Juventud
29/3/2021
Las razones de la juventud bonaerense para salir a las calles este 31 de marzo
La jornada de la juventud del Polo Obrero y el Frente de Lucha Piquetero enfrenta el empobrecimiento de los más jóvenes.
Willy Monea Ojo Obrero Fotografía
Las consecuencias drásticas del ajuste comandado por el gobierno nacional sobre la población trabajadora están a las claras: casi el 50% de la población cayó en la pobreza y seis de cada diez pibxs son pobres. La provincia de Buenos Aires es la región que tiene el porcentaje más alto de personas pobres del país. Por estas razones, el próximo miércoles 31 miles de jóvenes de PBA y CABA movilizaremos desde el Obelisco al Ministerio de Educación,, por nuestros reclamos.
En el año 2020, por dar un ejemplo, el Gran Buenos Aires arrojó un total de 1.577.240 hogares bajo la línea de pobreza y 6.397.509 de personas pobres. Si se considera sólo la indigencia, esta alcanzó a 1.797.107 personas y a 460.874 hogares. El 41,6% eran pobres el año pasado (Infobae, 9/20). Como es sabido, el 2020 arrojó 2 millones de pobres nuevos.
Juventud empobrecida en PBA
La provincia capitaneada por el supuesto “progre” Kicillof es una fábrica de producir pobreza. Su allanamiento al ajuste que reclama la burguesía nacional ,y la internacional, es total. Por eso no le tembló el pulso para librar una represión furibunda, con Berni a la cabeza, contra las familias sin techo de Guernica.
Este cuadro de ajuste y carestía social empobrece fuertemente a la juventud bonaerense. Somos los jóvenes quienes menos acceso a trabajo tenemos. La mayoría está desempleado, mientras que quienes logran conseguir trabajo lo hacen de manera precarizada, con salarios paupérrimos, en negro, sin obra social ni cobertura sindical. Quienes aún no laburan y estudian, por ejemplo jóvenes secundarios, son sacudidos por el ajuste de igual manera, producto que sus familias se encuentran desempleadas o con salarios muy por debajo del costo de vida. Millones de familias pueden comer gracias a los comedores populares. La situación es asfixiante.
Acceso a la educación: denegado
Naturalmente, este contexto arremete contra la posibilidad de la juventud a estudiar. ¿Cómo se estudia cuando no está garantizado el plato de comida? ¿Cómo se estudia, en el 2021, si no tenemos recursos para acceder a Wi-Fi y computadora? ¿Cómo continuamos los estudios universitarios o terciarios si nos echan del laburo y no tenemos con qué pagarlos y los gobiernos dan becas (con suerte) miserables?
El rumbo de ajuste que llevan adelante, desde Kicillof hasta Larreta, es un ataque frontal contra la educación pública y contra el acceso y permanencia de la juventud en el sistema educativo. El 2020 fue récord en materia de deserción estudiantil, producto de la virtualidad sin condiciones que impulsaron los gobiernos.
Este 2021 promete más de lo mismo. Los gobiernos siguen sin dar respuestas a las demandas de docentes y estudiantes para que las clases virtuales sean positivas y nadie quede desconectado. Los capitalistas nos contestan que la salida es la vuelta a clases presenciales, pero, al igual que la virtualidad, la vuelta a clases presenciales que nos proponen es sin condiciones seguras frente a una pandemia que ingresa en su segunda ola. Las escuelas se caen a pedazos y no hay protocolos serios y efectivos de bioseguridad.
Ganemos las calles
Organizarnos como jóvenes contra el ajuste es indispensable. Vienen por nuestro presente y nuestro futuro. La juventud del Polo Obrero votó, en un masivo plenario nacional, impulsar una gran acción de lucha el próximo miércoles 31, movilizando de Obelisco al Ministerio de Educación y replicando acciones en todo el país. Reclamando acceso libre a Wi-Fi y entrega de dispositivos (netbooks) para que los estudiantes podamos seguir cursando. Esta medida ha sido tomada por más organizaciones piqueteras que se suman a esta lucha en defensa de la educación pública.
Desarrollar una gran campaña barrio por barrio, ir a las puertas de los colegios secundarios a invitar a la movilización, abrir la deliberación entre los estudiantes terciarios y universitarios para que se movilicen, son tareas de primer orden. ¿Acaso estas consignas no son reivindicaciones muy sentidas por la amplia masa estudiantil bonaerense? ¿El gobierno de Kicillof, en un año de pandemia, liberó el Wi-Fi y entregó netbooks a los jóvenes que estudiamos? La respuesta es simple: no.
Entonces hay que ganar las calles. Los centros de estudiantes combativos tienen el desafío de sumarse plenamente a luchar por estas reivindicaciones y constituir un polo único de lucha en defensa de la educación pública. Esta acción de lucha contrasta con la parálisis a la cual están sometidas las federaciones universitarias y los centros de estudiantes que dirigen las organizaciones ligadas al gobierno nacional y a la oposición de derecha.
El 31 ganemos las calles con la juventud piquetera, que lucha, se organiza, y crece.