Internacionales
12/8/2004|863
Venezuela: Por la derrota de los gorilas
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Nuestra caracterización de la semana pasada sobre el referendo venezolano se ha visto confirmada en los días posteriores.
Los monopolios internacionales del petróleo han roto con la oposición ‘gorila’ y están apoyando la continuidad de Chávez. “Los analistas estiman que el mercado petrolero desea una victoria clara del mandatario…”, informa La Nación (11/8) desde Caracas. El Financial Times (9/8) no se queda atrás, porque dice que “una victoria decisiva del presidente venezolano, Hugo Chávez, en el referendo del domingo podría allanar el camino para que fluyan miles de millones de dólares de inversión al sector energético del país". El vocero de las finanzas internacionales es más preciso todavía cuando señala que ese resultado electoral “podría llevar a más acuerdos como el que Chevron Texaco propuso la semana pasada para transformar el crudo pesado la Franja del Orinoco en un producto ligero, para producir eventualmente entre 200.000 y 400.000 barriles por día”.
Analistas de la industria petrolera opinan que las petroleras ven bien poner fin a lo que llaman “la inestabilidad política” en Venezuela y dan como razón para ello “la carencia de oportunidades de negocios en otras regiones” (Financial Times, 8/8). El diario agrega que “nuevas inversiones aquí resultarían probablemente más seguras para los directores de las compañías petroleras que en el Oriente Medio y Nigeria. El factor confort es aún más importante como consecuencia de las turbulencias financieras de la petrolera rusa, Yukos…”. Roger Tissot, director de Markets and Countries Group, “recordó que compañías como Chevron Texaco, Exxon Mobil y Conoco Phillips continúan trabajando sin quejas en Venezuela” (Financial Times, 8/8). Un director de Fondos de Inversiones Internacionales, citado por el FT, asegura que a la empresa estatal PDVSA aún le falta aumentar su producción en medio millón de barriles diarios para recuperar los niveles anteriores al sabotaje organizado por la oposición a fines del 2002, lo cual explicaría la necesidad que tiene Venezuela de las inversiones extranjeras para poder aprovechar a pleno los altos precios actuales del petróleo.
A la luz de estas tendencias no sorprende que el mismo diario haya informado en ediciones previas (5/8) que “Washington está reorientando su política hacia Venezuela (y) adoptando un enfoque más acomodaticio…” y que “Estados Unidos ablanda su posición a medida que se acerca el referendo”. Si se tiene en cuenta que el referendo jamás habría tenido lugar sin la injerencia de Bush, el giro es fenomenal. La Nación (8/8) cita a Michael Shifter, del Interamerican Dialogue, que dice que “ahora se puede empezar un proceso más conciliador, más democrático, más estable, que podría tener un efecto positivo para los demás países”. En este marco hay que destacar el apoyo al No que ha brindado el gobierno fondomonetarísta de Brasil.
El amplio recurso del gobierno de Chávez a los contratos de explotación con los pulpos petroleros está relacionado con su activa política de desendeudamiento de PDVSA. La empresa estatal no recurre al mercado financiero internacional y con ello evita quedar bajo la dependencia de lo bancos internacionales y de la Comisión de Valores de Estados Unidos. Claro que la posibilidad de la auto-financiación depende de que los precios internacionales se mantengan altos. El gobierno de Chávez tiene la intención también de convertir a Venezuela en una potencia gasífera, con destino al mercado norteamericano, para lo cual piensa recurrir igualmente a las petroleras internacionales.
A la luz de estos realineamientos, la victoria de Chávez el próximo domingo podría significar, al mismo tiempo, un golpe descomunal a la oposición pro-imperialista interna y la obtención de una mayor autonomía respecto a las presiones populares. Un gobierno bonapartista en Venezuela, o sea que arbitrara entre las masas y el imperialismo, no podía tener lugar hasta que Chávez no hubiera ampliado considerablemente la capacidad del Estado para manejar la principal riqueza del país. Esta es la posibilidad que quedaría abierta después de las elecciones.
Argentina tiene una amplia experiencia en lo relacionado a una política de contratos petroleros bajo la responsabilidad de la empresa estatal. Fue lo que inauguró Frondizi, en 1959, y desarrolló Onganía a partir de 1967 e incluso la dictadura asesina más tarde. Es claro que el gobierno de Chávez goza de las ventajas de un mercado de petróleo muy alcista, pero no hay que esperar a que esta situación se revierta para que queden de manifiesto los límites del planteo oficial, pues la persistencia de precios altos desembocará en una inflación internacional y en una depresión económica, que pondrá fin a esta ecuación parcialmente nacionalista.
El próximo domingo todos los trabajadores del mundo desearán la victoria de Chávez y la derrota de la oposición gorila e incluso pinochetista. Pero para no quedar atrapados en otro fracaso del nacionalismo burgués todos debemos comprender los límites insalvables de éste; los lazos propios que ha tejido y teje con el imperialismo, y los límites insuperables de esta política. No hay que hacer seguidismo al chavismo sino construir un partido obrero independiente que plantee la Unidad Socialista de América Latina.