Un arte sale de otro arte, una obra de arte, de la otra

 Cuando nos propusieron intervenir en el Acto en Memoria de Mariano Ferreyra, la situación social atravesaba dos fenómenos al unísono, el avance del Estado y las patronales sobre nuestros derechos como trabajadorxs, y la presión para la desmovilización, lo cual incluía (y se mantiene) la completa prohibición para la actividad artística. En este panorama, nuestra forma de expresarnos como teatristas de la escena independiente, precarizada desde siempre, se encontraba en un laberinto, aparentemente, sin salida.

 ¿Cómo traer la lucha de Mariano al presente en una escena teatral colectiva?

 Una máquina teatral con muchos cuerpos en acción al aire libre fue lo primero que pensamos. Cuando empezamos a asumir que la situación sanitaria de pandemia se mantendría más allá incluso del 20 de octubre, pensamos en sintetizar el concepto a las posibilidades: una escena para dos cuerpos. Escribimos entonces el texto de Intervención Ferreyra. Luego, vimos que la forma de recuperar la fuerza colectiva de lo que queríamos expresar era promover las réplicas. De este modo, fuimos invitando a actrices y actores cercanxs. La incorporación de tantxs artistas, da cuenta de la enorme presencia que tiene Mariano en la memoria de su pueblo. Así, se fueron armando grupos en distintos puntos del país, e incluso en Europa. Cada grupo, mantuvo su autonomía de producción y puesta, sin necesidad de juntar a mucha gente en un mismo lugar.

 Intervención Ferreyra es parte de la fenomenal respuesta popular para reivindicar la lucha de Mariano y poner el grito en el cielo contra sus asesinos: la burocracia sindical, sus patotas, y el Estado. A su vez, encuentra un potencial en lxs artistas escénicxs de nuestro país, tremendamente silenciadxs, precarizadxs y hasta negadxs, para también mostrar respuesta política al ocupar espacios públicos y dar el presente en una conmemoración profundamente vinculada a la lucha por el reconocimiento, las condiciones de trabajo, y los deseos y necesidades de lxs jóvenes.

 La máquina teatral que proponemos, se encuentra a su vez intervenida por la máquina del cine, y juntas, intervienen los parques. El sábado 17 de octubre, las cámaras y los cuerpos que las portan formarán parte de la escena, en la suposición de que se trata de una filmación. Luego, el supuesto será real, y la escena formará parte de una película intervenida por las actuaciones. “Un arte sale de otro arte, una obra de arte, de la otra” (T. Bernhard). El teatro y el cine eran dos pasiones de Mariano. Era tímido, a la vez que inteligente, lector, locuaz, cinéfilo. Hacía teatro, pero quería estudiar cine. Le agradecía al teatro las armas para derrotar su timidez y poder compartir en su verdad viva, sus ideas en un aula, una asamblea, la puerta de una fábrica, un piquete, un corte de vía.

 En Intervención Ferreyra el teatro se come al cine, lo integra para deglutirlo, para denunciarlo. Pero la intervención será filmada. El cine se resistirá a ser reducido a objeto teatral y nos guardará sus puntos de vista. El registro será colectivo, se replicará por réplicas. Se nos escapará en sus formas, se independizará, se centralizará, se diseccionará en cientos de partículas audiovisuales para lenguajes y soportes diversos, pero no perderá la esencia de un mismo grito en el cielo.

 Queremos decir presentes en esta parada de la marcha popular en su trazado histórico de composición y lucha. Decenas de teatristas, cineastas y fotógrafos nos ofrecemos a la política del acto escénico para hacer contacto una vez más con el ardor vital y revelador que brota de la actuación y las composiciones audiovisuales futuras.

 Vamos con nuestro teatro, el que le declara la guerra a la mentira, hijo de los carnavales de los esclavos del barrio del Mondongo, herederos del circo criollo, hermano del grotesco y el sainete, con una escena elemental y precisa, descarada y emotiva. Vamos con nuestra intervención, ritual técnico para la lucha por recuperar de a ratos el cuerpo cooptado, disponiéndolo en forma creciente a la operación poética en la ocupación del tiempo y el espacio de esta realidad agotada. Vamos a los parques a ensayar, como las murgas, hasta encontrar el punto de encaje en la zapada, el calce de la voz Ferreyra en el dramatismo de una actriz, que dice ser Mariano.

                                 ¡Mariano Ferreyra presente!

                                    ¡Su verdad, viva!

 

Julián Morcillo – Ivana Zacharski – Andrés Mangone


Sobre Mariano Ferreyra

Mariano Ferreyra fue asesinado el 20 de octubre de 2010 por una patota enviada por la burocracia sindical de la Unión Ferroviaria, contra una movilización de trabajadores tercerizados del Ferrocarril Roca que luchaban por su pase a planta. Mariano, militante del Partido Obrero, estaba acompañando ese reclamo.

La burocracia de Pedraza tenía un interés directo en preservar ese negocio, porque Pedraza mismo era dueño de empresas que lucraban con la tercerización. El gobierno de Cristina Fernandez, que era aliado políticamente de la burocracia de Pedraza, actuó desde el asesinato para encubrir las responsabilidades. La enorme movilización popular logró quebrar la impunidad y terminó en la condena de Pedraza, y los asesinos.

A diez años, la causa de Mariano tiene absoluta vigencia. El trabajo precario y tercerizado es la norma en la Argentina y las patronales utilizan esa precarización para despedir en el marco de la pandemia. La burocracia sindical, socia del gobierno y la patronal, mantiene sus privilegios y profundiza su participación en negociados contra los trabajadores. La misma policía que en su momento protegió a la patota de Pedraza es hoy acusada por el crimen de Facundo Castro y los casos de gatillo fácil. La juventud militante, que lucha por el socialismo, levanta estas banderas como una continuidad de la lucha de Mariano Ferreyra.