Berni defiende el gatillo fácil de la Bonaerense

Nueva víctima de la violencia policial en la provincia de Buenos Aires.

Imagen: NA

Sergio Berni salió de inmediato a justificar la conducta criminal de los efectivos de la Bonaerense que balearon a un joven rugbier de 19 años en las inmediaciones del country donde vive con su familia. La víctima, mal herida en el brazo derecho y ambas piernas, fue tiroteada por la policía mientras manejaba su camioneta y después de que un patrullero sin luces ni balizas lo embistiera y persiguiera varias cuadras. Lautaro Tomás Krager está internado y debe ser operado mientras que dos de los policías de la provincia de Buenos Aires que dispararon a quemarropa sobre la camioneta están “imputados” por lesiones en una investigación a cargo de la Policía Federal. El “fuero” del que gozan anticipa garantías de impunidad más allá de los cruces entre Aníbal Fernández y el ministro de “Seguridad” de Kicillof, quien se ha declarado fuera del Frente de Todos.

Que se trató de un ostensible caso de gatillo fácil se desprende del violento operativo. Los policías que balearon a Lautaro declararon sentirse “intimidados” por el conductor de la camioneta a pesar de haberla chocado varias veces hasta empujarla de costado y hacerla caer en una zanja. Mientras esto sucedía, otros móviles de la Bonaerense se sumaron a la persecución del rugbier que volvía a su casa después de festejar el triunfo de su equipo.

Las declaraciones de Berni, que una vez más sostuvo en que la Bonaerense “actuó bien”, cuando está más que claro que se trata de otro caso  de violencia policial en la provincia, van más allá de su cerrada defensa corporativa de la maldita policía como institución. En boca de Sergi Berni, su reivindicación de la mano dura y del gatillo fácil es un llamado a la impunidad que lo emparenta con Patricia Bullrich y es otro centro a Milei -después de que este pidiera la libre portación de armas- y a Espert que pide meter balas a la delincuencia. Ni siquiera la balacera brutal contra el joven de Moreno motivó por ahora un pronunciamiento de Kicillof, que, en línea con Berni, promete “jerarquizar” a la Bonaerense. Mucho menos dio lugar a un  pedido de renuncia de su ministro estrella y protegido político.

El rescate del gatillo fácil se produce también a horas de que uno de nueve candidatos a gobernador de la provincia de Buenos Aires por Juntos por el Cambio, el larretista Santilli, reclamara desplazar 15.000 efectivos de la Bonaerense a los puntos “calientes” del territorio y el entrenamiento de la policía por los servicios de inteligencia del Estado sionista de Israel. La defensa de Berni  equivale a una complicidad directa con esta acción criminal de la Bonaerense: el reforzamiento del aparato represivo es una amenaza de vida para toda la juventud.

El repudio a este operativo de impunidad tiene que servir para retomar la campaña por el Fuera Berni y el desmantelamiento de la podrida cúpula e institución policial de la provincia, incluida la apertura de los libros de actas de las comisarías y la elección popular de los jueces. Una gran campaña para que despliegue la juventud estudiantil y trabajadora, que es la primera agredida por la policía y el derechista ministro encargado de la “seguridad” ciudadana. Está por verse qué hacía el patrullero de la Bonaerense en las inmediaciones del country con las luces apagadas. El silencio de las direcciones sindicales y estudiantiles kirchneristas frente a esta nueva provocación de Berni es un aval a la podrida Bonaerense y un salvoconducto de impunidad para Kicillof y la gobernación “amiga”.