Una vez más la represión se ensaña sobre los colegios secundarios.

En el aniversario de la masacre de los estudiantes secundarios de La Plata, el centro de estudiantes del Comercial C31 decidió proyectar “La Noche de los Lápices”. La Tesorera del colegio montó una provocación volanteando la reunión con boletines de FAMUS.

Los estudiantes de inmediato repudiaron el hecho por medio de un volante que preguntaba “con quién estaban las autoridades”. La dirección respondió con la expulsión de un compañero y sanciones a otros dos. La Tesorera sólo fue suspendida por dos días.

Esta no es una medida aislada.

Los secundarios de Neuquén, Morón, los del Colegio Carlos Pellegrini, de Avellaneda, etc. también las sufrieron. A pesar de que las autoridades permanentemente hablan de la democracia estudiantil y de permitir la libre agremiación, reprimen cada manifestación independiente de los estudiantes (hace falta autorización de rectoría, los centros no pueden hacer actividades en horario escolar, sancionan a los activistas). Los secuestros, intimidaciones, amenazas, torturas están a la orden del día. El movimiento secundario está organizándose en forma creciente y luchando contra la liquidación de la educación estatal. Por eso la represión e intimidación son las armas que la democracia utiliza contra la radicalización estudiantil.

La UJS tomó la iniciativa de hacer circular un petitorio que pedía la inmediata reincorporación de los compañeros sancionados, que tuvo gran eco (en dos días se han recolectado 700 firmas). A raíz de esta actividad el centro y la FES (Federación estudiantil secundaria) resolvieron llamar a una asamblea que se realizará el martes 6/10, donde se deberá resolver un plan de lucha y agitación hasta la incondicional reincorporación de estos compañeros.