“Somos como la CGT de Caló”, declaró a Página/12 uno de los participantes del “Consejo Nacional de Centros de Estudiantes Universitarios”, que el kirchnerismo realizó en Córdoba el fin de semana del 24 de noviembre, con el declarado objetivo de avanzar en una “nueva FUA”.

La comparación con Caló disminuye a los estudiantes de Cristina, pues la CGT “Balcarce” puede reclamar para sí un peso en gremios importantes; La Cámpora, por el contrario, no conduce una sola federación o centro de peso; los “cien centros” que dicen haber reunido los K sólo podrían haber sido contabilizados por Indek. La lucha por desbancar de la conducción de la FUA a la derecha (Franja Morada) y poner fin a su vaciamiento ha sido protagonizada por la izquierda, que dirige las principales federaciones del país (como en la UBA o La Plata). El kirchnerismo, por el contrario, compartió con los radicales el boicot al Congreso de la Fuba de este año.

Las dificultades de La Cámpora y aliados (como el Partido Comunista o el MPE) para justificar su engendro saltan a la vista. Dicen “bancar” las “transformaciones que iniciaron en 2003” y proponen “la derogación de la ley de educación superior”. Pero la persistencia de la LES menemista es una política sistemática de los K, como en las crecientes acreditaciones a la Coneau, o sea la validación de los títulos de acuerdo con criterios impuestos por el Banco Mundial. La ‘federación’ K no habla de la unión con el movimiento obrero, que debe ser la política de una juventud verdaderamente combativa.