancia en trece años. Como dijo Lucía Topolansky, “los empresarios patean porque tienen que patear, pero con el Frente les ha ido muy bien” (El País, 20/3). La deuda externa desde 2005 a la actualidad se duplicó. Del lado de los trabajadores las cosas son al revés: con una canasta familiar próxima a los 60 mil pesos, la jubilación mínima es de 7 mil y el salario mínimo de 9 mil.

Bajo el gobierno de Mujica, el país se consolidó como monoproductor de materias primas. Un millón de hectáreas están destinadas al cultivo de eucaliptos (insumo de las papeleras), y otro tanto a la soja transgénica. En esta línea se inscribe el emprendimiento Aratirí, de entrega del mineral de hierro a capitales chinos, que amenaza con una devastación ambiental. Algunos años después de radicada Botnia, Fray Bentos sigue siendo la ciudad con mayor desocupación del país. La desaceleración en la demanda de materias primas por parte de China afectaría todo este andamiaje primarizador.

La interna del Frente Amplio

Uruguay llega a los comicios en un difícil cuadro económico. En los dos primeros meses de 2014 la inflación superó el 9%. Procura impedir que sobrepase los dos dígitos controlando los salarios. Al igual que el kirchnerismo, ha procedido a una manipulación del Indice de Precios. La inflación y las devaluaciones de Argentina y Brasil ya han provocado un atraso cambiario.

Colorados y blanco marcharán por separado en los comicios nacionales, pero golpearán juntos para tratar de arrebatarle al FA la ciudad de Montevideo. En la interna, el principal candidato es el ex presidente Tabaré Vázquez, que plantea estrechar relaciones con Estados Unidos y con la Alianza del Pacífico. Con su adversaria, Constanza Moreira, son mayores las coincidencias que las diferencias. “La mesa nacional del Frente acaba de aprobar un programa único de gobierno”, e incluso “la mayoría de la boleta frenteamplista ya está consensuada” (Miradas al Sur, 2/3). En este cuadro, la candidatura de Moreira cumple el único papel de aspirar por izquierda los votos que podría perder el Frente Amplio ante su rumbo patronal. Moreira ha actuado en el Parlamento en sintonía con el resto del bloque, incluyendo su apoyo a la ley Aratirí.

“El PT tiene que estar”

El Partido de los Trabajadores (PT), integrante de la CRCI, conquistó las 2 mil firmas necesarias para obtener la personería electoral. Pelea ahora para conseguir los 500 convencionales requeridos para la elección primaria, y superar el piso de 500 votos por departamento. Quebrar estas maniobras proscriptivas permitiría rerforzar su campaña para atraer el descontento popular con el Frente Amplio en el marco de un Frente de Izquierda, que debe atravesar, por ley, sus propias internas. Un conjunto de dirigentes sindicales y departamentales que militó en el Frente Amplio está suscribiendo un llamamiento que convoca a defender la legalidad del PT y un frente de izquierda sin exclusiones.

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“Algunos años después de radicada Botnia, Fray Bentos sigue siendo la ciudad con mayor desocupación del país”.

Gustavo Montenegro