Venezuela: Derrota de Chávez

Hugo Chávez, la derecha ‘endógena’ y el PSUV sufrieron una derrota sin atenuantes en las elecciones de gobernadores y alcaldes municipales realizadas el pasado domingo.

Aunque obtuvo muchos más votos que la derecha, perdió estados fundamentales, como Carabobo, Miranda y Táchira -y el distrito metropolitano de Caracas. La población de Petare, que fue baluarte del chavismo popular (equivalente a lo que La Matanza es para Argentina) votó a la oposición.

También fueron derrotados los sucesores designados de Chávez: Diosdado Cabello, derrotado en la elección en Miranda, y Aristóbulo Istúriz, derrotado en la disputa por Caracas.
Ni el aumento de un millón de votos respecto del referéndum constitucional de 2007 ni la recuperación de algunos pequeños estados (Sucre, Aragua, Guariba) que estaban gobernados por un ex aliado del chavismo (Podemos) alcanzan para neutralizar la derrota en las grandes concentraciones urbanas, en los barrios populares de la capital y en los estados económicamente relevantes.

El PSUV, repudiado

Los candidatos que presentó el PSUV eran los directos representantes de la “derecha endógena”, denunciados desde el propio chavismo por corrupción rampante y por su incapacidad para resolver los problemas acuciantes de los trabajadores. Estos candidatos de la “boliburguesía” fueron repudiados y derrotados en las grandes concentraciones urbanas, incluidas aquellas con una tradición de apoyo al chavismo. La votación del PSUV en esas grandes concentraciones significa un paso atrás, incluso, respecto del referéndum de 2007, cuando una parte de la masa chavista no concurrió a votar. En esta oportunidad una parte de los que se abstuvieron en 2007 votó por los candidatos de la derecha – incluidos los golpistas de 2002, como en el estado de Miranda.

Petare

Petare, en las afueras de Caracas, fue un enorme bastión del chavismo durante el golpe del 2002. Su millón y medio de habitantes, mayoritariamente chavistas, votaron en esta ocasión por el candidato de la derecha. El resultado en Petare fue una enorme sorpresa para los encuestadores, para la derecha y, sobre todo, para los chavistas.

Los votantes entrevistados por la prensa informaban que su voto fue determinado por la incapacidad del gobierno para terminar con la inflación, para acabar con la “inseguridad” y, finalmente, para resolver la cuestión de la vivienda. La vivienda popular sigue siendo tan precaria como antes del ascenso del chavismo al gobierno.

El rechazo popular a los “boliburgueses” y a la “derecha endógena” del chavismo deben servir para impulsar la estructuración política independiente de la clase obrera venezolana.