Juventud

1/10/2015

Adónde va el movimiento estudiantil


La Mella-Patria Grande organizó, en el marco del VII Foro Nacional de Educación para el Cambio Social, un debate sobre las tareas del movimiento estudiantil en Argentina. Participaron Andrés Olavarría, dirigente de la Cepa-PCR de la federación de Rosario (FUR); Darío Estévez, militante de La Mella y presidente de la FULP; un dirigente del MPE, la agrupación kirchnerista que preside las federaciones de Villa María y Río Cuarto y que está integrada a la FUA paralela de La Cámpora; y quien escribe, por la UJS-PO y la presidencia de la Fuba. 


 


Franja asoma


Un punto común en las intervenciones fue la referencia al crecimiento de Franja Morada en distintas universidades del país. Luego de la rebelión popular de 2001, Franja había quedado acorralada; tras perder los centros y la federación en la UBA se tuvo que cambiar de nombre, aunque siempre logró conservar el control de la federación nacional (FUA). Ahora, la Franja avanzó como tal en numerosas facultades, en algunos casos sobre el MNR (Derecho-UBA), en otros sobre la izquierda. También el PRO hizo importantes elecciones. La Mella caracterizó este fenómeno como parte de una ofensiva de la “nueva derecha” continental, haciendo hincapié en una “cintura política” que le permitiría que incorporar a la habitual “gama de servicios” una amplia demagogia con las reivindicaciones estudiantiles. Se trataría de una concesión obligada a la conciencia del movimiento estudiantil.


 


En realidad, el ascenso morado tiene bases en extremo precarias: es una federación de camarillas hostiles entre sí, aunque aglomeradas tras un apellido común. El presente de la Franja es el pacto con el PRO, que puso en crisis a regionales enteras en distintos puntos del país. Otra vez, aparecen como el brazo universitario de un armado que promete el remate a gran escala de la Argentina. En nuestra intervención señalamos la responsabilidad insoslayable de los gobiernos K: sin su política de rescate de las viejas camarillas esta reconstrucción morada sería impensable. La política universitaria oficial fue continuismo y cogobierno con la derecha. Respondieron a la lucha por la democratización con la represión de la policía. El kirchnerismo desarrolló una política de cooptación juvenil con el objetivo de contener el progreso de la izquierda. El resultado de esta labor conservadora es el avance de las fuerzas conservadoras. Del otro lado, la popularidad creciente del Partido Obrero y el Frente de Izquierda entre jóvenes y activistas evidencia el fracaso K y la tendencia presente en la juventud a estructurar una alternativa propia.


 


“Articulemos con los K”


El planteo de La Mella fue enfrentar el avance morado tendiendo puentes hacia el kirchnerismo. Buena parte de su intervención la destinaron a “reconocer” los planes asistenciales del gobierno para la juventud -es decir, las recetas recalentadas que el Banco Mundial recomienda para “compensar” la creciente precarización de nuestras condiciones de trabajo y de estudio. Hablaron maravillas de la “política científica” oficial, que se limitó al otorgamiento de subsidios al gran capital empleando a los llamados “jóvenes científicos precarizados”. 


 


La Universidad de Córdoba es el caso testigo de adónde lleva el seguidismo a los K. Allí La Mella votó, junto a La Bisagra-MPE, a Francisco Tamarit, el rector que convalidó los convenios con Monsanto y que permite que la policía cordobesa aplique su Código de Faltas represivo al interior de la UNC. 


 


La primera reunión de la nueva Comisión Directiva del Centro de Sociales de la UBA golpeó las esperanzas de La Mella. Los K rechazaron la propuesta de declaración votada por todas las agrupaciones de izquierda frente a la imputación de Emiliano Yacobitti y otros 40 funcionarios de la UBA, por parte de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac). En cambio, votaron junto a los radicales una declaración que encubría al rectorado de Barbieri y finalizaba reclamando medidas para “normalizar” a la Fuba; palabra por palabra, la campaña de Franja Morada. Mientras La Mella busca trenzas con los K, estos arremeten junto a los radicales contra la Fuba.   


 


Por un movimiento estudiantil independiente


Sobre el cierre, la mesa debatió la posibilidad de impulsar la convocatoria a un Consejo Nacional de Centros, una instancia prevista por el estatuto de la FUA. En la política estrecha de las maniobras, el Consejo serviría para blanquear un acuerdo con el MPE y otros grupos K de cara al Congreso de la FUA que debe realizarse a mediados del 2016. El Consejo sería un montaje para atraer a la diáspora K que brota del fracaso de la FUA paralela. 


 


Por el contrario, lo que está planteado es movilizar a las federaciones recuperadas para hacer del Consejo un instrumento para desarrollar un gran reagrupamiento independiente ante el vaciamiento de la FUA morada. La Mesa Nacional de la UJS discutirá una propuesta de programa y reivindicaciones para lanzar una campaña nacional en esta dirección. Para reforzar esta perspectiva transformadora para la juventud votemos en las próximas elecciones al Frente de Izquierda.