Juventud

17/10/2013|1290

Abajo la Asamblea Universitaria que prepara la vuelta al menemismo

Las camarillas que controlan la UBA preparan un giro a la derecha en la próxima Asamblea Universitaria -prevista para el 5 de diciembre-. El actual rector Hallú despejó el camino para que su vice, el ex decano de Económicas Alberto Barbieri, conquiste la mayoría y sea su sucesor. Junto a él, reforzará su poder la casta que manejó la UBA bajo el reinado de Shuberoff, el rector radical que estuvo dieciséis años y concluyó su carrera política agobiado con causas judiciales por su enriquecimiento ilícito. De hecho, el sucesor de Barbieri en su Facultad es José Luis Giusti, un radical PRO, Secretario de Hacienda durante la gestión de Shuberoff.


Los "ganadores" en las elecciones de la minoría profesoral que controla el poder universitario reportan políticamente al PJ, los partidos del Unen (UCR, PS), el PRO y hasta Massa -como las autoridades de Medicina. Muchos de ellos, empezando por Barbieri, eran K hasta "antes de ayer"; ahora, se acomodan a un cambio de frente idéntico al de los kirchneristas que pueblan las listas del Frente Renovador.


El paralelo con la situación política nacional es contundente -una vez más, "la universidad no es una isla". Sucede que el retroceso del kirchnerismo prepara el terreno para las criaturas derechistas que él mismo engendró: los Scioli, los Massa o los gobernadores del PJ y la burocracia sindical que fue su "columna vertebral".


En la UBA, fue el gobierno K quien pactó con la vieja corporación profesoral, poniendo un rector K (Hallú), junto a funcionarios radicales y macristas. Como en el país, los "Carta Abierta", que en la UBA tuvieron su bloque de "decanos progresistas", quedan colgados del pincel. Sabbatella fue obligado a bajar sus listas contra el fascista Othacehé, ¿qué harán ellos, que jamás sacaron los pies del plato y cogobernaron la UBA con la derecha todos estos años?


Llamamos la atención de todos aquellos que se reclaman progresistas en la universidad, para sacar las conclusiones de esta experiencia, y sumarse a la lucha contra esta asamblea podrida. Es que la Universidad votó en dos direcciones: por arriba, hacia la derecha; por abajo, hacia la izquierda. Así fue la elección en el claustro estudiantil, donde frentes de izquierda liderados en forma mayoritaria por la Unión de Juventudes por el Socialismo-Partido Obrero conquistaron ocho sobre trece centros de estudiantes. También en el gremio docente, la AGD-UBA. Igual que en el país, el Partido Obrero y el Frente de Izquierda progresan como alternativa frente al retroceso del kirchnerismo. Las dos votaciones no son, sin embargo, equiparables.


Una, reposa en el control antidemocrático de un par de miles de profesores, que tienen mayoría en la Asamblea (¡quórum propio!) a espaldas de la masa estudiantil, docente y no docente, que ni siquiera vota. La otra, surge de la participación de más de 110 mil estudiantes. ¿No es claro, entonces, que la orientación política de la mayoría universitaria es opuesta a la minoría que la controla. Mediante este estatuto antidemocrático, pretenden perpetuarse en el poder para reforzar una política privatista y sus propios intereses materiales.


Finalmente, los mismos de siempre votarán a los mismos de siempre -todos integraron la gestión actual y las previas-. Los funcionarios que manejan la universidad cobran salarios exorbitantes (decanos y rector, arriba de los 40 mil pesos), bien lejos de la realidad material de estudiantes, docentes y no docentes (miles de ad honorem). Y la dirección política que preparan es hacia la derecha: más posgrados pagos y recursos propios, más entrega a grandes empresas, más silencio frente a Botnia y La Alumbrera, más precariedad laboral, más LES y Coneau. Quieren gestionar una UBA "acorde" al ajuste que preparan en el país. Económicas, la Facultad que "aportará" al rector, es la meca de los negocios y la penetración capitalista en la educación pública.


El mandato de las elecciones universitarias es contundente, y abarca a la Fuba, las próximas elecciones de Consejeros Superiores y, en definitiva, la UBA. Una Asamblea Universitaria copada por los protagonistas del avance de la privatización, la sumisión de la educación pública al capital y hasta desfalcos y corruptelas varias, no reúne los requisitos mínimos para funcionar. Las extraordinarias movilizaciones en La Rioja (¡40 mil personas, la más grande en su historia!), la incansable pelea en Tucumán o la reciente ocupación del rectorado en Salta plantean un escenario nacional de lucha por la democratización. Los estudiantes riojanos, con su lucha, impusieron la renuncia de todas las autoridades del régimen previo, y la asunción de otras, electas por una asamblea democrática. La magnitud de la movilización en La Rioja, que triplica a la población universitaria, la equipara con la reforma del '18, cuando todo un pueblo salió a la calle, para terminar con un régimen opresivo y anquilosado.


Estas movilizaciones deben ser conocidas por toda la UBA, pues muestran que la lucha que tenemos por delante no es aislada, y forma parte de un fenómeno nacional e incluso internacional. Ahora mismo, universidades brasileñas se sacuden por un movimiento estudiantil que reclama la democratización.


Tampoco la UBA parte de cero; de hecho, debemos remontar este proceso a la gran lucha de 2006 protagonizada por la Fuba. El gobierno y las camarillas debieron realizar su Asamblea en el Congreso y represión mediante. La potencia del reclamo había sido tan intensa, que cuando Hallú y los suyos asumieron, aseguraron que reformarían los estatutos. La promesa fue absolutamente incumplida, y ahora pretenden elegir rector con los mismos mecanismos.


La experiencia, transcurridos siete años, es significativa, pues ilustra que ninguna transformación progresiva vendrá desde dentro del régimen y sus protagonistas.


Proponemos a la AGD, la Fuba y los centros dar pie a un amplio debate que prepare una movilización extraordinaria para sacudir los cimientos de un régimen caduco.