Victoria del Brexit: derrumbe de Europa y del Reino Unido

El referendo británico es una expresión de la completa impasse a la cual han arribado la zona euro y la Unión Europea, en el marco de la crisis mundial que estalló con Lehman Brothers hace ocho años atrás.


La votación en Reino Unido ha dado la victoria a la salida de la Unión Europea. El Brexit (irse de la Unión Europea) superó por más de un millón de votos al Remain (quedarse), y consolidó una clara victoria. El premier David Cameron anunció su salida en octubre y abre un proceso de crisis entre los conservadores. El Brexit no sólo es un impulso para que el Reino Unido comience un proceso de desmembramiento a partir de la posible salida de Escocia e Irlanda del Norte, sino que plantea un impulso al Grexit (renovación de la salida de Grecia) y al Frexit (salida de Francia), esto es, el golpe de gracia a la Unión Europea (UE) y al orden económico y mundial de la posguerra. Comienza una nueva era en Europa y se abre un proceso de aceleración de los ritmos de la crisis mundial.


Se asiste a un "viernes negro" global. Milán cayó casi un 12%, Londres un 5%, Franckfurt 7%, París 8,5% y Madrid 11%, y Tokio un 8%. Las primas de riesgo europeas subieron. La libra esterlina se desploma: cayó en Asia un 12% con respecto al dólar y un 8% en relación al euro (The Economist, 24/6). China teme un derrumbe de sus exportaciones a Europa y ya se avizora un crecimiento menor al pronosticado. Auguran también el fin del negocio de las “clearinghouses”, que son aquellas que negocian con títulos en defol –los “buitres” europeos y norteamericanos.



Irlanda del Norte y Escocia




Desde Sinn Fein declararon que “el gobierno británico ha perdido el mandato para representar a la gente de Irlanda del Norte”. Esto significa que desconocen al gobierno y marcan el fin del Reino Unido. Sin embargo, Irlanda del Norte votó mayoritariamente por quedarse en Europa. Irlanda del Norte e Irlanda comparten fronteras, por lo que su relación se verá afectada. También Irlanda del Norte verá recortado el rescate financiero que recibe de la UE, así como por su economía orientada a las exportaciones, principalmente con la UE. Irlanda del Norte disputa ser la nueva base de las firmas financieras europeas. La mayoría de los partidos norirlandeses apoyaron el Remain, y la manera de quedarse en la UE es convocando a un referéndum.


Los escoceses votaron masivamente en favor de la permanencia, con el 62%. La primera ministra del SNP (Partido Nacionalista Escocés), Nicola Sturgeon, ha manifestado que los resultados reflejan que los escoceses quieren ser “parte de la Unión Europea". Queda planteada la posibilidad de un nuevo referéndum independentista, justamente porque con el Brexit, Escocia se queda afuera de la UE. Para Sturgeon la mejor manera de defender su lugar en Europa es liquidar su lugar en el Reino Unido. Las elecciones también se hicieron en Gibraltar, con un voto mayoritario para quedarse en la UE, lo que abre una nueva crisis y la posibilidad que se convierta en una nueva Hong Kong.



Crisis del régimen político


 

Es el fin de Cameron y su ministro de finanzas, Osborne –de quien muchos también están pidiendo la cabeza. Es el fin de los que el año pasado ganaron holgadamente las elecciones presidenciales. Cameron había convocado el referéndum a principios de año impulsado por ese resultado y por la victoria en el referéndum escocés, y para evitar la fuga de votantes hacia la extrema derecha antieuropeísta. Presentó como prenda de cambio mejores condiciones para la City. Cameron perdió la guerra al interior del partido. Pero la crisis política no se va a solucionar con su renuncia. Desde distintos medios se indica que esta fractura de los conservadores puede generar "daños irreversibles" al partido (El País, 24/6).




Antes que el reemplazo por el vencedor –y también Tory– Boris Johnson (ex alcalde de Londres), se habla de Theresa May, responsable de denegar los cupos de inmigrantes y de enfrentar al movimiento obrero británico. Esta ministra sería la "transición moderada". La alternativa es una carta de apoyo firmada por dirigentes de la oposición conservadora, pero generaría que la extrema derecha de Farage (del fascista Ukip) capitalizara la victoria.




A su turno, Nigel Farage declara que es el "día de la independencia británica". La derecha fue la cara visible de la campaña por el Brexit, basándose en un discurso chovinista y antimigratorio. Sin embargo, todavía la burguesía no está dispuesta a ceder protagonismo para el ascenso de la extrema derecha. Los votos en favor del Brexit se sustentan en la base conservadora y en el abstencionismo del votante laborista. La monarquía decidió no jugar un papel pleno en la disputa a favor del "Remain", y guardarse su papel de árbitro en lo doméstico. Sabe que esta batalla no la compromete tanto como un desmembramiento de Escocia e Irlanda del Norte, que es lo que se viene.




El “Lexit” (Brexit desde la izquierda) no pesó en la elección y tuvo intervenciones marginales, no pudiendo subvertir el clima nacionalista de la campaña por el Leave (salir). Su campaña no logró levantar ánimos en las masas obreras, golpeadas por el ajuste y subordinadas al laborismo o al discurso xenófobo tory.




La caída en desgracia de Cameron es un golpe al régimen político, y lejos de beneficiar al líder laborista Jeremy Corbyn (aunque en el corto plazo pueda hacerlo), lo golpea también como perdedor de la campaña por la permanencia. En los centros industriales (como Birmingham), bastiones del laborismo, la crisis económica y la pobreza y malestar creciente, le dieron una victoria al Leave. Desde The Economist se explica el Brexit por la irresponsabilidad de Corbyn, quien no se había puesto al hombro la campaña y estaría especulando con la salida de Cameron para asumir el poder. Dos diputadas laboristas van a intentar llevar adelante una moción de confianza contra Corbyn. Vamos a un escenario de mayor fragmentación.


Europa


Merkel convocó para el lunes a Hollande, Renzi y Tusk para preparar el Consejo Europeo. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, había declarado que el Brexit no supondrá una “renegociación” de las relaciones del país con el bloque comunitario, sino que “Fuera es fuera”. Tsipras dijo que la UE “camina hacia el abismo”. El Brexit significará el reforzamiento de fuerzas nacionalistas, proteccionistas en muchos países de Europa, y sin dudas, el reforzamiento de la guerra comercial y financiera. El ministro italiano de Economía, Pier Carlo Padoan, ya había afirmado que en el seno de los “Veintiocho” (UE) ya se ha producido una fractura, independientemente del resultado del referéndum británico. El Frente Nacional de Francia (Le Pen) está prometiendo a los votantes su propio referéndum. Hoy Francia está en segundo lugar -primero Grecia- en su euroescepticismo. Una nueva encuesta de Pew encuentra que el 61% de los votantes franceses tienen una opinión desfavorable de la UE. El reforzamiento de tendencias nacionalista puede llevar a que nuevas fugas se den en el marco de la UE, junto a nuevas crisis políticas y fracturas del régimen.


Cameron dice que invocará el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que establece las normas para la negociación de la salida de un estado miembro. Eso daría a los dos lados dos años para finalizar un acuerdo. Si se llega a un acuerdo, Gran Bretaña tendría que caer de nuevo en el comercio con la UE en el marco de la Organización Mundial del Comercio (reglas de la OMC), lo que implicaría aranceles y el fin del trato especial para los servicios financieros.


Perspectivas


El referendo británico es una expresión de la completa impasse a la cual han arribado la zona euro y la Unión Europea, en el marco de la crisis mundial que estalló con Lehman Brothers hace ocho años atrás. La economía británica arriba a esta situación después de un largo período de desindustrialización, agravado desde la caída de los precios del petróleo y  la acentuación de la competencia china. La economía británica quedó, en este cuadro, cada vez más sujeta al papel de Londres como centro financiero, ello, en medio de una agudización de la crisis financiera internacional. Este cuadro se conjuga con la crisis política causada por la irrupción masiva de los refugiados al continente, a causa de las guerras imperialistas. La caída masiva de las bolsas revela que aún no existe un plan B del capital internacional después del referéndum, más allá de los recursos políticos para dilatar la aplicación del Brexit.  En la reconfiguración de las relaciones comerciales entre el Reino Unido y la UE ingresarán otros aspectos de la guerra de rapiña que tiene lugar en el marco de la sobreproducción mundial -por caso, la discusión sobre el acuerdo de libre comercio entre la UE y Estados Unidos, por un lado, y los reclamos de China para que las barreras al ingreso de sus productos al continente sean definitivamente allanadas, por el otro. Vamos a un salto en las convulsiones políticas y económicas que surcan al continente europeo, y  que exige de la izquierda una acción política independiente de los bloques capitalistas que se disputan los escombros del continente. 


 


Hace poco más de una semana, Jorge Altamira planteaba: La crisis mundial, de la amenaza de un grexit a la amenaza de un brexit