LGBTI

8/9/2020

Empieza el juicio contra Luz Aimé, mujer trans acusada por un crimen que no cometió

Este viernes 11. Vamos por su absolución.

Este viernes 11 comienza el juicio contra Luz Aimé Diaz, una mujer trans salteña de 24 años, acusada por un crimen que no cometió.

Luz se encuentra desde hace dos años en prisión preventiva -actualmente, de forma domiciliaria en el Hotel Gondolín, hogar trans de la Ciudad de Buenos Aires-, y está procesada por “homicidio triplemente agravado en grado de tentativa”.

Había migrado de Salta a Buenos Aires con intenciones de mejorar su vida; al poco tiempo de llegada comenzó a terminar sus estudios en el bachillerato popular Mocha Celis y esperaba comenzar la carrera de Psicología apenas pudiese. Una noche del 2018 en que se encontraba ejerciendo la prostitución -como lo hace desde sus 13 años-, unos hombres contrataron sus servicios y la llevaron a un departamento de Palermo. Entró y salió como con cualquier otro “cliente”, sin saber que en la habitación contigüa los mismos hombres tenían a un hombre gay que habían maniatado, violentado y robado y cuya hermana encontró recién tres días después con graves heridas.

Las grabaciones de la cámara de seguridad del edificio que la muestran a Luz Aimé entrar y salir del mismo fueron pruebas suficientes para el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 8 para acusarla de ser partícipe del crimen y encarcelarla, mientras los verdaderos autores de ese ataque continúan impunes y jamás se les siguió rastro. Fue detenida por policías de civil el 19 de agosto de 2018, que en principio la increparon para preguntarle por “sus servicios” y después le comunicaron que estaba detenida, la llevaron a la comisaría y luego al complejo 4 de Ezeiza; en ambos lugares denuncia que recibió maltratos de todo tipo.

La prisión domiciliaria se consiguió gracias a la repercusión que tuvo el caso en el movimiento Lgbt+ y a que Luz, debido a un ataque de odio de un camionero que la había levantado en la ruta y la había arrojado del camión en marcha durante su adolescencia, tiene la vista un 75% disminuida de un ojo y totalmente perdida en el otro. Por supuesto este ataque, como tantos otros que sufrió Luz a lo largo de su vida, jamás fue investigado.

La cruel historia de vida de Luz es un crudo ejemplo de la realidad de la mayoría de las personas trans y travestis en nuestro país, marginadas por este sistema, con una expectativa de vida de 35 años y condenadas por la justicia -en este caso, por ser el chivo expiatorio ideal del caso: pobre, migrante y trans.

En marzo de este año los jueces Luis Rizzi y Javier Anzoátegui, que habían dictado los primeros fallos, fueron apartados de la causa por violación a la Ley de identidad de género, ya que en los mismos se referían a Luz como “el travestido”,  “el acusado”, o “un imputado con tendencias homosexuales”. Tuvieron que ser sorteados nuevos jueces, frente a los que Luz estará este viernes 11.

Este juicio se da en un marco en que las persecuciones por parte de las fuerzas represivas, envalentonadas desde el poder desde el comienzo de la pandemia, continúan en aumento, al igual que los ataques y crímenes de odio. Como resultado de años de lucha, el gobierno nacional viene de decretar el cupo laboral trans, que sin embargo continúa sin reglamentarse y cuya implementación requerirá toda una lucha del colectivo Lgbt+.

Debido a la situación sanitaria, el juicio no podrá ser presenciado en persona, pero sí se podrá realizar un acompañamiento de manera virtual. Allí estaremos presentes como Agrupación Lgbti 1969, acompañando a Luz y exigiendo su absolución. Llamamos a todes a sumarse a esta campaña, difundiendo el caso por todas las redes posibles. Luz no está sola.