Libertades democráticas
9/6/1988|229
Asesinato de activistas en Solano
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El día 5 de junio fueron encontrados asesinados dos jóvenes en Solano, Agustín Ramírez y Javier Sotelo, a un kilómetro de distancia aproximadamente uno del otro. Rápidamente se hizo trascender que se trataría de un “enfrentamiento entre patotas”, un “ajuste de cuentas” y cosas por el estilo.
Agustín era obrero de la fábrica Cristalux en tanto que Javier desempeñaba tareas en una empresa de pavimentación. Ambos militaban en las comunidades católicas de base, eran luchadores barriales y editaban una revista zonal.
Todo esto lo atestiguan las 500 personas que se movilizaron hasta Calzada acompañando sus restos.
La novia de de Javier, Mirta Cecilia Lagos, de 17 años, afirma haber estado “junto a Sotelo cuando escuchó un disparo y noto que dio muerte a su pareja” (El Sol, 7/6) Familiares y amigos de Agustín que éste “era perseguido desde el 13 de mayo cuando organizó una marcha de protesta por la represión policial contra un asentamiento marginal de los que él organizaba” (Crónica, 8/6).
Agustín había participado activamente en la toma de tierras de Rafael Calzada en febrero pasado, que fue reprimida.
En aquel momento, circuló la versión de que la dueña de los terrenos, habia pagado diez mil australes a antiguos miembros del aparato represivo.
Las balas que se encontraron en los cadáveres eran Iguales, de grueso calibre e idénticas a las que usan en la actualidad las fuerzas de seguridad. Está excluida la hipótesis de robo por cuanto que “ambas víctimas tenían en su poder relojes, dinero y documentos” (El Sol, 7/6).
Todas las evidencias apuntan en dirección de un fusilamiento.
Llamamos a luchar por la investigación y el castigo de los responsables.