Al momento del cierre de esta edición, estudiantes, docentes, graduados y padres están a la espera de que el rector, Leandro Rodríguez, cumpla con lo prometido en la reunión del martes al mediodía, donde se comprometió a separar a los preceptores Héctor Mastrogiovanni y Fernando Jodara, imputados por abuso y violencia. La enorme lucha del movimiento del Pellegrini ha desatado una crisis en las autoridades de la UBA, a quienes no les ha quedado más remedio que soltarle la mano a estos dos personajes.

 

Hoy por ti, mañana por mí

 

Rodríguez llegó a la rectoría gracias a un acuerdo con la burocracia celeste de Ctera (kirchnerista), que protege a esos dos preceptores. A lo largo de los últimos años, la directiva de Ctera ha electo y reelecto a Mastrogiovanni como delegado paritario, con el único propósito de otorgarle fueros gremiales para resguardarlo de estas denuncias. Una malversación completa de la función de un sindicato docente. El ascenso firmado por Barbieri y Oscar García, así como el silencio de Rodríguez, es una devolución de favores con la burocracia. La función de los Mastrogiovanni en el colegio es garantizar el dominio del Rectorado. Con la separación de Mastrogiovanni y Jodara esta relación se quebraría. UTE ha convocado a un paro por tiempo indefinido exigiendo la renuncia del rector si es que se procede con la separación de los preceptores. 

 

Una nueva etapa en el Pellegrini

 

La toma cambió el cuadro de fuerzas en el colegio. Los estudiantes pasaron al frente y discuten en asambleas diarias cómo organizar la lucha junto a sus docentes. Se ha puesto en jaque el régimen de dominación del Rectorado y la burocracia. Vuelve a presentarse el problema de la democratización del Pelle y de la UBA, ahora como consecuencia de la defensa de un patotero y un acosador por parte del podrido régimen universitario. Una vez más se muestran incompatibles las necesidades más elementales del colegio con los intereses de un régimen universitario, signado por la corrupción y el ataque sistemático a la educación pública.

 

La separación inmediata de los violentos y acosadores del contacto con menores es un paso importantísimo en la lucha contra las mafias que dirigen la universidad. Defendamos este movimiento de lucha y organicemos al colegio por un programa deliberado democráticamente entre estudiantes y trabajadores. Por la aprobación del Consejo de Convivencia elaborado por la comunidad educativa. Por las reformas edilicias. Enfrentemos el lock-out de la burocracia de Ctera con una lucha de todo el claustro docente por el CCT, el fin de los interinatos y el 45% de aumento. Plena ciudadanía universitaria para estudiantes y docentes. Democratización de los preuniversitarios y la UBA.

 

¡Viva la lucha del Carlos Pellegrini!