Internacionales
2/6/2005|902
Uruguay: Un nuevo estatuto del coloniaje
El FA se suma al bloqueo a Cuba
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El Frente Amplio no dará “libertad de voto” a sus diputados y senadores cuando el parlamento uruguayo decida la ratificación del “tratado bilateral de inversiones” con los Estados Unidos. Los que se oponen a su ratificación (por lo menos la mitad de la bancada frenteamplista) deberán meter violín en bolsa y votar a favor de los yanquis “por disciplina”.
El tratado, que fue firmado por el gobierno de Batlle sesenta días antes del fin de su mandato (es decir, cuando ya el FA-EP-NM había ganado las elecciones), había sido negociado en el más absoluto de los secretos.
Incluye, como todos los “tratados bilaterales” que viene imponiendo Estados Unidos a sus “socios comerciales”, la igualdad de trato de los inversores externos con los nacionales; la cláusula de “nación más favorecida” (que automáticamente otorga a Estados Unidos cualquier trato más favorable que Uruguay negocie con un tercer país, por ejemplo en el marco del Mercosur); una definición de “inversión” y de “preinversión”, que incluye la especulación financiera y las patentes; la solución de conflictos mediante la intervención de tribunales privados (al margen de los tribunales de justicia nacionales e internacionales); las garantías de inmunidad total respecto de cualquier política estatal selectiva, restrictiva o regulatoria; la eliminación de los llamados “requisitos de desempeño” (cuotas mínimas de exportación, porcentajes de contenido material o mano de obra nacional, preferencias para insumos producidos en el país o los servicios prestados por empresas nacionales, proporción entre los volúmenes de importación y exportación, obligaciones de transferencia de tecnología, etc.), y la más amplia libertad en la movilización de capitales y en particular respecto de la repatriación de utilidades.
El tratado, además, niega sus beneficios a países con los cuales Estados Unidos no mantiene relaciones diplomáticas y toda empresa que opere o que esté integrada con capitales de esos países. Sencillamente, mediante este tratado, el FA-EP-NM se suma al bloqueo imperialista contra Cuba.
Los opositores al tratado, entre los que se cuentan incluso algunos ministros como José Mujica, ya han resuelto que ni el nuevo estatuto de coloniaje ni la integración del gobierno frenteamplista al bloqueo de Cuba son motivos suficientes para “sacar los pies del plato”.
Según el propio Mujica: “Si me ponen una pistola en el pescuezo le firmo cualquier cosa (…) si acá no tengo más remedio que comerme un pan podrido y no hay más remedio, me comeré el pan podrido, pero no esperen que yo diga que ese pan es rico, es bueno. Es un pan podrido, y me lo como porque no tengo más remedio” (La República, 28/5).