Uruguay: Hermanos en el desfalco

¿Quién dijo que Argentina no contagia?


En menos de quince días, el sistema bancario uruguayo ha sufrido dos golpes espectaculares (¿mortales?) como consecuencia de la bancarrota argentina: los dos primeros bancos de la otra orilla están al borde de la quiebra.


El más instructivo es el caso del Banco Comercial, entre cuyos directivos se encuentran los hermanos Rohm, que se hicieron ricos como cajeros del menemismo y que en la vísperas del derrumbe argentino estuvieron a punto de quedarse con el Banco de Córdoba, respaldados en esto por notorias potencias, como el gobernador De la Sota, el Banco Mundial y el Banco Interamericano. ¡Y después dicen que la crisis argentina es “doméstica”!


El escándalo del Banco Comercial estalló cuando los socios de los Rhom, nada menos que el J.P. Morgan Chase, el Dresdner Bank y el Credit Suisse First Boston, descubrieron que Carlos Rhom los había currado en 250 millones de dólares, al utilizar en beneficio propio títulos que el Comercial tenía solamente en custodia. Lo que hizo Rhom fue vender esos títulos ajenos para cubrir créditos en mora de una sociedad panameña de su propiedad en los años ’80. Lo ocurrido es una muestra del destino que habría tenido el Banco de Córdoba si De la Sota se hubiese salido con la suya. De todos modos, el agujero ha sido lo suficientemente grande como para que Duhalde y Batlle s e hayan visto obligados a reunirse para evitar una corrida contra el sistema financiero uruguayo (La Nación, 31/1). Si el banquero Carlos Rhom se encuentra preso, esto se debe a que no curró a un jubilado ni al Estado, sino a los bancos más poderosos. El delito, sin embargo, ha cobrado la altura que tiene porque es la consecuencia y un reflejo del estado de insolvencia del sistema financiero en diferentes países.


A la “desgracia” del Comercial se acaba de sumar la filial del Galicia, que ya ha sufrido un retiro de 500 millones de dólares en dos meses y 300 millones en la última semana, lo que amenaza su continuidad (Clarín, 13/2). Ocurre que el Galicia prestaba en Argentina, a una tasa más alta, los depósitos que recibía en su sucursal uruguaya. Ahora, “el panorama ‘es muy complicado’ … si el Banco Central del Uruguay no pone la plata…”.


La insolvencia de los dos principales bancos de la plaza de Montevideo no solamente pone en crisis a la economía vecina sino que refuerza el derrumbe bancario de Argentina, porque los bancos en cuestión operan en Buenos Aires y porque los depositantes en la otra orilla son principalmente argentinos. El mercado financiero uruguayo opera fundamentalmente como un refugio de capitales de otros países, de modo que su quiebra tendría de inmediato repercusiones internacionales.