Wal-Mart es un enorme monstruo mundial si a cadenas de hipermercados minoristas nos referimos. Opera en 11.600 establecimientos en todo el planeta. Sin embargo, hace días anunció el cierre de 269 de estas cadenas en distintas partes del mundo, 155 en el propio Estados Unidos. En América Latina cerrarán más de 100, siendo Brasil el más perjudicado con 60 cierres.

 

“Ya no son redituables”

 

Esta fue la definición de Doug Mc-Millon, el presidente de la empresa, que ha decidido que los trabajadores sean el factor de ajuste o “sinceramiento” de las supuestas pérdidas de ganancias.

 

Un artículo reciente del Wall Street Journal señala, según las palabras del propio Doug Mc-Millon, que las pérdidas obedecieron “al aumento de los salarios de los empleados y que los cierres son necesarios, para mantener a la empresa fuerte y posicionada para el futuro” (16/1). La impostura del planteo es total, pues sólo en los primeros meses de 2015 sus ganancias fueron de 354.100 millones de dólares. Por otro lado, Wal-Mart es la segunda empresa dentro del territorio yanqui y después de Exxon Mobil, la que cuenta con la mayor fortuna entre las extraordinarias (El País, 15/1). La ha recogido a través del trabajo precario, atacando o prohibiendo la actividad sindical y despidiendo sistemáticamente según la fluctuación del mercado. El fardo de la crisis capitalista mundial, pretende ser descargado a la clase obrera internacional, algo que de ningún modo deberemos permitir. ¡Abajo los despidos masivos!