Juventud

26/3/2015|1356

Gran triunfo de la Fuba y la AGD

La renuncia del espía Darío Richarte al vicerrectorado de la UBA es una gran victoria de la Fuba y la AGD.

Dirigente de la UJS - PO y Presidente de la FUBA


La Fuba y la AGD pueden anotarse el primer gran triunfo de 2015 con la renuncia del espía Darío Richarte. La intensidad de la crisis universitaria puede medirse en un hecho: de una sesión a la otra, el Consejo Superior pasó de aprobar una licencia para Richarte por tres meses, a aceptarle lisa y llanamente la renuncia. Los hombres del radical-macrismo que dominan el Rectorado podrían haberse ahorrado tanto vértigo si hubieran aceptado el proyecto que presentamos, en la primera sesión del año, reclamando que el ex Side fuera removido inmediatamente de su cargo. El Rectorado sólo promovió su renuncia cuando se hizo evidente que la conjunción entre la guerra de los servicios, de un lado, y la lucha de la Fuba y la AGD, por el otro, amenazaban con llevarse puesta toda la estantería.


 


La crisis de Richarte recién comienza. Como el “señor 8” dice en su renuncia, “el 70% del Consejo Superior me apoyó”. ¿Puede ahora, ese 70% que sostuvo a un servicio de inteligencia, simplemente pasar a elegir a un sucesor? El régimen universitario entero dejó sus huellas digitales grabadas en esta crisis, y debe rendir cuentas ante el conjunto de la sociedad y de la comunidad universitaria. Esto incluye especialmente a la agrupación “richartista” Nuevo Espacio (UCR), que hasta el momento hace mutis por el foro.


 


Al día siguiente de la renuncia, ocurrió un hecho notable en la Legislatura porteña. Los diputados Hernán Rossi y Nosiglia “Jr.” (el hijo del “Coti”), de la bancada “republicana” de Martín Lousteau, presentaron un proyecto para declarar “ciudadano ilustre” al rector Barbieri. El ex canciller Jorge Taiana, precandidato a presidente del FpV, postuló para el mismo galardón a Mónica Pinto, la decana radical de la Facultad de Derecho. Pinto es la cara visible de la camarilla de Franja Morada que llevó a Richarte a la vicerrectoría, y que es la misma que hace algunos años había encumbrado al videlista Atilio Alterini. El PRO, la UCR y los K pactaron en común estas distinciones y, con ellas, se permitieron condecorar al corrompido régimen de cogobierno que sostienen en la UBA. Como es habitual, el único voto en contra fue el de nuestro diputado Marcelo Ramal.


 


La crisis Richarte sigue por varias puntas. En primer lugar, Richarte no se va sino que anunció públicamente que piensa recluirse en Derecho y el CBC, donde tiene nada más y nada menos que una cátedra sobre “Derechos Humanos” (¡¿qué puede enseñar sobre derechos humanos un hombre que participó de la represión del 20 de diciembre de 2001 en la que fueron asesinados 38 compañeros?!). Se impone una campaña, con nuevos petitorios y proyectos en los consejos, para que Richarte sea apartado de todos sus cargos en la UBA. En segundo lugar, la caída de Richarte es un duro golpe para sus promotores de Derecho y ya está reabriendo los choques entre las camarillas de las diferentes facultades para ver quién se quedará con su lugar; también en la UBA podemos tener una guerra de carpetazos. Por último, la bancarrota política que deja la crisis de Richarte en el rectorado, viene acompañada por una bancarrota económica. Las autoridades afirman que el presupuesto no alcanza y proponen desprenderse de los hospitales y eliminar buena parte de la planta docente del CBC. Imitando el “modelo K”, el Consejo Superior debate declarar la “emergencia presupuestaria” y dotar a Barbieri de “superpoderes”, para que el rector haga los negocios y ajustes necesarios. Esto equivale a dar rienda suelta al financiamiento privado, con la consecuente proliferación de cajas paralelas (negras). Más que nunca, está planteado ligar la lucha por el presupuesto y las reivindicaciones al reclamo de la apertura de todas las cuentas y convenios, y su revisión por parte de una comisión electa por estudiantes y trabajadores.


 


El inicio de clases en todas las facultades y sedes del CBC plantea el desafío de promover la intervención masiva del movimiento estudiantil, docente y no docente, junto a la Fuba y la AGD, que es la condición para desarrollar una salida positiva a la crisis irreversible de la universidad de las camarillas.