LGBTI

18/2/2022

El rechazo al proyecto de investigación de Fran Bubani por no considerarla mujer

Sobre la política de géneros en el sistema científico argentino.

Esta semana se conoció una denuncia de la investigadora Fran Bubani: el proyecto de investigación que integra fue rechazado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación), básicamente porque la institución consideró que el equipo no cumplía con el cupo femenino, porque desconoció que Fran es una mujer trans y que por lo tanto el cupo femenino estaba cubierto en el grupo de investigación.

Específicamente, el proyecto fue declarado “No Admisible” según la siguiente observación: “El proyecto presentado no cumple con el criterio que indica que ‘al menos la mitad de los integrantes del Grupo Responsable deberán ser mujeres’”.

La pregunta de cómo es posible que se haya llegado a semejante resolución fue respondida por la Agencia (institución estatal) del siguiente modo: “hubo un error administrativo ya que el software vigente tomó como parámetro el campo de los CUIL de postulantes”. Es decir, el problema es del “sistema”. Y en un punto es cierto, pero como toda verdad a medias, encubre que el problema no es del sistema informático, sino de un “sistema” mucho mayor, el cisexismo, que como bien define Blas Radi, es “el sistema de exclusiones y privilegios simbólicos y materiales vertebrado por el prejuicio de que las personas cis [esto es: las personas que no son trans] son mejores, más importantes, más auténticas que las personas trans”, entendiendo por trans a un conjunto de identidades que incluyen personas trans, travestis, no binarixs, entre otras muchas posibilidades.

¿Y cómo es posible que el número de CUIL haya arrojado ese resultado? Cuando una persona trans ha hecho el largo camino de cambiar su partida de nacimiento y su DNI, todavía puede tener problemas con el número inicial de su CUIL. El número inicial (20 ó 27) indicaba hasta hace poco cuál había sido su género asignado al nacer. El cambio de ese número implica otro largo y engorroso trámite que no siempre llega a buen puerto y que además puede acarrear otros problemas registrales (por ejemplo, los referidos a aportes jubilatorios).Y si bien el 31 de mayo de 2021 se aprobó la resolución 286 del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social que establece que el código inicial de CUIL a partir de ese momento no distinga género, la Agencia sigue usando el criterio anterior.

En el caso de Fran Bubani, después de la denuncia y el escándalo, el proyecto finalmente fue admitido con el argumento de que “se resolvió favorablemente para el grupo de investigación, por vías extraordinarias dado la relevancia del tema”. Es decir, no se solucionó el problema de fondo, solo se reparó la situación de discriminación e injusticia contra Fran Bubani, que de hecho afectaba al resto del equipo de investigación. Una típica resolución de un problema puntual con medidas excepcionales y a nivel individual para intentar de ese modo ocultar el carácter político de la cuestión.

Y aunque el Estado hace bandera creando ministerios (como el de Mujeres, Géneros y Diversidad), lo cierto es que sus políticas de géneros hacen mucho ruido y pocas nueces: hay muchas disposiciones, reglamentaciones, leyes, decretos, comisiones, direcciones nacionales, etc., muchas de ellas vacías, meramente “para la vidriera”, y algunas pocas que podrían ser progresivas en caso de que se aplicaran. ¡Pero es el mismo Estado el que no cumple sus normativas! Es el caso de la Ley de Identidad de Género, que ya cumplió 10 años, pero, como ha sido denunciado sistemáticamente por diferentes organizaciones y personas, el mismo Estado que la sancionó y promulgó sigue sin cumplirla, sin garantizar el acceso a la salud tal como está contemplado en la norma (terapias hormonales, cirugías, etc.), sin asegurar el trato digno, sin instrumentar algo tan simple como mecanismos informáticos que no violenten a las personas trans.

Como era de esperar, el sistema científico argentino no es ajeno a este modo de instrumentación de las políticas de géneros del Estado: a lo largo de estos últimos años han aparecido numerosas denuncias: las becarias embarazadas a las que Conicet les negó la licencia por maternidad, lxs trabajadorxs y becarixs trans de Conicet a quienes la propia institución lxs sigue teniendo en “sistema” con el nombre anterior, la falta de cupos para personas trans en convocatorias a becas y un largo etc.

Desde la Agrupación Nacional Naranja de Docentes e Investigadorxs Universitarixs, en primer lugar, nos solidarizamos plenamente con Fran Bubani. Pero también denunciamos que la injusticia y violencia ejercida contra la compañera no es un caso aislado ni excepcional. Por eso llamamos a docentes e investigadorxs a organizarse contra esta política de géneros farsesca que violenta personas y por una política de géneros que dé respuestas a las demandas tanto de las mujeres trabajadoras cis como de las personas trabajadoras trans.

 

https://prensaobrera.com/mujer/primeras-asambleas-para-organizar-un-8m-de-lucha-en-todo-el-pais