Libertades democráticas
13/9/2007|1009
A un año de la desaparición de Julio López
Se profundiza el encubrimiento
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A pocas semanas del primer aniversario de la desaparición del compañero Jorge Julio López, la investigación y la causa judicial muestran un panorama cada vez más sombrío.
Los allanamientos realizados durante los últimos meses en el Penal de Marcos Paz, donde se encuentra detenido el asesino Etchecolatz junto a otros 40 represores. han puesto en evidencia que, más que un centro de reclusión, lo que allí funciona es un centro de operaciones de estos carcamanes genocidas, bajo la protección de los propios directores del Penal.
El fiscal de la causa, Sergio Franco, ha tenido que reconocer un funcionamiento interno dentro del penal con privilegios de características bochornosas, con líneas telefónicas internas para la banda de Etchecolatz sin ningún tipo de monitoreo ni registro, y libros de visitas fraguados. Entre el 10 y el 20 de septiembre de 2006 (López desapareció el 18 de septiembre) se realizaron siete llamados “internos” hechos desde estas líneas. Página/12 (18/7) transcribe casi textualmente una frase escalofriante del chofer de Etchecolatz al mismo fiscal: “Nos vamos a reagrupar y vamos a pasar al frente”.
Sin embargo, resulta más inquietante –y a la vez clarificadora– la confesión de parte del propio juez Arnaldo Corazza. Al alertar sobre la “sugerencia” del chofer de Etchecolatz al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, el juez obtuvo como respuesta un “…no hay otro lugar donde tenerlos presos… guardan jerarquías, se comunican entre ellos y tienen gente afuera, se consideran ‘prisioneros de guerra'…” (Idem).
Tanto Solá como Arslanián (particularmente después de la “baja” en el intento reeleccionista) venían amenazando con “prender el ventilador” con el caso López antes de irse de la gobernación en diciembre de este año. La amenaza de Solá no tenía más interpretación que hablar de las vinculaciones del actual aparato policial y represor en actividad (principalmente la Bonaerense y el Servicio Penitenciario Federal) con la desaparición de López.
Solá se ha llamado a silencio. Para Kirchner (y Cristina), Julio López ha dejado de ser “el compañero Julio López”. Favor con favor se paga: Felipe Solá está convencido de que será diputado en las listas kirchneristas (o hasta ministro provincial o nacional).
Lo único que queda cada vez más claro es que el aparato represivo de la dictadura sigue intacto y en actividad, con la cobertura del “Estado de derecho” y el encubrimiento de la camarilla kirchnerista.
El próximo 18 de septiembre las organizaciones independientes del gobierno encubridor impulsaremos una gran jornada de movilización de Congreso a Plaza de Mayo, y simultáneamente en la ciudad de La Plata, para exigir la “aparición con vida de Julio López” y para denunciar el encubrimiento de Kirchner y Solá.