Juventud

26/9/2020

Pongamos en pie una juventud revolucionaria en América Latina y todo el mundo

Documento político del Congreso Nacional de la UJS.

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El recrudecimiento de la pandemia coincide con una escalada cada vez mayor de la crisis mundial. Al crecimiento de los contagios se suma la recesión económica, las quiebras de empresas, despidos y suspensiones En este cuadro, los distintos gobiernos, sin importar su signo político han profundizado una línea de ajuste y por lo tanto de choque contra las masas de jóvenes y trabajadores.
La guerra comercial, que tiene como protagonistas a EEUU y China, se profundiza por la recesión del primero y la desaceleración económica del segundo. Se han profundizado las sanciones comerciales y las amenazas de prohibir la operación de apps como Tik Tok.

América Latina se levanta

La región se ha visto sacudida desde el año pasado con enormes protestas y rebeliones desde Tierra del Fuego hasta el Río Grande. Aquí los gobiernos tanto del Grupo de Lima como de Puebla han trazado una política de ajuste brutal a la medida del FMI para que la crisis la pague la juventud y los trabajadores.
Chile ha sido el país de nuestro continente donde la rebelión ha alcanzado su punto máximo y ha tenido a la juventud como pionera y como vanguardia. La experiencia de las luchas del movimiento estudiantil chileno, con años de tomas y movilizaciones, encontraron su chispa el año pasado con los tarifazos y la consigna “no son 30 pesos son 30 años”. Esto contrasta con la política del PC, el Frente Amplio y la CUT, quienes han pactado con el gobierno de Piñera un “acuerdo nacional”.
Brasil, el gigante de la región, ha visto un aumento de casi un 30% de la desocupación durante la pandemia. La crisis ambiental en el Amazonas y el pantanal por el aumento sin precedente de los incendios no solo afecta a la naturaleza sino a los miles y miles de campesinos e indígenas que se ven privados de sus medios de supervivencia.

Colombia, que viene de un enorme plantón estudiantil a fin del año pasado, se encuentra ante una enorme ola de protestas frente al aumento de la violencia parapolicial y la represión y en rechazo a la reforma laboral antiobrera de Iván Duque. El movimiento estudiantil se ha sumado a estas jornadas de lucha, pese a los intentos de contención de la burocracia, contra el intento de regreso a clases en pleno pico de contagios y por el fin de los aranceles en la educación superior.
En Paraguay, el movimiento estudiantil se ha colocado a la cabeza de las movilizaciones populares hace ya dos meses exigiendo el fin de los aranceles en la universidad como respuesta a una deserción que ronda el 45%.

Los estudiantes de Puerto Rico protagonizaron una enorme huelga estudiantil contra el vaciamiento universitario y los abusos sexuales por parte de docentes. En Ecuador las protestas contra el recorte presupuestario a la Educación (de cerca de 32 millones de dólares) se multiplicaron.
Otro hito en las rebeliones populares del continente ha sido la pelea contra el golpe de estado perpetrado en Bolivia. Allí, la Confederación Universitaria Boliviana osciló entre el apoyo explícito y el silencio cómplice.

Estados Unidos y Europa: entre crisis y rebeliones

La rebelión estadounidense se encuentra más viva que nunca, y así lo demuestran las movilizaciones y enfrentamientos con la policía que se suceden hace dos meses en numerosos estados. La juventud ha sido, sin lugar a dudas, la principal protagonista de estos hechos.
La represión policial se entremezcla con el accionar de numerosas bandas armadas fascistoides, que son alentadas desde el Estado. Pero la rebelión popular en curso -que se desató luego del asesinato de George Floyd y que se recrudeció con el fusilamiento de Jacob Blake- sigue en ascenso.

El desplome económico, mientras tanto, ha alcanzado niveles históricos al igual que el desempleo, esto a pesar de las vociferaciones presidenciales sobre su “atenuación”. La juventud es la principal afectada al ser el sector más precarizado y perseguido. En este contexto se está desarrollando la campaña electoral donde, pese al ligero aumento de la intención de voto de Trump, todas las encuestas dan como ganador al candidato demócrata. Pero Trump, además de agitar el fantasma de posibles fraudes, ya dejó entrever sus reticencias a “entregar el poder” en caso de derrota, cimentando un escenario de desenlace abierto.

El DSA (Demócratas Socialistas), quien recogió la amplia simpatía de la juventud, se pliega a la línea del partido demócrata y le da la espalda a la enorme rebelión donde un sector de la vanguardia reclama el Fuera Trump en las calles. Por su parte, Bernie Sanders ha puesto todos sus esfuerzos en hacer campaña por Joe Biden, quien ha lanzado una plataforma política derechista y de rescate de la institución policial, que da la espalda a los reclamos más elementales de las protestas.
La intervención independiente de la juventud y la clase obrera estadounidense es crucial para el triunfo de la rebelión que quieren enterrar el binomio Trump/Biden.
En Europa, el nuevo pico de contagios ha sacado a la luz algo que ya sabíamos, la burguesía no pretende bajo ningún punto de vista poner en riesgo las ganancias empresariales con una nueva cuarentena. Han dejado a millones de jóvenes y trabajadores expuestos ante la pandemia. Como respuesta ha habido grandes protestas de trabajadores de la salud como en España.

La crisis en el viejo continente se da también en un marco convulsionado, las importantes huelgas obreras en Francia y el reverdecer de movimientos como los chalecos amarillos donde la juventud y los trabajadores más precarizados tomaron protagonismo son la mejor expresion de ello.
Es en este país donde la desocupación y la pobreza en la juventud aumentó más de un 50% en los últimos años. Además, el gobierno de Macron ha propuesto la vuelta a clases en pleno pico de contagios. En este cuadro, los jóvenes de los Liceos han comenzado a debatir cómo organizarse.

Las protestas en los países del ex bloque del este son la continuación de esta rebelión: Bulgaria, Montenegro y Bielorrusia están siendo sacudidas por enormes crisis. Este último caso ha cobrado un revuelo a nivel mundial, no solo por su dimensión, sino también por el papel que están jugando la juventud y la clase trabajadora con asambleas en todos los lugares de trabajo. La amenaza de intervención de la OTAN, por un lado, y el ofrecimiento de apoyo militar de Putin, por el otro, colocan la necesidad de reforzar un polo de trabajadores y la juventud, independiente de Lukashenko y la Unión Europea.

¿Cómo debe intervenir la juventud?

Las distintas rebeliones y peleas han tenido un claro obstáculo para poder desarrollarse plenamente: las burocracias sindicales y estudiantiles que dirigen las principales federaciones del continente.
El caso chileno, nuevamente, es ejemplar. El Partido Comunista y el FA, que dirigen la central sindical CUT y la casi totalidad de las federaciones estudiantiles, han sido los primeros en buscar canalizar la rebelión por la vía institucional y electoral. La primera línea de combate, compuesta en su mayoría por jóvenes, debe intervenir de manera independiente a estas direcciones por el triunfo de la rebelión.
En Colombia, la dirección de la FEUC repudia -de palabra- la represión, pero no organiza la  lucha, sino que apoya a la Alianza Verde, partido de centroizquierda que gobierna en Bogotá y aplica los mismos métodos represivos que el gobierno de Duque. En Paraguay, los estudiantes se han organizado por fuera de la FEUNA que, ante las restricciones que impuso el gobierno al proyecto de Arancel Cero, ha capitulado por sus vínculos con el derechista Mario Abdo.

El movimiento estudiantil en Costa Rica viene de protagonizar importantes tomas de facultades en 2019 frente al recorte del presupuesto y el cierre de sedes. La FEUCR, dirigida por el Frente Amplio, no ha protagonizado una sola medida de lucha frente a esta situación. El FA, además, ha dejado pasar el cierre del Instituto Nacional de la Mujer.
La Organización Caribeña y Latinoamericana de Estudiantes (OCLAE), que organiza a la casi totalidad de las federaciones estudiantiles de nuestro continente, se ha limitado a difundir en su página los comunicados oficiales, sin convocar a una sola instancia de lucha y organización los últimos dos años como mínimo.
En 2019, ante la realización del Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes (CLAE) en Venezuela, no hubo prácticamente ninguna mención a las peleas del continente y mucho menos un plan de lucha. Las Federaciones de Argentina, Ecuador y Costa Rica llamaron a “boicotear”, pero no con una posición independiente, sino proimperialista.

Por una organización socialista y revolucionaria de la juventud

La juventud debe ponerse de pie frente a los gobiernos ajustadores. Son estos quienes nada tienen que ofrecerle a los jóvenes más que ajuste, recortes presupuestarios y precarización laboral. Para enfrentar esto, es necesaria la ligazón de la juventud que estudia y trabaja con la clase obrera, y la independencia política del Estado, la burguesía y sus agentes, ya que no se puede luchar contra el ajuste pero estar con quienes lo aplican.
La juventud, en América Latina y todo el mundo, tiene una vasta experiencia de lucha contra la represión, las reformas antieducativas, por los derechos de las mujeres y diversidades. Es por esto mismo que la pelea por su independencia política tiene un carácter crucial. Los gobiernos hacen todo lo posible para arrebatarnos nuestro futuro. Poner en pie organizaciones socialistas y revolucionarias de la juventud en todo el mundo no sólo se ha transformado en un desafío, sino también en una necesidad.