El sábado 21 tuvo lugar en la ciudad de Mercedes un plenario para organizar la lucha por justicia para la joven Sofía Santillán, quien en diciembre de 2016 fuera víctima de un travesticidio en esta localidad.

Ante la inmovilidad de la causa luego de un año y siete meses y el abandono de las estructuras gubernamentales que se acercaron en la primera etapa, Fernanda (la madre de Sofía) viene impulsando una campaña por esclarecimiento, y en ese marco se puso en contacto con las compañeras del Plenario de Trabajadoras de Azul –quienes participaron del plenario junto con compañeras y compañeros del PDT, el Partido Obrero de Mercedes y Manuel Lafo (de la Agrupación LGTBI 1969).

El documento resuelto por el plenario señala que “Sofía Santillán ejercía la prostitución como la opción a la cual fue arrojada, en condiciones completamente precarias”, y que el crimen desnudaba “las relaciones de presión, amenazas y coimas que las fuerzas represivas [policía, gendarmería, etc.] ejercían sobre ella y sus compañeras”, en el marco de zonas liberadas para la explotación sexual, y definió en consecuencia como consigna que el “Estado es responsable”.

El plenario ratificó la demanda por un cupo laboral para la comunidad trans en Mercedes –por el cual en enero de 2017, la LGBTI 1969 y el PO realizaron un pedido de ordenanza que se encuentra cajoneado. El cupo busca revertir las condiciones de marginalidad y discriminación y garantizar el derecho al trabajo genuino en iguales condiciones, y plantea una lucha a fondo –dado su incumplimiento incluso a nivel nacional y en distintas provincias donde sí existen resoluciones.

Por unanimidad se votó una agenda de actividades, comenzando el 28 de julio con un mesazo simultáneo en Olavarría, Azul y Mercedes exigiendo justicia por Sofía –que se buscará nacionalizar, tomando los casos de transfemicidios y/o travesticidios más resonantes de cada lugar.

En este marco, el Plenario de Trabajadoras conversó con Fernanda:

Contanos un poco cómo era Sofía

F: Sofía no  tenía maldad para nada, era una chica alegre. Tuvo una vida complicada, pero era alegre, simpática. Le iban a dar un local para enseñar danza, porque ella iba a dejar el trabajo que ese que hacía. No le tendría que haber pasado lo que le pasó, porque no molestaba a nadie. Me la arrebataron, la mataron como si fuera un perro.

¿Hay una  responsabilidad del Estado en el caso de Sofía?

F: El caso está olvidado, el Estado me olvidó. Y acá está implicada la policía, por eso el caso no se mueve.

¿Qué le decís a la comunidad de chicas trans?

F: Que tienen que dejar el trabajo que están haciendo, que hay otras maneras de sobrevivir. Que dejen ese trabajo porque es muy peligroso. Las familias deben darles una mano, aunque muchas veces son las mismas familias las que las dejan de lado, porque les “mancharon el apellido”.

¿Vos creés que la implementación del cupo laboral ayudaría en esto?

F: Exactamente, porque también tienen derecho a trabajar. Porque al ser trans la sociedad  las mira como otra cosa, por eso a mí tampoco me dan bolilla en la justicia. Porque mataron a una trans, no mataron a una mujer. Es como si fuera una segunda escala. Todos te miran por sobre el hombro. Yo lo siento, lo sentí  así cuando fui a pedir ayuda a Municipalidad, me miraban como a un  bicho raro. Yo sé cómo se sienten ellas por no poder trabajar y lo único que pueden hacer es ejercer la prostitución porque no le dan un lugar: en Azul solamente hay dos chicas trans trabajando y en los peores lugares. En Mercedes no hay ninguna. Pero esas cosas tienen que cambiar.

¿Hay que animar a las compañeras trans a qué se organicen?

F: Sí, porque si ellas se juntan van a lograr más. Los derechos deben ser iguales para todos, porque son personas. La sociedad no te puede castigar porque tenés una hija trans.

¿Qué expectativas tenés de la lucha por justicia?

F: Yo tengo buenas expectativas, porque sé que con la ayuda de las compañeras de Mercedes y Azul la causa se va a empezar a mover.