Ataque derechista a docentes de La Cumbre por reflejar el genocidio


Docentes y alumnos de la escuela Alfredo Benitz de La Cumbre resolvieron conmemorar el día de la Memoria con una representación artística en la cual se escenificaba el fusilamiento de un militante popular por parte de un militar.


 


La representación fue realizada en la plaza principal del pueblo y contó con la presencia de las autoridades. Conocido el acto, comenzaron a aparecer distintas críticas contra el mismo. Se utilizaron, entre otros argumentos, que, al ser niños de primaria, eran incapaces de comprender los hechos y que se hería su sensibilidad.


 


En esa misma línea se sumó al ataque el juecismo que, a través de dos de sus legisladores,  presentó un pedido de informes sobre el acto. Los autores del proyecto dicen que hay que medir los actos escolares “como se hace con el cine”, con la vara del “apto para todo público” o “aptas para mayores de 13, 16 o 18 años”. Una verdadera impostura.


 


Rechazamos ese pedido de informes porque ataca la libertad de expresión y abonó el camino para las críticas a la propia conmemoración del día de la Memoria. Los juecistas hablan de no sancionar a los docentes, pero la publicación del informe habilitó un ataque rabioso de operadores políticos y mediáticos derechistas que, rápidos de reflejos, utilizaron el caso para cuestionar hasta la marcha por el 24 de marzo. ¿Estamos entonces ante un exabrupto? De ninguna manera.


 


El ataque a los docentes de La Cumbre es paralelo a otro hechos, como el del concejal de Carlos Paz que propuso para el día de la Memoria, “jugar” a la “búsqueda del tesoro esparciendo huesos” (de desaparecidos) por la ciudad (ver artículo en este sitio), o los ataques a la propia movilización del 24 de marzo (González Fraga, titular del Banco Nación, dijo que "están poniendo millones de dólares mal habidos, para pagar toda esta movilización con ruido en la calle").


 


Todo esto está inscripto en la revisión de los hechos de la dictadura, la valoración de los mismos como parte de una “guerra sucia” y otras falacias, con la pretensión de meter en la vida política del país nuevamente a las fuerzas armadas para proceder a una represión interna de los trabajadores que salen a enfrentar el ajuste. Una línea que defiende este gobierno y lo hizo también el anterior con el nombramiento del asesino Milani al frente del Ejército.


 


La  invocación a la “sensibilidad infantil” no está planteada, siquiera, con la intención de mostrar al genocidio desde un ángulo diferente, sino que se quiere distorsionar los hechos y taparlos bajo la alfombra.


 


En los actos escolares por la guerra de la independencia también hay relatos de “crueldades” y ninguno de los críticos del acto de La Cumbre se rasga por ello las vestiduras.


 


¿Alguno de estos críticos ha dicho que debería omitirse el aceite hirviendo que quemaba a los invasores ingleses y que los libros escolares relatan pormenorizadamente? No, no han dicho nada de eso.


 


O sea que se ataca la forma para atacar el contenido. Desde el Partido Obrero en el Frente de Izquierda, por el contrario, reconocemos el trabajo colectivo de docentes y estudiantes que, utilizando la cultura como canal, han expresado uno de los aspectos trágicos de lo que sucedió durante la dictadura que comenzó en 1976.