Internacionales
11/9/2014|1331
Uruguay: otra pastera
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José Mujica y autoridades de gobierno uruguayo inauguraron la pastera Montes del Plata en Colonia, la planta prevé producir 1.300.000 toneladas de celulosa al año, pero en algunos casos podrá producir hasta 1.450.000 toneladas, cifra que ya ha sido autorizada por el gobierno, Montes del Plata producirá 150.000 toneladas mas que la actual producción de UPM -Botnia, ambas con increíbles beneficios fiscales y con actuación en las llamadas Zonas Francas.
La planta que dará ocupación solo a 700 trabajadores en los momentos picos de su construcción, llego a tener 6.000, con 68 empresas tercerizadas donde hubieron centenares de accidentes y varios obreros muertos lo que significo que en el medio hubo una huelga general en contra de los métodos d e seguridad de la multinacional y la complicidad del propio gobierno del Frente Amplio, más apurado que la propia empresa por ponerla en funcionamiento.
Mujica, en un discurso de los más lastimosos que haya dicho en su vida dijo que la planta es “una maravilla”, y en un acto de rastrerismo sin par agradeció a la empresa por regalarle “casitas decentes y abrigadas para las mujeres pobres llenas de hijos” pues la multinacional regalo los contenedores que se habían utilizado en la etapa de construcción de la planta a los pobres de Colonia.
Mujica anunció que “va por mas” y que viajará pronto a Finlandia para concretar la instalación de la tercera planta de celulosa en Uruguay. Que “será más grande que esta” y dijo que se manejan tres o cuatro ubicaciones posibles, de mas pasteras todas cerca de la frontera con Brasil.
El gobierno uruguayo además de brindar todo tipo de beneficios a las pasteras multinacionales ha producido la mas grande extranjerización d e la tierra de la historia del país. El consorcio Montes del Plata es el mayor propietario de tierras del Uruguay con alrededor de 250.000 hectáreas pero además. El administrador de fondos de inversión estadounidense GMO adquirió solo para abastecer a Montes del Plata 45.000 hectáreas, por los que pagó una cifra cercana a 140 millones de dólares.
El asesor de GMO que además tiene miles de hectáreas que abastecen a Botnia, afirmó que para los inversores del grupo estadounidense “Uruguay es un país interesante porque ofrece estabilidad, previsibilidad y los precios de la tierra se han mantenido o aumentado” (El país – Economía). Entre otras cosas el gobierno del FA ha hecho posible la famosa letra del Cantor Daniel Viglieti que decía “le aseguro que es un gringo el dueño del Uruguay”.
El desplazamiento absoluto al monocultivo (además de las consecuencias de desequilibrio ecológico que denuncian los ambientalistas) puede producir ingresos económicos transitorios al Uruguay como consecuencia de las exportaciones de celulosa pero cada día la economía uruguaya estará supeditada los altibajos del mercado internacional de pasta de celulosa que pueden ser muy pronunciados.
En 2008 se exportaron 756 millones de dólares de celulosa pero, en 2009 hubo una abrupta caída a 348 millones de dólares como consecuencia de la crisis en Estados Unidos. En 2010, esos montos subieron a 728 millones de dólares y luego tuvieron altibajos. El 2013 se ubicaron en 604 millones de dólares.
Como consecuencia de estos altibajos se produjo el cierre y el abandono del país de la empresa Urupanel, de capitales ecuatorianos, que empleaba a 419 trabajadores en la ciudad de Tacuarembó y que había exportado 26 millones de dólares en 2013. El FA pretende dejar un Uruguay en manos de las multinacionales.
Si se produce el triunfo de Tabaré Vázquez la economía terminara dependiendo de las pasteras. Eduardo Galeano hace ya muchos años en “Las venas abiertas de América Latina” alerto de cómo terminaron estos procesos de explotación de las multinacionales en Venezuela con el petróleo, en Brasil con el Caucho, en Chile con las salitreras, en Perú con el guano. En Bolivia con las minas de plata, con la ruina de esos países.
En Uruguay, el FA va en ese camino, cada día más arrodillado ante las multinacionales Es necesario superarlo.
Juan Ferro