LGBTI

8/6/2020

La binariedad cis en el deporte

Las personas travesti trans y no binaries en lo incierto.

, , Agrupación LGBTI 1969

En el medio de la crisis capitalista mundial y pandémica, muchos deportes y clubes se vieron afectados ante la suspensión de las actividades y la falta de ingresos que producen los torneos. En el plano nacional, el último fin de semana antes de la cuarentena total, gracias a las presiones de clubes de peso como River Plate, se logró la suspensión del fútbol frente a la explosión del Covid-19. Este reclamo fue resistido por el gobierno nacional; el mismo presidente Alberto Fernández llamó a la continuidad de los partidos de la Superliga argumentando que era un entretenimiento para la población aislada y en sus casas. Esto reflejó, una vez más, los intereses políticos y empresariales del Estado con los negociados privados de la televisión, los sponsors, y sin lugar a dudas, las presiones por parte de la AFA. Nadie quiere perder una moneda.


Con la injerencia de la estrategia de marketing, se elige muy bien qué vender apelando a la masividad del público, ya que los deportes con más aficionados son los más vendidos. En esta línea, se expresa la discriminación y la falta de presupuesto por parte de las gestiones para los deportes femeninos, ya que la mayoría de estos están asociados culturalmente solo a la masculinidad.


Al fútbol se lo concibió como una actividad de hombres para hombres y se le da más relevancia desde el periodismo y las empresas que al fútbol femenino, que también compite históricamente en clubes y tienen sus victorias representando a selecciones, como en el caso de la selección femenina de USA, que viene luchando por el salario igualado al fútbol masculino sin ningún tipo de repercusión mediática.


Gracias a las luchas que se gestaron al calor de la “Ola Verde”, los reclamos del movimiento de mujeres y del movimiento Lgbt+ lograron alcanzar una importancia mundial, llevando todo tipo de reclamos y, entre ellos, se concretó con más fuerza la organización del fútbol femenino y de diversidades sexuales y de género.


A través de la lucha de las jugadoras y lxs jugadorxs, se ha logrado que varios clubes profesionalicen a las jugadoras y reciban un salario (aunque no sea igualado al sueldo masculino). Sin embargo, muchas jugadoras y jugadorxs siguen ocupándose de cuidar a sus hijes y de las tareas del hogar, entrenando en condiciones precarias y sin ni siquiera viáticos, con la mochila cargada de opresión y explotación capitalista.


Si bien existe un avance en la profesionalización del fútbol femenino, se sumó la explotación de lxs jugadorxs y una disputa respecto a los derechos de la televisación.


¿Qué pasa con las identidades trans y no binaries?


A principios del 2020, el club Villa San Carlos inició las gestiones para incluir a la delantera trans Mara Gómez en su plantel de cara a la segunda parte del torneo profesional y sería el primer fichaje de un equipo de la máxima categoría que suma a una futbolista trans en su plantel. El caso de Mara, como tantos otros, deja sobre la mesa y refleja la exclusión de la población lgbt+ en el deporte y el atraso en los ámbitos más hostiles, tanto como la falta de implementación de la ley de Identidad de Género en el ámbito del deporte.


Una de las problemáticas importantes a analizar, de la mano de la no contemplación de esta ley, es la situación de las personas travesti trans y no binaries en el deporte, que no encuentran espacios afines a su identidad de género para poder desarrollarse como profesionales o, simplemente, poder entrenar en un club y estar en un equipo, donde les no binaries y varones trans terminan jugando en ligas femeninas o excluides de todo tipo de competición y equipos. Aún existen casos de clubes barriales y profesionales donde no existe el fútbol femenino y hay casos de mujeres entrenando con varones sin poder competir en las ligas por su condición de género.


Como ya se ha anunciado, en la previa de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016, el Comité Olímpico Internacional cambió sus políticas determinando que ya no es necesario que les deportistas transgénero atraviesen una operación para competir en la rama correspondiente a la identidad de género autopercibida. Sin embargo, mantuvieron sus políticas biologicistas en referencia a la medición de la testosterona, donde las mujeres trans deben mantener sus niveles por debajo de los 10nmol/L durante todo el año previo a la competencia. Los expertos médicos, coinciden en que el hecho de que tomar hormonas femeninas inhibe las ventajas de fuerza o musculares que podría dar la testosterona.


La noticia recibió mucho repudio y acciones transodiantes en todas las redes sociales, partiendo del odio que reproducen las Iglesias y el Estado junto a los roles de género y la familia monogámica heterosexual, además del eterno debate de la ventaja física, cuando en el ámbito del deporte conviven personas con diferentes capacidades y la fuerza corporal es completamente independiente del género.


Por deportes sin distinción de género


Dentro del marco del régimen capitalista, el deporte no está exento de negociados y las personas travesti trans y no binaries son excluides y discriminades porque el deporte reproduce la cisnorma. Desde las clases de educación física en los primeros años educativos, las diversidades sexuales y de género se encuentran frente a una incomodidad, reproduciendo en las mismas clases un “separatismo” de géneros para realizar ciertas actividades físicas, debido a que no se aplica la ESI laica y científica, siendo esto una responsabilidad estatal. En este sentido, pongamos en pie un movimiento lgbt+ independiente que luche por el efectivo cumplimiento de la educación sexual laica y científica que contemple a las diversidades sexuales y de género, de la mano de una transformación social de raíz, encauzando la construcción de espacios de sociabilización y recreación sin la injerencia de las Iglesias y la norma binaria.