El juicio por el asesinato de Cabezas se ha transformado en una parodia completa. Con la complicidad de los jueces, la sala del tribunal oral ha sido “víctima de la súbita epidemia de amnesia” en la mayoría de los testigos (La Nación, 11/1). El “desestimiento de testigos se está convirtiendo en un verdadero récord para la justicia (…) en las últimas 10 jornadas superó siempre el 70 por ciento” (Clarín, 8/1).

Existe el compromiso de anunciar el fallo para el tercer aniversario del asesinato, poniéndole el broche final al “acuerdo subterráneo entre el duhaldismo y el yabranismo (…) A cambio de que no se despedace a Eduardo Duhalde por su notoria desviación de la investigación, los duhaldistas aceptarían que Gregorio Ríos fuera absuelto”, culpando exclusivamente a Prellezo y la ‘bandita’ de Los Hornos (Página 12, 9/1).

“Los acuerdos extrajudiciales y los manejos políticos” han teñido todos los testimonios (ídem). El objetivo: que no se investigue “la gigantesca organización policial que controlaba (¡y lo sigue haciendo!, PO) buena parte del delito -robos, tráfico de drogas, piratas del asfalto, arreglo con los delincuentes y muchos otros- tanto en Pinamar, como en el resto de la provincia” (ídem, 7/1).

Ya dijimos, se pretende absolver a las ‘instituciones’ y a sus ‘jefes’. La Utpba y demás organizaciones de periodistas, populares y de derechos humanos tienen el deber de repudiar esta parodia.