Juventud

6/7/2006|953

¡Triunfó la toma del Nacional Buenos Aires!


La toma de cinco días del Colegio Nacional Buenos Aires terminó con una enorme victoria para los estudiantes, que lograron derrotar las políticas regimentadoras, represivas y expulsivas de las autoridades.


 


Hace cuatro años, Sanguinetti, el rector del Nacional, sancionó una resolución que prohibía la toma de colegio y la expulsión de quien la promoviera. Esta medida se vio acompañada, a través de los años, por una política excluyente que tendía a dejar libres a una gran cantidad de estudiantes.


 


El Centro de Estudiantes empezó el año con un cuadro de movilización y lucha muy importante para enfrentar la venta de su campo de deportes (venta que entra dentro del cuadro de privatización de la UBA) y para derrotar la Asamblea Universitaria. En este marco, llevó adelante una campaña que culminó en esta histórica toma.


 


El detonante de la ocupación del colegio fue, en un principio, el discurso del vicerrector del turno tarde, Siperman, en una división a la que acusaba de estar repleta de “bad boys” (textual, chicos malos). Al mismo tiempo, las sanciones y el cambio de turno injusto a uno de los estudiantes de esa división colmó la paciencia del estudiantado.


 


La decisión de tomar el colegio indefinidamente fue decidida luego de haber realizado asambleas y no haber recibido respuestas concretas ni visto voluntad de negociación por parte de las autoridades. Los reclamos eran la derogación de la resolución que prohibía las tomas, la revisión de la sanción injusta al estudiante, la puesta en marcha de un Consejo de Convivencia resolutivo sobre las sanciones (para acabar con la arbitrariedad de las autoridades), la reestructuración del Departamento de Orientación (para que sirva a las necesidades estudiantiles y no a las de las autoridades).


 


El lunes pasado, Sanguinetti cedió prácticamente en todos los puntos (dejando el tema de la sanción del estudiante para más adelante, comprometiéndose a discutirlo con los padres) y como frutilla al postre… ¡renunció el vicerrector de la tarde, Siperman!


 


Es decir que, a partir de la toma de colegio, la asamblea permanente, las clases públicas y la denuncia abierta en todos los medios de comunicación (muchos de los cuales hicieron una campaña insidiosa contra los estatutos), las autoridades fueron derrotadas y una de ellas, que por cierto era la más cuestionada, terminó renunciando.


 


La experiencia del Buenos Aires es aleccionadora. Mediante la acción directa es posible imponer a las autoridades, representantes del Estado y, en este caso, del reaccionario gobierno de la UBA, la independencia de los centros de estudiantes y su libre organización, e incluso que los estudiantes tengan un peso real en las decisiones de gobierno.


 


Esta lucha, sin embargo, lejos de haber concluido, ha abierto un proceso político que plantea la democratización real del colegio a través del Consejo Directivo (resolutivo). Dicha democratización sólo se puede llevar a cabo en el marco de una nueva Reforma Universitaria, porque justamente el gobierno del Nacional reproduce el de la UBA, un gobierno de camarillas capitalistas y no en beneficio de los trabajadores y estudiantes. Junto a los centros del Ilse y del Pellegrini, con la Fuba, la AGD-UBA y las organizaciones combativas, el Buenos Aires tiene planteado marchar contra la Asamblea Universitaria reaccionaria. El hecho de que l os compañeros del Buenos Aires hayan derrotado a sus autoridades y echado a un vicerrector, luego de varios años de letargo, demuestra que están capacitados para conseguir victorias. ¡Vamos compañeros, que esto recién comienza!