Bariloche: crece de la represión como política para contener la crisis social

Dos hechos aberrantes se dieron a conocer en los últimos días en la ciudad de Bariloche. El primero de ellos es la detención, arbitraria y violenta, sufrida por un grupo de jóvenes del barrio Villa los coihues, por parte de la policía de Río Negro, perteneciente a la comisaria n° 27 de Bariloche, ubicada en el barrio Melipal. Los jóvenes estuvieron detenidos por más de diez horas con la excusa de una supuesta “averiguación de antecedentes” que, vale remarcar, no existían. El otro hecho es el arribo de más de 70 efectivos policiales a la ciudad, entre ellos algunos pertenecen al grupo Coer, fuerza de choque del aparato represivo policial. La llegada de los efectivos se arregló entre el Ministerio de Seguridad y Justicia de la provincia en conjunto con la Jefatura de la Policía de Río Negro, con la excusa de “intensificar las tareas de prevención de contagios de Covid-19” en Bariloche, tanto en la zona céntrica como en los barrios. Sin embargo estas políticas represivas solo promueven un aumento en casos de hostigamiento y de gatillo fácil por parte de las fuerzas represivas. Hechos que tienen una larga data en Bariloche.

Sin ir más lejos, hace poco se cumplieron 10 años de la Masacre del Alto, donde fueron asesinados, en manos de la policía, Sergio, Nino y Diego. Recientemente se conoció que un grupo de los 70 policías, “que llegaban para reforzar el control de la cuarentena”, fueron sancionados y enviados de regreso a sus lugares de origen por violar la cuarentena para hacer una fiesta.

En este mismo contexto y en la línea de reforzar los aparatos represivos, se conoció también de la convocatoria del Ejército para incorporar nuevos soldados voluntarios en Río Negro y Neuquén.

La represión como política “preventiva”

Las políticas represivas van en aumento en todo el país. Desde el inicio de la cuarentena vienen ocurriendo una serie de casos de gatillo fácil y hechos de violencia ejercida por las fuerzas de seguridad a lo largo y ancho del territorio nacional. Desde el asesinato de Walter Nadal en Tucumán, la represión a las comunidades Qom en Chaco, hasta el hostigamiento a la comunidad Lof Winkul Mapu por parte de la policía rionegrina, ocurrida en mayo en Bariloche, ya son 60 los casos de gatillo fácil. Estas son solo algunas de las muestras de la política “preventiva” que adoptaron los distintos gobiernos provinciales.

En una reciente cumbre entre Berni y Frederic, ambos funcionarios coincidieron en que deberían darle más “eficiencia” a las fuerzas de seguridad y desplegar a las fuerzas federales. Ninguna mención hubo por parte de ellos del caso de Facundo Astudillo Castro, desaparecido desde hace 3 meses, luego de que la policía bonaerense lo detuviera.

Tomar estos hechos de forma aislada es un error. Esta es la política electa por los Berni, los Rossi, los Capitanich, y, en Río Negro, por el recientemente ratificado en su puesto, Perez Estevan, por la gobernadora rionegrina Arabela Carreras, para contener las posibles rebeliones ante la política ajustadora de Alberto Fernández y los gobernadores.

Bariloche y la crisis social

En la ciudad de Bariloche se vienen manifestando una serie de reclamos por parte de diferentes sectores laborales. Los trabajadores, en general, que han irrumpido en este escenario de aguda crisis, han dejado en evidencia la hostilidad por parte del Estado, tanto municipal como provincial y nacional, además de la complicidad de la burocracia sindical. Se han venido organizando en asambleas autoconvocadas, como es el caso de los trabajadores del transporte público. Por otro lado, los trabajadores fotógrafos, trabajadores del casino, trabajadores de la prensa, de la alimentación, también están realizando diferentes manifestaciones, entre otros. Y los trabajadores temporarios gastronómicos, que no han percibido aún ningún ingreso, ni de la patronal ni del Estado, correspondiente a la temporada de este año.

No cabe duda que el reforzamiento del aparato represivo responde a las distintas luchas que llevan adelante los trabajadores en la ciudad, que ante la falta de vivienda y de poder contar con un ingreso para costear la canasta básica han colocado sobre la mesa un pliego de reivindicaciones.

Hoy más que nunca debemos repudiar la represión que vienen sufriendo los trabajadores, las familias en los barrios y la juventud. Es necesaria reforzar la organización de la lucha contra la represión y por el pedido de justicia por cada uno de los casos de gatillo fácil y desapariciones por parte de las fuerzas represivas que son solo un instrumento del Estado para hacernos pagar la crisis a los trabajadores. Exigimos la aparición con vida de Facundo Castro, reclamamos ¡fuera Berni!, como así también la renuncia de Gastón Pérez Estevan, ministro de Seguridad y Justicia de Río Negro. Y el desmantelamiento del aparato represivo.