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El estudiantazo cordobés ha colocado a los funcionarios a la defensiva. La actitud de asedio permanente al poder, en busca de respuestas a los reclamos, ha rebelado la inoperancia y desidia de los gobernantes, y la superiodidad de la juventud.

El vicegobernador cordobés y presidente de la Legislatura, Héctor Campana, tuvo que reconocer frente a una delegación de estudiantes que lo entrevistaba en su despacho que desconocía los alcances del proyecto de reforma de la educación provincial y la situación edilicia de las escuelas cordobesas. Para no perder tiempo, los chicos decidieron dar por finalizado el encuentro preguntándole a la segunda autoridad institucional de Córdoba: “Vos, ¿cómo hiciste para llegar hasta acá?”.

Luego le tocó el turno a la Comisión de Educación de la Unicameral. Cuando los chicos preguntaron qué podía hacer la comisión ante el reclamo del rechazo del proyecto de reforma, la respuesta fue “podemos elaborar pedidos de informes”; la sonrisa se dibujó en sus rostros y decidieron que había que dar la estocada final y preguntaron: “¿podemos votar en la comisión?”. En dos palabras habían comprendido que esa institución nada tenía que ver con ellos.

Los jóvenes de la pre universitaria Manuel Belgrano pusieron contra las cuerdas a la rectora “nac & pop”, Carolina Scotto, que afirmó en una reunión que el proyecto de educación provincial en nada los afectaba y que no tenía que ver con la universidad. Ante esto, los estudiantes señalaron que la universidad integraba el Consejo Provincial de Política Educativas, autor del proyecto en cuestión, por lo que reclamaron un claro pronunciamiento de rechazo por parte del Consejo Superior de la UNC y se encargaron de poner en claro que la ley provincial iba a ser el condicionante del material humano que iba a ingresar a la universidad y que esto, de por sí, iba a condicionar la calidad de la enseñanza, por eso ellos elegían ponerse del lado de la defensa de la educación.