La marcha del Orgullo de este año se caracterizó por un fuerte copamiento del kirchnerismo y las empresas privadas, que realizaron un enorme despliegue de aparato. La Federación vació la movilización de todo contenido de lucha y buscó convertirla en una celebración de las políticas oficiales. Sin embargo, la puesta en escena no alcanzó para tapar que la asistencia fue visiblemente menor a otros años. Al momento del acto convocado por la comisión organizadora, la asistencia no superaba las 2 mil personas.

La convocatoria de la Federación y la CHA a apoyar a un gobierno que avanza en la militarización de los barrios con la Gendarmería y pone a Granados como ministro de Seguridad provincial fue repudiada por un amplio sector de la comunidad LGBTI.

La columna del Frente de Izquierda

La movilización contó con una novedad política en línea con el cuadro político más general: la presencia de una nutrida columna del Frente de Izquierda que levantó una tribuna de lucha con los reclamos y reivindicaciones más urgentes del movimiento LGBTI, y a los cuales la dirección les da la espalda. Nuestra agrupación repartió miles de volantes con una declaración que llamaba a luchar por un movimiento independiente del Estado, que fue recibido con mucha simpatía por cientos de activistas.

Nuestra intervención en la movilización abre una perspectiva que deberá ser desarrollada metódicamente, con vistas a organizar una corriente socialista al interior del movimiento LGBTI que luche por la transformación social, la única forma de erradicar toda forma de opresión. Ese es el camino para volver a poner en pie a nuestra comunidad.