Rusia

En una declaración sin medias tintas, Vladimir Putin afirmó que “Rusia respalda el uso de la fuerza contra el gobierno de Saddam Hussein, argumentando que el presidente Bush ya ha agotado todas las opciones para una solución política” (The Washington Post, 14/9).


Como en la guerra de Afganistán, cuando autorizó el despliegue de tropas y la instalación de bases norteamericanas en las ex repúblicas soviéticas de Asia Central, Putin respalda otra vez la guerra del imperialismo contra los pueblos. Pero el régimen de Moscú va a la guerra para impulsar sus propios objetivos.


Rusia ha desarrollado en los últimos años una estrecha relación con Irak, al punto que es su principal socio comercial. Los negocios rusos en Moscú serían especialmente perjudicados por la invasión norteamericana, por lo que los rusos exigen una “compensación”, en especial para sus compañías petroleras, que vienen comercializando internacionalmente el petróleo extraído en Irak. Moscú ya se ha asegurado esa “compensación”: “el 8 de abril, el embajador norteamericano en Moscú, Alexander Vershbow, afirmó que ‘Estados Unidos comprende la inquietud de Rusia y está dispuesto a compensar las pérdidas potenciales, incluidas las económicas, de Rusia, durante la transición de Irak hacia un régimen post-Saddam’…” (Le Monde, 13/9). Una expresión de esa “compensación” tendrá lugar en los próximos días en Houston: la “cumbre petrolera Rusia-Estados Unidos”, en la que se establecerán algunas asociaciones y acuerdos para disponer negocios y explotaciones comunes entre empresas norteamericanas y rusas, y en la declaración presentada por el senador oficialista Curt Weldon, que reclama al Congreso norteamericano respaldar la expansión de las importaciones de petróleo ruso a Estados Unidos (Financial Times, 13/9).


Pero Moscú exige más para “no verse obligada a ejercer su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU” (Le Monde, 13/9). Un día antes de su declarado apoyo a Bush, Putin había amenazado con bombardear Georgia con la excusa de que allí se albergan “terroristas chechenos”: el régimen ruso exige que se le reconozca contra Georgia y Chechenia, el mismo derecho de Bush de lanzar un “ataque preventivo” contra Irak.


En los últimos días, han comenzado febriles negociaciones diplomáticas para establecer la fórmula del “intercambio Georgia por Irak”: Rusia no bloquearía los planes de Bush de voltear a Saddam si los norteamericanos se quedan al margen en Georgia. Las negociaciones marchan: “un alto funcionario norteamericano dijo que Washington está dispuesto a oír los argumentos de Rusia sobre la necesidad de una acción unilateral en Georgia y sugirió que los dos países podrían encontrar ‘intereses comunes’ en la necesidad de golpes preventivos contra los terroristas” (The Washington Post, 13/9).