La localidad misiones de Puerto Rico fue conmovida por la aparición, el 19 de enero, del cuerpo sin vida de un joven de 29 años, Federico Leandro Gómez. Por el momento todo indica que se trata de un suicidio. Algunos familiares aseguran que sufría acoso y persecución por parte de Testigos de Jehová, un culto al que había decidido dejar de formar parte. Allegadxs y activistas señalan que el acoso sufrido era debido a su orientación sexual.

Federico había sido expulsado de su hogar, por los miembros de su familia que formaban parte de esa organización religiosa. Luego de la muerte del joven un familiar publicó en Facebook, como prueba del acoso, una carta donde se lo citaba a una “audiencia judicial” para tratar el pecado de “conducta descarada”, ya que esta iglesia tiene su propio comité para juzgar las conductas pecaminosas.

Entre las creencias que forman parte de la idiosincrasia de los Testigos de Jehová está la consideración de que la sociedad “secular” está moralmente corrompida, por lo que sus miembros deben limitar sus interacciones sociales por fuera del culto, aislando a las crianzas de círculos sociales que puedan contenerlxs y ofrecerles otra mirada. Esto es parte de la violencia que atraviesan las diversidades en los distintos guetos religiosos que se forman como un mecanismo de control, cosa que se vio reflejada en la expulsión de su hogar.

Salud mental y statu quo

La tasa de suicidios en Argentina se ha triplicado en las últimas tres décadas, colocándose como la segunda causa de muerte entre la juventud. En gran medida, esto es una consecuencia de la falta de políticas públicas en salud mental, un sector de los más ninguneados de parte del Estado que apenas tiene asignado un 10% del ya pobre presupuesto de salud. A su vez, el modelo médico hegemónico reporta a los intereses de la industria farmacológica.

La responsabilidad del Estado lleva además la huella de los bloqueos a que se imparta educación sexual integral en todas las escuelas, en favor de una alianza con las iglesias para contar con un mecanismo de contención social en un cuadro de ajuste y de crecimiento de la pobreza. Todo ello refuerza la opresión que sufren las diversidades sexuales. Esto pretende ser encubierto por el gobierno Renovador con demagogia, apoyado en organizaciones cooptadas que celebran paseos de la diversidad en lugar de exigir presupuesto, programas, trabajo genuino, acceso a la salud y demás aspectos que podrían cambiar materialmente las condiciones de la vida del colectivo LGBTI.

Desde la Agrupación LGBTI 1969 y el Partido Obrero reclamamos que se investigue hasta las últimas consecuencias el acoso que sufría Federico Gómez. Exigimos la separación de las iglesias del Estado, la derogación del artículo 5 de la ley de ESI (26.150) y la formación de un consejo autónomo de mujeres y diversidades, con cargos electos y revocables y presupuesto estatal, para combatir la violencia.

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