Libertades democráticas
13/7/2000|673
Amia: Fojas cero
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Ni en el esclarecimiento del atentado a la Amia puede el gobierno aliancista superar al menemismo. Que incluso sigue la misma ruta lo prueba la sanción de la ley del arrepentido, que ha sido una exigencia constante de los yanquis. Esa ley permite institucionalizar las ‘confesiones’ de los espías políticos infiltrados por los servicios como instrumento de prueba ante la justicia. La CIA y el FBI no dan puntada sin hilo, pues se valen de su propia política de encubrimiento de un grave delito político, para reforzar el arsenal policial del Estado.
En la conmemoración del atentado, hace dos años, se cristalizó una importante consigna política cuando se afirmó desde la tribuna de Memoria Activa que “la conexión local es el Estado argentino”. Es necesario advertir ahora los límites de ese planteo, toda vez que el Estado argentino, incluso menos que cualquier otro, no está suspendido en el aire. Sólo es posible que Argentina encubra una ‘conexión local’ si sus amos del exterior quieren que ello ocurra. La conexión internacional del encubrimiento está sustentada por el imperialismo yanqui y su aliado sionista. Como lo dijimos desde el comienzo, en 1994, se trata de sostener a toda costa el acuerdo de paz firmado en Oslo, porque éste liquida ‘democráticamente’ la cuestión nacional palestina. Este gran objetivo sionista vale otro silenciamiento más de un crimen antisemita.
Esto explica la política que en forma consistente llevan adelante las conducciones de la Daia y la Amia, las dos instituciones principales de la comunidad judía. Aun luego de la desaparición de la escena del banquero menemista Beraja, sigue en pie la línea de defender lo investigado por Galeano y el pasaje al juicio oral, e incluso la ley del arrepentido. El caso sería cerrado con la condena de los ‘perejiles’ y la indemnización a los familiares de las víctimas. La ‘democracia’ se otorgaría de este modo su propio ‘punto final’ y un nuevo derecho al espionaje político.
Es necesario denunciar la ‘conexión internacional’, o sea al imperialismo mundial, y por lo tanto convocar al movimiento obrero y antiimperialista internacional a que tome la reivindicación del esclarecimiento del atentado como una parte de la lucha contra la política que el imperialismo impulsa mundialmente, y en especial contra la nueva contrainsurgencia en América Latina y el pisoteo definitivo a los derechos nacionales en Palestina.