Uruguay: Quién le teme al triunfo “verde”

La traición de la “izquierda"

Cualquiera sabe que el diario La Nación es un termómetro fiel de la política de la burguesía y hasta de su estado de ánimo. Por eso resulta por demás interesante el artículo de su corresponsal en Montevideo (2/4), que se refiere al referéndum del próximo 16 de abril, en el cual se habrá de votar sobre la vigencia o no de la ley de impunidad, aprobada en 1986, la cual declaró caducos los juicios iniciales contra los militares que cometieron delitos contra los derechos humanos bajo la dictadura militar de aquel país (1973-85). El mencionado corresponsal comienza por presentar el problema desde un ángulo muy concreto: (en) “Uruguay, dice, temen el triunfo ‘verde'", que es el color de la boleta que representa el rechazo a la ley de impunidad. El periodista utiliza un concepto general para reflejar, por supuesto, las aprensiones que son exclusivas de la burguesía y de los sectores reaccionarios. En efecto, la opinión reservada de los medios oficiales y de las fuerzas armadas uruguayas es que el voto “verde" se impondrá en la consulta que debe realizarse dentro de diez días. De acuerdo con algunas encuestas el “verde” derrotará al “amarillo" (ratificación de la impunidad) por 65 a 35 en Montevideo, una diferencia que los resultados en el interior del país no alcanzarán a revertir. “La presunción (es), dice La Nación, que a estas horas pudiera ser tarde para revertir el voto en la capital...”. Más precisamente, “el gobierno está dando muestras de temer seriamente que el referéndum del 16 del actual revoque la ley de caducidad”.

La derrota de la ley de impunidad por la vía del plebiscito significaría a no dudarlo una victoria política democrática de los trabajadores contra el gobierno, los partidos patronales y el imperialismo. Reabriría una crisis política que se dio prematuramente por cerrada. Desnudaría el carácter reaccionario del parlamento y de los partidos tradicionales del país, que votaron en su momento la aberrante ley que sería derogada mediante el voto popular. Si se tiene en cuenta la enorme presión que se está ejerciendo sobre el electorado para que ratifique la impunidad, la victoria “verde” sería una auténtica hazaña del pueblo hermano.

En contradicción con esto, sin embargo, la perspectiva que estaría causando zozobra en los círculos capitalistas de Uruguay, no le quita el sueño al corresponsal mitrista. A boca de jarro, el periodista le dispara al lector lo siguiente: “Líber Seregni (presidente del Frente Amplio) admitió que la anulación de la ley de caducidad (de los juicios) demandará una solución política a la situación emergente”.

El corresponsal emplea el término “anulación” de la ley, en lugar del de “derogación”, porque tanto blancos como colorados interpretan que el voto “verde” anularía la ley con relación al futuro pero no deroga sus efectos en el período que tuvo de vigencia. Si se acepta esta versión, el plebiscito sería una descomunal estafa, ya que no tendría ningún significado práctico contra los militares acusados por torturas, secuestros y homicidios. El parlamento uruguayo acaba de establecer, precisamente que cualquier otro referéndum que se realice en el futuro sólo tendrá alcances anulatorios de las leyes que cuestione, pero no efectos derogatorios de los beneficios que haya otorgado, lo cual permite que la Corte Suprema de Justicia adopte este criterio ahora, para determinar los alcances del referéndum del 16 de abril.

Pero además de este fraude está la posición del FA. Según el corresponsal de La Nación, “(Seregni) no ha dejado que se cuele ningún indicio de su pensamiento sobre el particular, pero es evidente que sabe que la anulación (sic) de la ley dejaría un vacío que deberá llenarse indefectiblemente con algo de dimensiones muy parecidas a las del faltante". No es completamente cierto, sin embargo, que Seregni no haya dejado ninguna pista respecto a sus intenciones. En declaraciones recientes, planteó “un amplio cambio de ideas de todas las fuerzas políticas y sectores sociales... para encontrar una salida política”, que vislumbra en términos de “sanción de una ley que determine con precisión cuáles son los delitos que deben ser juzgados… (pues) será imposible investigar la totalidad de las denuncias", además de que habría que tener presente la caducidad de los delitos como consecuencia de su prescripción (La República, 26/2). Es decir que el Frente Amplio se presta a desconocer al alcance del voto “verde”, que sin embargo propugna, mediante un acuerdo nacional bajo forma de ley, que establezca una limitación decisiva al juicio de los militares acusados por delitos de lesa humanidad.

La posición del FA le hace decir al hombre de La Nación que “Lo extraordinario del caso es que cualquiera fuere el acuerdo... la campaña del Frente Amplio por el referéndum y la anulación (sic) de la ley de caducidad no habría tenido sentido alguno”. ¡No se puede menos que coincidir! El FA fue llevado de mala gana a impulsar un referéndum para hacer frente a la presión democrática del pueblo, pero de ningún modo con la perspectiva de derrotar al Estado burgués. Pretendió agotar la experiencia popular, desangraría, desviándola por los laberintos de las maniobras, acuerdos y nuevas leyes, en un intento sinuoso y contrarrevolucionario por reconciliar las presiones del pueblo con los intereses del Estado y de su cuerpo de oficiales.

Estas evidencias explican por qué el FA y su agente en el movimiento obrero, la dirección del PIT-CNT, confinaron la lucha contra la impunidad al procedimiento parlamentarista del referéndum durante un año y medio, oponiéndose entre tanto a respaldar esta lucha mediante la acción directa de las masas En oportunidad de la sanción de la ley a fines del 86 el FA hizo terribles esfuerzos por llegar a un acuerdo con el Partido Nacional en favor de una ley que dejará impune a la inmensa mayoría de los mandos, pero admitiendo alguna suerte de adjudicación de responsabilidades a algunos jefes de las fuerzas armadas, y aun esto luego de una suspensión de los juicios por un año.

“Así las cosas, concluye son soberbia fundada el corresponsal de La Nación, resulta difícil discernir que será más perjudicial para el Frente Amplio: si un fracaso o un triunfo en el referéndum..."(!!) Efectivamente, la política y la perspectiva de la izquierda pequeño burguesa uruguaya coincide con una derrota del referéndum, la cual piensa procesar de cualquier manera luego de abiertas las urnas.

Todos le “temen” al triunfo “verde”, no sólo los representantes políticos de los grandes explotadores. Si se sigue a La Nación, estos no “temen” incluso realmente nada, pues entienden poseer los recursos jurídicos y violentos necesarios para privar de alcance a la derogación de la ley de impunidad y cuentan además con la colaboración del FA Esta circunstancia explica las formas “civilizadas” con que ha desarrollado su campaña hasta ahora la burguesía: el Partido Nacional poco interviene en ella aunque la mayoría de sus fracciones apoyan el voto "amarillo"

Quién realmente le teme al voto “verde” ¡es la dirección del FA!